En los últimos cinco años la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la UNR recibió 22 denuncias por maltrato verbal y psicológico. También, aunque en menos casos, por acoso o violencia física. Tres de cada cuatro denunciados fueron estudiantes. En algunos casos, fueron varias veces.
Las denuncias son trabajadas a través del protocolo de género de la Facultad, el primero en la UNR, que luego fue implementado en Derecho y de Humanidades. Más tarde sirvió como base para la aprobación en 2018 de un protocolo unificado de la UNR.
“Fue una herramienta pionera. No teníamos puntos de referencia, pero teníamos que ofrecer alguna respuesta institucional. Aprendimos con errores y aciertos. Fue un proceso colectivo que nos permitió construir una idea de comunidad”, dijo a El Ciudadano la secretaria de género y sexualidades, Noelia Figueroa.
Contarlo
Siete años antes del protocolo una estudiante de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales pidió ayuda a las profesionales del núcleo de género porque un docente la acosó reiteradas veces. Quienes trabajaban ahí no supieron cómo responder desde la institución y pensaron en la necesidad de una herramienta específica. Hablaron con la Secretaría de Derechos Humanos provincial y del Programa de Género y Sexualidades de la Facultad de Derecho y esbozaron el boceto de lo que sería el primer protocolo de género para atender situaciones de violencias dentro de la facultad.
Desde 2014 la Secretaria de Género de la Facultad que está en la Siberia recibió 22 denuncias. La mayoría fueron de estudiantes mujeres que habían sido insultadas, agredidas o acosadas por compañeros varones. Sólo un 13,6 por ciento de las denuncias fueron contra docentes y un 9,1 por ciento contra los trabajadores no docentes. “Nos cuesta trabajar el protocolo con ellos. Es parte de los desafíos que tenemos. Los profesionales muestran cierta resistencia a identificarse padeciendo violencia”, señaló Figueroa.
Las medidas más frecuentes que aplican tienen que ver con evitar el contacto entre quien denuncia y quien es denunciado. Para eso, los denunciados firman un acta donde se comprometen a no circular por determinados espacios o en ciertos horarios. Los casos más graves son elevados a rectorado de la UNR, donde le inician sumarios en asesoría jurídica.
“Hablar de género es hablar de relaciones de poder y de cómo vincularnos en la vida cotidiana. Buscamos que sea transversal y consensuado para avanzar. Estamos en contacto permanente con las compañeras de otras facultades y universidades del país”, agregó Figueroa.
Cómo funciona
El procedimiento está basado en leyes y declaraciones nacionales e internacionales. Brindan asesoramiento legal gratuito, garantizando la privacidad y confidencialidad de quienes denuncian. El espacio da contención mediante el acompañamiento y la escucha. Fue pensando para abordar las situaciones de forma integral y construir políticas reparatorias desde la institución hacia quien denuncia. El objetivo no sólo es terminar con las violencias, sino transformar los vínculos donde se produjeron.
Otras acciones
En paralelo, el espacio de atención inició en 2017 el Programa de Promotoras contra la Violencia de Género. A partir de un ciclo de formación capacitaron a mujeres de la Facultad para que difundan el procedimiento. Intervinieron en los cursillos de ingreso, talleres y en el diseño de políticas de prevención junto con otros espacios. La idea es repetir el ciclo de formación y ampliarlo hacia las demás escuelas de la Siberia, coordinando con los procedimientos de atención de las facultades de Psicología y Arquitectura.
También realizaron la campaña “No Te Calles”, que buscó sensibilizar en torno a las violencias en la comunidad educativa. Incluyó la construcción de la Plaza Vivas Nos Queremos y del mural bautizado “Facultad libre de violencia sexista”.
De abajo hacia arriba
En junio de 2018 el Consejo Superior de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) aprobó por unanimidad un protocolo y un plan de acción para atender y visibilizar situaciones de violencia de género en las doce las facultades, los tres institutos y todas las dependencias de la casa de estudios. La discusión había ganado fuerza después de una serie de escraches que hicieron alumnas a docentes de las facultades de Ciencias Médicas y Arquitectura a través del hashtag #Cuéntalo. Habían denunciado situaciones de acoso y abuso de poder con carteles en los pasillos de las facultades y a través de las redes sociales. Llegaron a los medios de comunicación y encontraron respuesta en el trabajo del Área de Género del gremio docente, que en mayo de 2017 había presentado un proyecto casi idéntico al aprobado. La propuesta gremial respondía a la necesidad de que la UNR se ponga a la par de más de 30 universidades del país que ya aplicaban protocolos.