Los medios dan a conocer que los tratamientos de la medicina convencional son eficaces y que hay excelentes resultados en cuanto a estadísticas y evaluaciones.
Pero también se está prestando suma atención al cuidado interno del paciente, su educación, sus temores ocultos y su disposición a ponerse del lado de la salud y no de la enfermedad.
Estudios recientes en Argentina indican que se han incluido a hospitales públicos en los sistemas de medicinas alternativas y complementarias, tanto para niños como adultos, los tratamientos orientados a la homeopatía, acupuntura, reiki, digitopuntura, reflexología, medicina naturista, medicina china y medicina ayurveda, entre otros.
Los pediatras no suelen estar familiarizados con las medicinas alternativas o complementarias dado que tales prácticas todavía no están incluidas en la currícula de muchas facultades de Medicina. Desde hace poco tiempo, algunas universidades de Estados Unidos y de la Argentina han comenzado a considerarlas en sus programas. La actitud del médico con relación a la pesquisa de uso de medicina alternativa o complementaria por parte de sus pacientes depende de múltiples factores, entre otros, su experiencia personal. Los estudios realizados fueron aprobados por el Comité de Ética de Protocolos de Investigación del Hospital Italiano de Buenos Aires.
La medicina alternativa educa cómo manejar el dolor, superar el desánimo, sobreponerse a temores y creencias, así como vencer el temor a la muerte. Y, lo más importante, cómo aceptar la idea de que la salud es un estado inherente a la persona.
Un factor esencial en la curación es ponerse del lado de la vida. Si el paciente desea vivir puede demostrarlo en su bienestar corporal, mental y emocional.
Estos aspectos coinciden plenamente con las enseñanzas cristianas, no dejando sumergida a la persona en la desesperanza, falta de confianza, desaliento o escepticismo, elementos que no ayudan a recuperar las fuerzas y tampoco a restablecer las funciones normales de cualquier órgano.
Hay cada vez más estudios que prueban que el cuerpo es gobernado por la mente y responde a las indicaciones de ella.
Esa mente podemos llamarla dios, divinidad, gran arquitecto, energía o universo espiritual, pero como sea que la denominemos, siempre estará a favor de la salud y el bienestar completo.
La actitud del paciente de ponerse del lado de la salud y no de la enfermedad es un paso esencial para lograr los buenos resultados que se esperan.
¿Qué es lo que opera realmente? Muchos ejemplos demuestran que es un cambio de pensamiento del paciente, un cambio de perspectiva de su vida y estar dispuesto a abrirse a otras alternativas. Esto es lo que más se necesita en el campo de la curación. Cuando uno logra demostrarlo, abre la puerta a una nueva concepción de lo que significa realmente estar sano.