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La maternidad asoma como el principal factor de discriminación laboral

Por: Florencia Lendoiro
Marcó del Pont, en el BCRA, es un nuevo espacio que gana la mujer en el poder.
Marcó del Pont, en el BCRA, es un nuevo espacio que gana la mujer en el poder.

La llegada de una mujer por primera vez a la presidencia del Banco Central es, aunque no determinante, una muestra del avance que el género consiguió en la Argentina en los últimos años. Mujeres destacadas en ministerios, Nilda Garré en Defensa o Alicia Kirchner en Desarrollo Social, y por supuesto Cristina de Kirchner en la Presidencia de la Nación, son otros. Sin embargo, en materia laboral privada, la presencia femenina continúa generando discriminación por diferentes razones. Aun cuando estudios demuestran que se achica considerablemente la brecha entre los salarios de hombres y mujeres, situaciones como la maternidad muestran todavía que el género femenino no es considerado igualitario al masculino.

Un principio progresista es la consideración de que la maternidad es un hecho social y no individual de la mujer. Quienes tienen un hijo, no sólo traen al mundo un pariente sino a un futuro presidente, ingeniero, maestro o médico. Todos con un potencial rol en la sociedad. Algunos países avanzados lo entendieron, e instrumentaron políticas tendientes a morigerar las dificultades que las mujeres enfrentan cuando, teniendo hijos, aspiran a avanzar en su carrera laboral.

El economista Jorge Colina, del centro de estudios Idesa, comentó que un artículo reciente de la revista inglesa The Economist alerta sobre la “revolución silenciosa” que se viene produciendo en los mercados de trabajo de los países desarrollados en los últimos 50 años.

“Los casos más notables son EE.UU. y los países nórdicos, donde las mujeres están a un paso de constituir la mitad de la fuerza laboral”, dijo. Aun así, “llama la atención que persistan diferencias notables en términos de calidad de los empleos. En general, se sigue observando que las mujeres reciben remuneraciones más bajas y que las posiciones de mayor responsabilidad tienden a ser ocupadas por los varones”.

Una investigación de Idesa muestra un dato importante: las diferencias de salarios entre varones y mujeres sin hijos tienden a desaparecer, mientras que son las mujeres con hijos las que enfrentan las situaciones más desventajosas. “Esto sugiere que las diferencias de calidad en la inserción laboral no se deberían tanto a cuestiones culturales de discriminación por sexo, sino a los conflictos que se plantean entre desarrollar una carrera laboral y las responsabilidades que asumen las mujeres cuando tienen hijos”, considera.

Los datos que recogió Idesa en la Argentina son reveladores. Según la Encuesta Permanente de Hogares del Indec, todavía sólo el 40 por ciento de los puestos de trabajo son ocupados por mujeres. La misma fuente señala que al primer semestre del 2009, la remuneración promedio por trabajador era de 1.700 pesos. Pero en éste, como en otros casos, el promedio esconde realidades significativas.

La remuneración promedio de bolsillo de los ocupados varones era de 1.910 pesos. Entre las ocupadas mujeres sin hijos la remuneración promedio era de 1.660 pesos. Pero entre las ocupadas mujeres con hijos, en cambio, era de apenas 1.352 pesos.

“Esto estaría indicando que en la Argentina, aunque todavía persistan diferencias ligadas a la discriminación por sexo, la maternidad tiene una incidencia muy importante como obstáculo para la inserción y desarrollo laboral de las mujeres”, concluye.

Las responsabilidades que impone la maternidad, entonces, hacen que las mujeres con hijos compitan en inferioridad de condiciones no sólo con los hombres sino también con las mujeres sin hijos en el mercado laboral.

¿Qué se hace en países que ya identificaron la discriminación e intentan combatirla? Según Idesa, la idea central es socializar el costo de la maternidad. Así, se promueven sistemas de guarderías de tiempo completo y alta calidad, educación de doble jornada, flexibilidad de la jornada laboral, facilidad para el trabajo “part-time”, trabajo vía internet desde el hogar, redefinición de las reglas previsionales compensando la falta de aportes causadas por la maternidad, entre otras medidas.

En cambio, y con el argumento de ayuda a la mujer “la Argentina va en el sentido contrario limitándose sólo a promover intervenciones de discriminación positiva”, aseguran los responsables del informe.

Algunas de las que se encontraron son: a través de las moratorias previsionales se otorgan jubilaciones a mujeres que nunca trabajaron, discriminando a las que sí lo hacen. En la política asistencial, se ha comprometido una enorme masa de recursos para financiar la asignación por hijo mientras no se consideraron mejoras en servicios de calidad en materia de escuelas, salud y accesos.

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