Es temprano y la gente se acerca cómo un día más al estadio de Central. Pero no es un día más, al menos así lo marca la agenda mediática. En el banco de suplentes, con una vestimenta completamente negra hay un desconocido.
La grieta de Tevez si, Tevez no, parece haber visto su fin en el momento en que puso su firma en el contrato que lo une con Central por 12 meses. El discurso en las cercanías del Gigante de Arroyito se unifica en un «si le va bien a él, le va bien a Central».
Después de días cargados de intensidad y de tendencia en las redes sociales, llegó el primer partido de la era del Apache como DT y las opiniones fueron variadas en la previa.
«Nosotros hemos salido campeones y subcampeones con jugadores y técnicos del club. Y ahora vienen estos de Boca? No sé si está bien o mal, pienso que le pusieron una bandera de remate al club», dice un hincha esperando en el ingreso. Tiene 77 años y va desde siempre a la cancha.
Las horas de pantalla, las guardias periodísticas insólitas para el fútbol que cruza la Avenida General Paz en Buenos Aires. La gente por otro lado, ajena a la impostada «Revolución» que algunos intentaron forzar. Algo es innegable, la llegada del ídolo Xeneize trajo los flashes del periodismo porteño a la ciudad del Monumento.
Y parte de la gente, banca. «Es más del tema marketing y dinero. Lo futbolístico no sabemos, tiene una carrera impresionante y tal vez desde ahí pueda aportar, pero hasta que no se vea lo que quiere plasmar en cancha no se sabe», dice Gerónimo, joven de 21 años que espera por el ingreso en la esquina de Almafuerte y Avellaneda.
Mía, de 12 años, lo quería de arranque al Apache y está contenta por su llegada. Gabriel, que tiene 24, dice que «renueva la ilusión», pero quiere ver qué pasa en la cancha con el correr de los partidos y la posible llegada de refuerzos.
Central en la cuerda floja, se despidió de un entrenador sin experiencia y llamó a otro. Apuesta de los que dirigen el club de Arroyito y que tienen por delante unas elecciones en pocos meses.
La gente banca porque para la gran mayoría, Central está por encima de los nombres propios. Pero, por momentos, también grita por un cambio de mando, aunque no justamente en el banco.
