“Papá mató a mamá”. La frase la dijo el hijo menor de un matrimonio la madrugada del 21 de julio de 2021 luego de presenciar una discusión dentro del dormitorio de sus progenitores, en la localidad santafesina de Hughes. Momentos después, Gastón Ceferino Antonio Barberis, de 50 años, llegaba exaltado a la comisaría 1ª de Melincué para confesar el crimen. En el asiento trasero de su auto yacía una escopeta de acción simple de dos tiros que recargó al menos una vez para matar a María Fernanda Véscovo, de 48, ya que gatilló el arma cuatro veces. Este martes, el femicida fue condenado a prisión perpetua.
La pena fue alcanzada en un juicio abreviado homologado por los jueces Aldo Baravalle, Leandro Martín y Lorena Garini en los tribunales de Melincué. La figura penal fue homicidio doblemente calificado por el vínculo y por haber sido cometido por un hombre en contra de una mujer mediando violencia de género. Además anotaron el delito de tenencia indebida de arma de fuego de uso civil.
La condena fue aceptada por el femicida confeso, hoy de 52 años, y su defensa; además de los familiares directos de María Fernanda que expresaron su conformidad ante la máxima pena a prisión que existe en la Argentina.
La investigación estuvo a cargo del fiscal Julián Cochero que pese a la confesión del acusado debió demostrar en la pesquisa que Barberis “actuó con la intención de quitarle la vida a Véscovo”. Según la reconstrucción, el crimen fue perpetrado alrededor de las 3.30 del 21 de julio de 2021 dentro de una vivienda de Laprida al 600 de Hughes, localidad ubicada en el departamento de General López.
El fiscal Cochero relató que tras discutir con su pareja, Barberis le disparó con una escopeta de doble caño calibre 16 a su pareja que recibió dos impactos en la cabeza que causaron su muerte. Agregó que utilizó una escopeta de acción simple de dos tiros y que más tarde “se constató que el hombre disparó cuatro veces, por lo que recargó el arma durante el ataque”.
En relación a la agresión, el fiscal dijo que se enmarcó en un claro contexto de violencia de género que Barberis ejercía en perjuicio de su pareja.
Una vez concretado el femicidio, Barberis se entregó a la Policía. Según el fiscal, “inmediatamente después” de cometer el homicidio el hombre se subió a su Chevrolet Meriva y condujo hasta la comisaría 1ª de Melincué, a donde llegó cerca de las cuatro.
Allí se presentó de manera voluntaria, exaltado y confesó que había matado a María Fernanda. Los agentes lo detuvieron, dieron aviso a la Fiscalía y revisaron su vehículo donde secuestraron la escopeta homicida.
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