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La muerte del Pájaro Cantero: piden duras penas para acusados

Se celebró la última audiencia en el juicio oral en el que se ventila el asesinato del líder de los Monos. La fiscal pidió que se condene a perpetua a los tiradores y 22 años de prisión para el Pollo Bassi como instigador del crimen.

En la última audiencia del juicio oral que se sigue por el crimen de Claudio Pájaro Cantero, ocurrido el 26 de mayo de 2013, en Villa Gobernador Gálvez, las partes hicieron su alegato de clausura. La fiscal Cristina Herrera solicitó penas de prisión perpetua para los presuntos tiradores, subsidiariamente solicitó un encuadre menor para el dúo –al retirar la calificación de alevosía en el homicidio– cuyo pedido de pena lo fijó en 27 años. Esta sanción, unificada con condenas anteriores, supera los 30 años de prisión. Por su parte, para el presunto instigador, Luis “Pollo” Bassi, la Fiscalía requirió 22 años por el delito de homicidio agravado por el uso de arma. Finalmente para Osvaldo “Popito” Zalazar, acusado por tenencia de armas, requirió 6 años de prisión.  A su turno las defensas se encolumnaron en cuestionar fuertemente la calificación legal elegida por Fiscalía. También algunas medidas probatorias, especialmente las intervenciones telefónicas, y fogonearon la inexistencia de nexo causal entre el crimen y la probable responsabilidad de sus pupilos. Hablaron de indicios y prueba endeble y requirieron la absolución de sus defendidos. El próximo lunes 27 de marzo se conocerá el veredicto de los jueces Julio Kesuani, María Isabel Más Varela e Ismael Manfrín. Horas después de celebrada la audiencia, la camioneta que trasladaba a los detenidos a la cárcel de Coronda fue atacada a balazos.

El alegato de clausura de la Fiscalía se extendió por unas tres horas. Herrera repasó la prueba del caso y sostuvo que existen indicios “graves y concordantes” que prueban que Luis Bassi instigó a Milton Damario y Facundo “Macaco” Muñoz a cometer el crimen de Claudio Cantero.  Sostuvo que estos indicios dan cuenta de cómo fue el suceso, cuáles fueron sus consecuencias y quiénes los autores, lo que sumado a la prueba objetiva, permiten sustentar la culpabilidad de los enjuiciados.

La fiscal, acompañada por su par Enrique Paz, hizo eje en Lisandro Mena, uno de los testigos presenciales que estaba con Cantero al momento de su muerte y resultó herido. Sostuvo que este muchacho estuvo aterrado y por eso no dio nombres, aunque después le confesó a Lorena Verdun, ex de Cantero, frente a su hermana, que los tiradores fueron Damario y Muñoz, lo que fue confirmado por las testigos de oídas, ya que el muchacho fue asesinado a fines de ese año.

Herrera sostuvo que no corresponde hacer lugar al pedido de falso testimonio que hizo la defensa respecto a estas dos mujeres que reprodujeron lo dicho por Mena. La funcionaria refirió que los imputados tenían un vínculo e hizo referencia a una causa por el homicidio de Juan Pablo Colasso, que tiene como imputados a Bassi, Damario y Muñoz. Sostuvo además que Damario fue condenado a 16 años por el crimen de Lucas Spina y que Osvaldo Zalazar fue penado a 12 años de cárcel mediante juicio abreviado, en febrero pasado, por el crimen de Aldo Acosta y tres  robos.

La fiscal habló sobre el calificante, sostuvo que fue un crimen cometido con alevosía, afirmó que los agresores actuaron sobre seguro cuando la víctima estaba alcoholizada, desarmada, “servida, regalada”. Agregó que hubo preordenación: Macaco y Damario actuaron sin riesgos para ellos y a traición. Refirió que en el hecho hubo pluralidad de sujetos que aprovecharon la nocturnidad y utilizaron un vehículo para fugarse. A lo que sumó el estado de las víctimas, la cantidad de disparos, el daño producido y la cantidad de personas que había en el lugar.

Para Muñoz y Damario requirió una condena de prisión perpetua por el delito de homicidio agravado por alevosía calificado por el empleo de arma de fuego, lesiones graves agravadas por uso de arma y portación. Subsidiariamente y para el caso que el tribunal no haga lugar a la alevosía requirió una sanción de 27 años de cárcel como coautores. Puntualmente para Muñoz pidió una unificación de condena con una sentencia previa –que ya tenía una unificación– a 4 años y 8 meses  por encubrimiento agravado por ánimo de lucro, uso de documento falso, resistencia a la autoridad, daño y portación, y pidió 31 años y 8 meses de prisión.

Mientras que para Damario pidió unificación con una sentencia firma a 4 años por tenencia de estupefacientes para su comercialización, por lo que requirió un total de 31 años. Para Bassi pidió 22 años de prisión por el delito de homicidio agravado por el uso de arma de fuego y lesiones en calidad de instigador. Herrera explicó que no pudo probarse que el imputado haya tenido influencia en el modo de comisión y agregó que se tuvo en cuenta su falta de antecedentes condenatorios. Finalmente para Zalazar requirió 6 años de prisión por tenencia de armas. En este último caso además solicitó una unificación de pena con una condena previa a un año en suspenso, lo que cerró en un pedido de 7 años.

