Según el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, el Gobierno está «comprometido» con bajar la inflación porque es «el impuesto más regresivo que se conoce», y afirmó que el objetivo es que el presidente Mauricio Macri termine su mandato en 2019 con una tasa de inflación anual del «5 por ciento».
«Hemos definido como meta el tener una inflación del 5 por ciento a partir de 2019. Hoy estarán más o menos convencidos de que podemos alcanzar ese objetivo, pero sepan que ese es nuestro objetivo «, subrayó el titular del BCRA en su disertación en el Congreso anual del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF).
«Quizás hoy, cuando están por conocerse las cifras de inflación de abril, este número luce fantasioso. Pero alcanza con mirar a los países del mundo, incluso nuestros vecinos más cercanos que tuvieron su cuota de crisis financieras e inflación crónica en el pasado, ahora con una inflación en torno al 4 por ciento anual o menos. Si ellos pudieron, no veo porque nosotros no», agregó Sturzenegger.
Respecto al escenario planteado en torno al dólar futuro, indicó que «esa carga va quedando en el pasado, ya que el Central hoy tiene tan sólo un 25 por ciento de los pasivos originales recibidos».
«Hemos recuperado la libertad para dialogar, disentir, y opinar. Hemos recuperado la libertad para trabajar, porque quitamos del medio al cepo, al default, y otras trabas inútiles, por lo tanto podemos dejar el pasado en el pasado, y poner la atención en el futuro», subrayó el funcionario.
Para Sturzenegger «el objetivo primario central de la institución es lograr que Argentina viva con una tasa de inflación baja y estable, lo que permitirá que nos ocupemos del desarrollo del sector financiero y el crecimiento con equidad social».
«La política monetaria tiene que acomodarse al objetivo de bajar la inflación al 5 por ciento y la mejor manera de converger a ese equilibrio con menor inflación es que la expectativas internalicen que hacia allá vamos».
En este sentido, se mostró convencido de transitar el camino de «elegir la tasa de interés de la política monetaria y el tipo de cambio flotante, un esquema común en muchos países del mundo que adoptaron un régimen de metas de inflación, que aún no se ha experimentado en Argentina».
«El tipo de cambio flotante actúa como un estabilizador automático del empleo y de la actividad económica, facilitando el ajuste de los precios relativos entre biene transables y no transables ante la existencia de shocks externos, comerciales o financiero», explicó Sturzenegger.
La estrategia de «usar el tipo de cambio como ancla de sistema siempre fue un arma de doble filo, que tarde o temprano se convertía en una trampa que no le permitía a la economía acomodarse a los shocks externos».
«En el Banco Central visualizamos la tarea emprendida como una construcción institucional. No tan sólo la tarea de llevar la inflación a ese objetivo buscado del 5 por ciento, sino de construir una macro más estable y flexible que permita en el futuro sortear las vicisitudes que toda economía abierta y pequeña debe enfrentar», indicó.
A su juicio, se ha «contrarrestado a la emisión descontrolada de fin del 2015 a punto tal que la cantidad de dinero terminó promediando en abril un 9,5% por debajo del valor al momento de asumir en diciembre, en consecuencia hoy la cantidad de dinero en la economía es menor que hace 5 meses».
«Las expectativas de los consultores económicos se encuentran bien ancladas y anticipan una fuerte caída en la tasa de inflación en la segunda mitad del año y nuestro objetivo para este año es reducir esas expectativa que hoy se ubican en el 1,5% mensual a partir de septiembre acercando la inflación nacional de este año lo más cercano posible al 25% y reduciendo las expectativas inflacionarias del año que viene, hoy algo por debajo del 20% para ubicarlas en la franja deseada de entre 12 y 17 %», subrayó.