En vísperas del Día del Activismo por la Diversidad Sexual, que se conmemora cada 20 de agosto en Argentina desde el 2012, en memoria del fallecimiento del militante LGTBIQ+ Carlos Jáuregui, Rueda analizó las estrategias que puede adoptar el colectivo en un contexto de derechización de la política argentina.
«Tengo 47 años, nací en dictadura y crecí en una sociedad que realmente expulsaba a nuestra comunidad. Hoy no es esa sociedad. Acá se pone en juego una distorsión futura, producto del análisis del voto, pero que no puede tapar una sociedad que acompaña. Este es un mensaje que tenemos que recuperar», dijo la activista, quien fue seleccionada en 2021 como parte del TIME100 Next, que destaca a cien líderes emergentes de todo el mundo.
Hay sectores que afirmaron venir por determinados derechos conquistados, como el aborto legal, la indemnización, ministerios. Sobre qué motiva estas ideas y hace que escalen, Rueda señaló: «Hay una tradición asentada en los derechos humanos que constituimos las mujeres, lesbianas, bisexuales, trans y que efectivamente para nosotres esto también se identifica con procesos políticos de ampliación de derechos. Es en esas agendas políticas donde se lograron cambios significativos. Ahí aparece ese mensaje a una sociedad activa, consciente de los 40 años de democracia. Esos mensajes de odio se asientan en una amenaza a la perspectiva de derechos humanos en la Argentina».
Sobre si la sorprendieron los resultados electorales del domingo pasado, la activista dijo: «Creo que todo el mundo estaba evaluando un escenario complejo. Pero claramente este es un mensaje que trae la sociedad y que expresa su enojo a través de posiciones que les permiten expresar la irascibilidad que sienten a través del voto. También creo que nuestra sociedad no funciona de esa manera, en términos históricos. Entiendo el contexto y la coyuntura actual, pero tampoco niego nuestro recorrido social y político como sociedad argentina.
Estrategias que puede llevar adelante el activismo LGBTIQ+ en el contexto actual
«Mucho de ese diálogo tiene que darse ocupando espacios en los medios de comunicación. Es un lugar que aparenta ser neutro, pero no lo es en absoluto. Solamente ver cómo jugaron un rol los medios masivos de comunicación, los empresarios, los oligopolios en alentar y distorsionar mensajes sociales», expresó Rueda.
Otro de los temas a tener en cuenta desde el activismo, para Rueda es «hablar territorialmente y levantar la voz sobre nuestras comunidades, en las provincias».
«Se trata de cómo nosotras, las mujeres, las lesbianas, travestis, trans, hemos dado un paso hacia adelante en materia de política pública. Ese paso tiene que visibilizarse en el contexto electoral y tiene que ser una respuesta política que nos lleve a una reflexión sobre la democracia», agregó.
Desde determinados sectores se afirmó que las políticas de género, la Educación Sexual Integral (ESI) no son tan importantes con respecto a otras que tienen que ver con el bolsillo de las personas. Rueda apuntó: «Las agendas del Estado siempre son más amplias que el bolsillo de la gente. Uno de los temas son las políticas económicas que también involucran la perspectiva de género porque hay una feminización de la pobreza y de la desigualdad. Pero existe una narrativa de la pobreza de la derecha donde aparece como «los pobres», como una imagen unificada. Toda la evidencia se asienta en demostrar que la pobreza tiene que ver con interseccionalidades: con migración, territorios, desigualdades étnico raciales y de género. Encontramos una retórica sobre la configuración de la pobreza por fuera de las variables que la evidencia trae».
Valores como derechos humanos sufren una deslegitimación hace tiempo y ahora también otros, como justicia social. Por otra parte, hay sectores que plantearon qué sentido tiene hablar de derechos humanos cuando hay algunos que no están garantizados o que se perdieron. Sobre qué tiene que tener en cuenta el activismo en sus discursos y qué respuesta se debe dar a la escalada de violencia, Rueda destacó: «La perspectiva de derechos humanos viene siendo atacada desde hace mucho tiempo por algunos discursos en los medios masivos de comunicación. La política pública con perspectiva de derechos humanos ha sido resistida a lo largo de los años y el «curro de los derechos humanos» ha sido sin dudas parte de esa narrativa de invalidación. La desigualdad, la pobreza, la respuesta a la guerra, las respuestas macroeconómicas también se resuelven desde la perspectiva de género, de diversidad, de derechos humanos, incluyendo a todes. Entonces, ¿cómo seguimos con estos temas? Amplificando estas voces y con políticas participativas, poniendo en valor los recorridos.
Uno de los temas es visibilizarlo, mostrarlo. Insisto en que mucha gente no odia a las personas LGBTIQ+, al contrario. Lo que pasa es que hay quienes, por los resultados electorales, se envalentonaron en salir. A ellos hay que mostrarles que no estamos solas ni solos. Hay toda una sociedad que acompaña, lo hace históricamente y lo hace en todas partes. Entonces, no ser indiferentes a esto. Es necesario un llamado a que todes nos expresemos en contra de los discursos de odio y las situaciones de violencia».