Las defensas

Los defensores Fernando Sirio por Luis Bassi, Jorge Funes por Facundo Muñoz, Hilda Knaelbein y Claudia Burgos por Milton Damario y Graciela San Miguel por Osvaldo Muñoz hicieron hincapié en la inocencia de sus defendidos y cuestionaron la falta conexión entre el hecho y la responsabilidad de sus pupilos.

En rasgos generales coincidieron en sus alegatos de clausura. Afirmaron que a pesar de existir en el lugar del hecho consigna policial no se preservó la escena del hecho. Argumentaron que el presunto tirador fue uno, que disparó desde un auto en movimiento y no se logró determinar si ese vehículo era una EcoSport.  Sostuvieron que todas las vainas, 9 milímetros, quedaron en la calle y se determinó que fueron disparadas con una misma arma, semiautomática. Fustigaron el testimonio de  Verdun y de la hermana de  Mena. Los defensores sostuvieron que son testigos de oídas y le pidieron falso testimonio y que el día del hecho Mena declaró ante tres funcionarios policiales  y dijo que no vio a los agresores.

Otro elemento que atacaron fueron los informes policiales que apuntan a los imputados. Sirio introdujo la figura de Luis Paz –padre del Fantasma, cuñado del Pájaro, asesinado en septiembre de 2012– ya que en uno de estos documentos se expresa que este hombre puso el dinero para el crimen y que Bassi no tuvo que ver en la contratación de los tiradores. Mientras que Knaelbein  refirió que hubo una intencionalidad en involucrar, en esos informes, a su defendido.

Refirieron que no se probó la existencia de un enfrentamiento de bandas, cuestionaron duramente la calificación y pidieron la nulidad de la cadena de custodia del material balístico levantado en la escena y  las transcripciones telefónicas, escuchas y mensajes de textos, desprendidos de la causa del crimen de Martín “Fantasma” Paz, y acercados por el juez Juan Carlos Vienna a esta causa, refirieron. Concluyeron que los indicios no alcanzan para demostrar la responsabilidad de sus pupilos. Knaelbein hizo foco sobre Miltón Cesar, quien fue involucrado originariamente y rápidamente se le dicto un falta de mérito, a lo que sumó la falta de investigación de un llamado telefónico anónimo que sindicó como uno de los tiradores a Enzo C. Afirmaron que no hubo instigación tampoco se determinó el móvil del crimen ni enemistades previas con la víctima. La sentencia se conocerá el próximo lunes.

La venganza tras una muerte que cambió la historia del crimen

Una larga secuencia de muertes con sello de venganza se sucedió tras la muerte del Pájaro Cantero. Todas vinculadas con la fatídica noche del 26 de mayo de 2013 en el que el líder de la banda de los Monos fue asesinado.

En octubre de 2014, Luis Ángel Bassi, padre del Pollo, fue asesinado en la puerta de su remisería de Villa Gobernador Gálvez por un solitario atacante. Antes, dos de sus hijos habían tenido el mismo destino: el 31 de diciembre de 2013 Leonardo Bassi fue ultimado a tiros, y dos meses después Maximiliano Bassi fue acribillado en igual forma.

En diciembre de 2014, Miguel Ángel Damario, padre de Milton, fue ejecutado mientras iba en una moto por Lola Mora y Grandoli. En abril de 2015, el padre de Macaco, Rubén Muñoz, de 51 años, fue asesinado en Villa Gobernador Gálvez.

La saga había comenzado un día después del homicidio del Pájaro, cuando Diego “Tarta” Demarre, dueño del boliche frente al cual fue asesinado Cantero, fue ultimado cuando llegaba a su casa de Seguí y Maipú.

El encargado de la disco aquella noche del homicidio, Oscar “Piki” Aguirre, quien declaró como testigo en los casos por los homicidios de Cantero y Demarre, fue baleado el 1º de marzo de 2014 frente a su casa de zona oeste y murió el 2 de abril siguiente.

A estas muertes hay que sumarle un triple homicidio ocurrido un día después del crimen de Demarre, el 28 de mayo de 2013, cuando una camioneta en que iban familiares de Milton César, joven al que por entonces vinculaban con el crimen del Pájaro. Murieron un hermano, Nahuel, y la madre de Milton, Norma, además de un amigo, Marcelo Alomar.

Desde el entorno de uno de los involucrados en el crimen de Cantero añaden dos nombres a esta lista, ambos apuntados como presentes en la escena del crimen del Pájaro. Héctor “Sapo” Sosa, un histórico pesado de barrio Tablada vinculado con el clan Damario, en enero de 2014. Y en septiembre de 2015, Hernán Ontivero, conocido como Negro Ariel, fue acribillado apenas había salido de la cárcel de Coronda.

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