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La mística del amor y la poesía

Cristina Banegas se refirió a la puesta "Del amor"que presentará junto a Juan Gelman y Rodolfo Mederos, donde se combinan música y poesía. Declararán visitante ilustre al poeta. Esta noche en el CCPE.-

Sutilezas de la poesía y el tango

 

Por Javier Hermández / Fotos Carlos Furman

Rodolfo Mederos, Cristina Banegas y el poeta Juan Gelman

 

En un anticipo del XIX Festival Internacional de Poesía que se llevará a cabo en septiembre en Rosario, esta noche, a las 21, se presentará en el Teatro Príncipe de Asturias del Parque España (Sarmiento y el río), el espectáculo Del Amor, un recital de poesías y tangos que llevan a cabo el ilustre escritor Juan Gelman –premio Cervantes 2007– junto al bandoneonista Rodolfo Mederos, Sergio Rivas en contrabajo y Armando de la Vega en guitarra–, bajo la dirección y puesta en escena de la directora teatral Cristina Banegas.

En diálogo con El Ciudadano Banegas contó detalles del espectáculo donde Gelman recita muchos de sus más reconocidos poemas acompañado con la música –compuesta e interpretada por Mederos–, a partir de una puesta que comprende, entre otras cosas, la exhibición de obras del porteño artista plástico Juan José Cambre.

—¿Por qué definen a “Del Amor” como un espectáculo?

—Porque hay tres músicos en escena, una persona diciendo poemas e imágenes en un audiovisual; es un espectáculo/recital. No creo que la definición sea tan estricta; es decir, dimos en llamarlo “espectáculo” porque tiene una puesta teatral y una narrativa audiovisual paralela a lo que pasa en el escenario con la palabra y la música.

—De esta puesta usted dijo que “se trataba de no ser demasiado invasora”

—Sí; no ser absolutamente invasora, simplemente acompañarlos, enmarcarlos, que tengan una buena luz teatral, que no sea de show ni de un alumbrado de recital sino que tenga un marco estéticamente limpio y lo más sutil posible.

—¿Cómo nació este trabajo conjunto entre usted, Mederos y Gelman? ¿Cómo se fue gestando el espectáculo?

—El primer acuerdo fue entre Gelman y Mederos. Cuando a Juan lo nombraron Ciudadano Ilustre de Buenos Aires, Mederos lo acompañó con el fuelle mientras él recitaba unos poemas dentro del marco de ese acto. Luego en el marco de un asado quedaron en hacer algo juntos, algo de poesía y tangos. Pasó el tiempo y el año pasado el director de Casa América Cataluña decidió, para celebrar los 100 años de la Institución, invitar a Juan y a Rodolfo a hacer este espectáculo en el Auditorio de Barcelona; y a su vez Gelman me invitó a mí a dirigirlo.

—Se dijo que fue la encargada de hacer la selección de los poemas de Gelman…

—No, ese es un error de alguien. De ninguna manera Gelman me pidió que yo seleccionara nada. La selección es de Gelman y de nadie más. Y yo me reí mucho porque él no tenía mucha conciencia de la cantidad enorme de poemas de amor que había escrito. Eso me hizo mucha gracia porque decía: “Yo que creía que era un poeta revolucionario…”; se vio en aprietos cuando tuvo que hacer la selección. Por email nos íbamos riendo mutuamente de la cuestión.

—¿Cuáles poemas se eligieron ?

—Hay poemas de toda la obra de Juan, hay uno de Gotán, de Cólera buey, de Citas y comentarios, de Salarios del impío, de Mundar, de País que fue será, de su último libro El emperrado corazón amora, y me debo estar dejando muchos afuera. De Barcelona a esta parte Juan propuso algunos cambios, y de hecho, así lo hizo, con nuestra absoluta aprobación, por supuesto. Porque justamente él está reeditando su obra reunida, y en esa tarea titánica encontró otros poemas que no estaban antes.

—A Gelman se lo conoce como un “poeta revolucionario”, y me animo a citar al Che Guevara en esta conversación: él decía que “la auténtica revolución tiene su base en el amor”. ¿Cuál cree que es el valor que tiene el amor en su obra y, específicamente, en este espectáculo?

—Comparto absolutamente las palabras del Che: No hay revolución sin amor; más allá de que lo que llamamos amor no siempre lo es. Yo creo que, en la gama de poemas que eligió Juan, hay humor, amor, tristeza, separaciones, encuentros, pasión, hay de todo, como corresponde. Pero también creo que es desde un lugar casi místico. Así como uno puede hablar de la mística revolucionaria del Che, también creo que en Juan hay una relación mística con el amor y la poesía. No sé si un poeta, realmente poeta, puede no tener una mística así como…

—¿Trascendental?

—Claro, como alguien que da su vida y pone la carne a la parrilla toda su vida para subirse arriba de un escenario a hacer música, teatro o bailar; una mística construida, mejor o peor, con los materiales que cada uno cuenta. Pero creo que hay una mística, y seguramente ella asocia el amor, en este caso el de Juan, a las mujeres, sus hijos, sus amigos, y seguramente el amor a la revolución.

—Desde su experiencia, ¿qué papel cree que tiene actualmente el teatro como vehículo de mensajes movilizadores?

—Creo que está volviendo un teatro más politizado. Me parece que el posmodernismo se terminó, por suerte, y que hay una necesidad de repensar un montón de cosas porque la realidad del mundo cambió. Más allá del default o no de Estados Unidos, la realidad de Latinoamérica cambió sustancialmente y de alguna manera creo que se resignifican valores de los que ya no creíamos poder hablar. Creo que eso es algo a celebrar también: Cómo en la historia del pensamiento o del arte, en la historia de las sociedades y de las culturas, vuelven los temas de la justicia, la verdad, la memoria, lo social, la del resto del mundo, los pobres, despojados, desposeídos; y cómo eso siempre va a ser un tema que va a volver a inquietar, a producir proyectos, pensamiento y pasiones.

—¿Y cómo lee la falta de compromiso de algunos sectores de la sociedad? Usted que vive en Buenos Aires, ¿cómo lee el avance de la derecha en Capital?

—Horrible. La verdad que otros años más de (Mauricio) Macri me parecen desoladores sobre todo para la educación pública, la salud, y para todo lo que tiene que ver con lo que no se hizo ni se hará porque no entra dentro del vaciamiento de pensamiento político y de proyectos de este gobierno. Y yo creo que para ustedes también deben haber sido muy inquietantes y preocupantes los resultados de las elecciones en Santa Fe con Miguel del Sel. Porque para mí esto habla de un nivel de vaciamiento que, creo, tiene absolutamente que ver con el trabajo de los medios en una suerte de “tinelización” del pensamiento político y, por lo tanto, de la política.

—En Capital se dice que el gobierno entiende la cultura sólo como espectáculo. ¿Qué opinión le merece esa afirmación?

—Es lo de siempre: Pensar que la cultura es hacer un megarecital en la Avenida 9 de julio, pero lamentablemente no es sólo el gobierno de (Mauricio) Macri quien cree que eso es la cultura. La concepción de la política cultural es algo mucho más complejo y por suerte tenemos –ustedes en Rosario y nosotros en Buenos Aires–, algunas experiencias realmente muy notables. Lo que está haciendo Horacio González en la Biblioteca Nacional se puede llamar una política cultural verdaderamente notable por las actividades, despliegue, crecimiento, confrontación, riqueza y diversidad de hechos. Por suerte hay espacios y personas –sectores de la sociedad– que siguen con la bandera de la cultura bien alta.

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