Tras atacar a la mujer, de 38 años y reconocida peluquera, en el interior de la vivienda que compartían, el femicida también se disparó en la sien y falleció en las primeras horas de este sábado. Hacía unos días que la víctima le había dicho que se separaría y que se fuera de la casa, dijeron los pesquisas.
Un hombre de 40 años asesinó este viernes a su pareja de un tiro en la cabeza y luego se disparó en la localidad bonaerense de Zárate. Hacía poco tiempo que la víctima le había dicho que quería separarse. El femicida agonizó hasta las primeras de este sábado cuando los médicos del hospital zonal General de Agudos Virgen del Carmen de Zárate informaron que había fallecido a causa de la gravedad de la herida que tenía en la sien derecha, con entrada y salida de la bala.
Según dijo a la agencia de noticias Télam una fuente judicial, los investigadores esperaban, para cerrar el caso, el resultado de la autopsia así como los peritajes efectuados en el lugar del femicidio y en el arma utilizada por el atacante. También fueron enviadas a analizar las últimas comunicaciones que mantuvo la pareja a través de sus teléfonos celulares.
Para los pesquisas, lo claro es que se trató de un femicidio seguido de suicidio, ya que la víctima, identificada como Betina Silvana Mancini, de 38 años, le había planteado al femicida Gabriel Alejandro Ortigoza, de 40, que se quería separar y éste le manifestó que no soportaba esa situación.
El femicidio fue descubierto este viernes por la hija, de 16 años, del matrimonio cuando llegó a su casa, ubicada en Pacheco al 1800, de Zárate, y halló a sus padres baleados en una habitación. Al llegar los uniformados de la comisaría 1ª, encontraron a ambos tirados en el piso con heridas a la altura de la sien pero con signos vitales. Había una pistola entremedio de ellos. Ambos fueron trasladados de inmediato al hospital de Zárate pero a las 17.40 la mujer murió a raíz del disparo recibido.
Fuentes policiales informaron que Betina, quien era peluquera muy querida por los vecinos, tenía un orificio de entrada a la altura de la sien, sin orificio de salida, al igual que su marido.
Por su parte, el femicida, el cual trabajaba en una cabina de peaje, sobrevivió hasta este sábado a la 1.40 cuando los médicos informaron que había fallecido. En la vivienda, personal de la Policía Científica secuestró una pistola calibre .32 Selmi, con un cargador colocado con cuatro cartuchos intactos, otro alojado en la recámara y dos vainas servidas.
De acuerdo a las fuentes, en la casa no había desorden y la única que ingresó a la misma fue la hija del matrimonio –quien aclaró que la puerta de calle se encontraba cerrada con llave–, por lo que se descartó que el hecho se hubiera tratado de un robo.
Posteriormente, en el auto de Ortigoza fue encontrada una carta escrita a mano, al parecer dirigida a sus hijos, que decía: «Yo sé que nunca van a perdonarme, pero quiero que ustedes digan todo, como eran las cosas. Siempre los voy a amar».
Voceros policiales informaron que la pareja tenía además otro hijo, de 15 años, y que el posible detonante del femicidio fue que la víctima le había dicho que se iba a divorciar a su marido y que se fuera de la casa familiar.
Intervino en la investigación el fiscal Alberto Gutiérrez, a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 7 del Departamento Judicial de Zárate-Campana, que caratuló la causa como homicidio seguido de suicidio.