En Rosario, pasado y presente confluyeron como nunca durante la movilización del Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia. A las referencias al terrorismo de Estado y el reclamo a la Justicia de una mayor celeridad en el trámite de las causas contra los ejecutores de los crímenes de lesa humanidad y sus cómplices civiles, se sumaron esta vez críticas unánimes –y contundentes– al gobierno nacional de Mauricio Macri por sus medidas económicas y por lo que se calificó como intentos de revertir los avances en materia de derechos humanos por parte de Cambiemos. De hecho, el único distintivo partidario que ayer brilló por su ausencia en las calles de la ciudad fue el del PRO.
Sin precisiones de concurrentes, sí hubo coincidencia en que, incluso, participó más gente que el año pasado, cuando se cumplieron 40 años del golpe de Estado de 1976. Entre 15 y 20 cuadras ocuparon las columnas de manifestantes, que tardaron una hora y media en completar su ingreso al Monumento a la Bandera, meta de un recorrido que comenzó en plaza San Martín pasadas las 17 y pasó por los Tribunales Federales para luego dirigirse por calle San Luis y luego por Buenos Aires hasta el Patio Cívico, donde el acto oficial se inició luego de las 21. Desde la organización del acto, estimaron una marea de entre 40 y 50 mil rosarinos en la marcha.
Más que otros años, ayer se hizo hincapié en el vínculo entre la represión de la última dictadura y la implementación de un plan económico que los oradores, el documento oficial y los textos de las adhesiones leídas en el escenario del Monumento emparentaron con las medidas de la actual gestión nacional. En consonancia, sobresalieron entre la asistencia las columnas de los gremios de la ciudad y del cordón industrial, que adquirieron durante los últimos meses una obligada gimnasia de movilización ante la pérdida de puestos laborales y las dificultades para recuperar salarios comidos por la inflación en las negociaciones paritarias.
Junto a los sindicatos, las agrupaciones estudiantiles, de artistas, la música de varias batucadas y hasta las parcialidades futbolísticas aportaron colores a la marcha. Como otros años, también, se homenajeó a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Pero además se recordaron las muertes violentas en la provincia durante el diciembre trágico de 2001 –gobernación de Carlos Reutemann–, en la figura principal de Claudio Pocho Lepratti. Otro de los nombres que ocupó varias de las intervenciones fue el de la dirigente social jujeña Milagro Sala, detenida en la provincia que gobierna Gerardo Morales.
Un golazo por la verdad y la justicia de Canallas y Leprosos
En el Monumento a la Bandera, los aplausos cada vez que se mencionaban las adhesiones de los clubes de fútbol o agrupaciones que se encuadran tanto en la parcialidad de Arroyito como en la del Parque Independencia casi duplicaban en sonoridad al cosechado por las de agrupaciones políticas y sociales.
Como ocurrió en movilizaciones anteriores, el deporte se hizo presente. Numerosos clubes de barrio se sumaron a la multitud o bien enviaron sus mensajes para ser leídos desde el palco. Pero los que sobresalieron en participación fueron los que asistieron como simpatizantes de las dos mayores escuadras del fútbol profesional. Tanto que, los organizadores, las incluyeron en el sorteo de los lugares asignados a todas las agrupaciones en la concentración inicial en plaza San Martín: “grupos NOB” y “grupos RC”.
El azul amarillo, rojo y negro inscripto en pancartas y remeras aportó también al colorido de la jornada. Transcurrió sin incidentes aunque con leyendas de picardías hacia los clásicos rivales que desentonaron.