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La nueva suba del mínimo vital y móvil no alcanzó y consagró pérdidas que perduran desde el 2011

Los nuevos valores no llegan a compensar indicadores de referencia para la economía, ya que, por ejemplo, la suma de dos ingresos mínimos está lejos de cubrir lo que necesitó una familia en febrero para cubrir la canasta básica y superar la pobreza. Fuertes diferencias entre las cúpulas sindicales

La semana pasada hubo una nueva instancia de discusión en el Consejo del Salario en medio de un clima de tensiones y de disidencia, como síntoma de la notable pérdida de poder adquisitivo que acumula el ingreso mínimo en Argentina. El nuevo acuerdo en tramos consagró una tendencia negativa para los ingresos que perdura desde el año 2011 y que supera incluso las pérdidas reales en los salarios registrados.

Durante la reunión que inauguró el período anual del Consejo Nacional del Empleo, la Productividad y el Salario Mínimo Vital y Móvil, sindicatos junto con referentes del Ministerio de Trabajo de la Nación y empresarios acordaron aumentos no acumulativos del 15,6% para abril, del 6% para mayo y del 5% para junio, con los valores de marzo de 2023.

A partir de estas escalas, el salario mínimo pasará de $69.500 a $80.342 desde abril, $84.512 a partir de mayo y $87.987 en junio. Más allá de las comparaciones hacia atrás, los valores no llegan a compensar los índices de referencia de la economía actual. Es que actualmente dos ingresos mínimos ($139.000) están lejos de cubrir los $177.000 que necesitó reunir una familia en febrero para cubrir la canasta básica total difundida por el Indec.

De hecho, la suba obtenida como resultado de la negociación tampoco resulta muy auspiciosa. Desde abril el salario mínimo superará apenas los $80.000 y llegaría con lo justo a cubrir los ingresos que necesita una familia de cuatro personas para satisfacer sus necesidades alimenticias básicas y no caer en la indigencia.

Esta realidad se reflejó en el malestar de las centrales sindicales durante la reunión; de hecho la CTA Autónoma votó en contra del aumento acordado por considerarlo escaso y desde el sector ya anunciaron que si no se revisa el acuerdo irán a una medida de fuerza. Por su parte, la CTA de los trabajadores, conducida por Hugo Yasky, cercano a Cristina Kirchner, se abstuvo a la hora de darle el ok a la oferta.

Desde el gobierno nacional no pudieron seguir posponiendo esta discusión luego de reiterados datos desalentadores en la inflación de diciembre, enero y febrero. Así como se viene dando en el ámbito privado, desde el Ministerio de Trabajo encararon negociaciones cortas, en busca de que los ingresos se acerquen medianamente al índice de precios. El problema mayor es la pérdida hacia atrás que registra este indicador, que sirve como referencia para el sector informal y también para la actualización de programas sociales, como el Potenciar Trabajo o las Becas Progresar.

Cómo le fue al Mínimo Vital y Móvil

El poder adquisitivo del salario mínimo, vital y móvil muestra una tendencia negativa desde 2011, que resultó particularmente fuerte en los dos últimos años del gobierno de Mauricio Macri, así como en 2020. Esta caída ha sido incluso superior a la pérdida real de los salarios registrados.

De acuerdo a los datos del último informe del observatorio Cifra – CTA de los Trabajadores,  entre 2021 y 2022, en un contexto de inflación creciente, existieron siete instancias de actualización del salario mínimo, que no lograron una recuperación de su poder de compra. El año 2022 cerró con una caída promedio del salario mínimo real del 1,3%, que lo ubicó 33% por debajo del nivel de 2015.

Elaborado por CTA CIFRA

 

A los magros resultados obtenidos a fines de 2022, hay que sumarle que 2023 arrancó con índices de inflación más cercanos al récord de agosto pasado (7%), que al 4% que planeaba Sergio Massa en su asunción.  Con subas del nivel general de precios que vuelven a ubicarse por encima del 6% mensual, el salario mínimo muestra caídas adicionales.

Entre noviembre de 2022 -mes de la última reunión del Consejo del Salario- y marzo (antes de la reunión del Consejo del Salario) se verificó una reducción real superior al 5%. Es decir que la instancia convocada por el Ministerio de Trabajo y celebrada el martes pasado, ya partía de un piso sumamente bajo en el valor del salario mínimo; circunstancia que puede quedar velada cuando se considera únicamente el dato del leve incremento interanual.

“Para recuperar su capacidad de incidir al alza en los pisos salariales el salario mínimo debe crecer por encima de la inflación”, sostuvieron desde Cifra CTA. Así, tomando una estimación de alza de precios de 6,3% para marzo y 6% para abril, el salario mínimo en ese mes debería ser de $ 78.919 para recuperar la pérdida más reciente y volver al nivel real que tenía en diciembre de 2022, pero eso tampoco significa un panorama auspicioso. Para recobrar lo perdido desde diciembre de 2019, el salario mínimo de abril debería ser de $86.048.

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