Aimé, quien este domingo cumpliría 77 años, nació mapuche-tehuelche bajo el nombre de Olga Elisa Painé pero fue arrancada de su tierra patagónica, creció entre monjas y discriminada por su origen. En su adultez buscó a su familia y en plena dictadura se transformó en cantora, cambió su nombre, se reconoció en sus raíces e inició un camino de búsqueda y denuncia en la sabiduría de su pueblo, convirtiéndose en la primera voz femenina mapuche que en lengua mapudungun resonó en el mundo mostrando la cosmovisión de ese pueblo.Painé falleció en Asunción del Paraguay, en septiembre de 1987 y con apenas 44 años, y su camino es ficcionado biográficamente para esta miniserie donde también participan Juan Palomino, Marité Berbel y Loren Acuña y que desde este domingo estará disponible en la plataforma pública y gratuita Cont.ar.
Para encarnar a semejante figura, Rovera confiesa que «la limitación estaba puesta en quién personificaría a Aimé y poder lograr que la actriz tenga esa templanza; pero llegó La Charo, que brilla y hace brillar a todes, y el proceso fue bello y mágico».
Por su parte, la intérprete y compositora, que es fundadora del dúo Tonolec además de desplegar su camino en solitario con los discos La Charo y Legado, apuntó que se sintió «muy identificada con este personaje, con una artista que ha sabido en su tiempo y espacio resaltar su sangre originaria y difundirla a través de su canto, de su voz».
«Encarnar a Aimé significó para mí adentrarme en el universo de las lenguas originarias, aprender el repertorio que ella difundía y reafirmar mi camino elegido como artista y actriz», se explayó Bogarín.
Respecto de qué aspectos centrales de la vida de Aimé le parecieron necesarios plasmar en la miniserie, Rovera evaluó: «Fundamentalmente su fortaleza y su autenticidad. En tiempos siniestros de nuestro país, animarse a reconstruirse me pareció central a pesar de su dolorosa infancia. Como abrazo a su cultura desarmada y también abandonada. Fue una mujer elevada, espiritual y transgresora».
A su tiempo, Charo Bogarín dio su parecer acerca de cómo siente que dialoga el hecho de ser artista, mujer y originaria con la actualidad. «Hace casi dos décadas cambió la mirada sobre nuestras comunidades, la percepción sobre el tener sangre nativa y esto que pasó a nivel de conciencia social se puso en sintonía con políticas de Estado que empezaron a visibilizar a los pueblos originarios desde lo que tienen y no desde lo que les falta; como actores culturales, sociales y políticos con fuerte presencia en el territorio argentino y no como meras piezas de museo, o material de estudio. Ser mujer originaria para mí y llevar sangre guaraní en mis venas, es una hermosa responsabilidad a la hora de difundir nuestras culturas ancestrales, pertenecer y sentirse orgullosa de saber nuestros orígenes, sin que sean denostados o motivo de discriminación. La cuestión de género también ha sido un emergente en el tejido social, en esta última década. El rol de la mujer se resalta, se cuida, vamos ganando la calle y haciendo valer nuestros derechos postergados. Creo que bien apuntaladas estas tres cualidades, de ser mujer, con sangre nativa y ser artista, puede ayudarnos a ser conscientes de nuestra verdadera identidad cultural».
Tanto la director como la protagonistas hablaron acerca de las expectativas que tienen en relación con el estreno de la miniserie a través de la plataforma pública Cont.ar.
«Las obras de arte están para ser vistas y cuanto más gente pueda acceder a ellas, mejor. Sobre todo cuando la obra, como en este caso, echa luces sobre la lucha y el compromiso de una mujer de sangre originaria cuya historia deberá servir de ejemplo e inspiración para muchos», dijo Bogarín. Y completó: «Cont.ar es una plataforma gratuita y me llena de felicidad que la gente pueda acceder a nuestros contenidos culturales como un derecho humano. Sobre todo cuando el contenido es sustancial, comprometido, concientizador. Durante un año la gente podrá ver esta maravillosa miniserie de cuatro capítulos y descubrir a nuestra gran referente artística Aimé Painé».
A su tiempo, la directora se explayó: «Poder estrenar la serie es un orgullo patagónico y un hecho histórico para la producción audiovisual de Neuquén y Río Negro. Es nuestra forma de apostar a un cine federal que marque la diferencia con calidad artística y visual. Necesitamos cine regente en todas las provincias y conocer nuestras culturas, nuestras historias, nuestra idiosincrasia, y por ello nuestra expectativa es grande».