Iván Maggi, el taxista de 29 años que fue baleado en la espalda anteanoche después de dejar a un pasajero en el Casino City Center, contó a El Ciudadano la odisea que vivió durante el intento de asalto y cómo salvó su vida de milagro. “Estaba muy nervioso, quería ver a mi hija. Pensaba lo peor”, confesó ayer mientras esperaba el parte médico en una habitación del Sanatorio Mapaci. El hecho motivó, además, la denuncia inmediata en los medios de comunicación por parte del Sindicato de Peones de Taxis, en la que aseguran que el “gremio recibió 200 denuncias de robos y agresiones en los últimos 70 días, sin tener respuestas concretas del Estado” (ver recuadro).
Pese a haber pasado por lo que pasó, resultó increíble que Iván Maggi atendiera a la prensa y hablara con radios y canales de televisión. Lo hacía con naturalidad y buen semblante. Contó que estudia en una escuela secundaria para adultos porque quiere ser enfermero. Manejó taxis durante seis años, actividad que dejó por un tiempo y que retomó hace poco.
Semisentado en una de las camas del sanatorio, el torso desnudo de Maggi dejaba ver tres tatuajes: el nombre de su hija Alma en el pecho y dos escudos de Rosario Central: uno también en el pecho y otro en la espalda, muy cerca de donde recibió el impacto.
Así, contó que anteanoche volvía por Battle Ordoñez y a la altura de Buenos Aires un grupo de delincuentes se le puso en el camino para obligarlo a frenar. “Yo aceleré y ahí dispararon a matar. Me agaché y cuando lo pude pasar el delincuente me disparó de cerca y me dio acá”, dijo señalando el omóplato. Después, la historia que sigue parece un fragmento sacado de una película de acción: “Fui a una comisaría que está a tres o cuatro cuadras (NdR: la comisaría 20ª), pasé por arriba del cantero. Sentí que estaba a punto de desmayarme y les grité que me habían dado un tiro, que me llevaran al hospital. Me llevaron rapidísimo, y bueno… acá estoy”, relató.
El joven taxista tiene una hija de 5 años y confesó que en el momento en que recibió el disparo “estaba muy nervioso” y que lo único que quería era verla. “Pensaba lo peor. Gracias a Dios me salvé. Hay un tiro marcado en el parabrisas que iba directo a la cabeza. Soy de Dios, soy cristiano, creo que Dios atajó tres de las cuatro balas y dejó la que no me iba a lastimar tanto. La bala que me dio se frenó a un centímetro de la aorta”, se sorprendió. También dijo que “nunca pensé que iban a querer matarme. Ya me robaron tres veces, ésta hubiera sido la cuarta. Una vez con un arma, dos con cuchillo en el cuello y esta vez fue a matar”, se lamentó.
Al Mapaci se acercaron funcionarios del Ministerio de Seguridad, aunque el muchacho no recuerda sus nombres. “Me gustaría que la Policía y los gendarmes estuvieran más atentos, que no durmieran en el trabajo, que no fueran al bar a tomar café, que las horas de trabajo las usaran para trabajar”, enumeró. Y completó: “Cuando llegué a la comisaría había cuatro patrulleros parados cuando a tres cuadras me quisieron matar. ¿Por qué no estaban trabajando?”.
Taxistas vuelven a denunciar
Tras conocerse la agresión de la que fue víctima Iván Maggi, el titular del Sindicato de Peones de Taxi de Rosario, Horacio Boix, salió de inmediato a denunciar públicamente “la falta de control en las calles” por parte de la Policía y de Gendarmería. Además, aseguró que en los últimos 70 días recibieron en el gremio unas 200 denuncias de asaltos y robos a choferes con armas blancas y de fuego. “Es una situación bastante insostenible, hay cosas que no están funcionando. Hay poco accionar del poder político y judicial y también de la Policía. Parece que todos miran para otro lado”, dijo el sindicalista.
Boix recordó que hace poco más de un mes, durante una reunión en el Concejo Municipal de la que participó el Ministerio de Seguridad provincial, el sindicato refirió los números de denuncias recibidas. “Una funcionaria dijo que yo mentía. Creo que a la gente nunca se le dice la verdad, creo que son inoperantes y la sensación es que no quieren hacer nada”, concluyó.
Los hechos, paso a paso
Alrededor de la 1 de la mañana del viernes, en Buenos Aires y Batlle y Ordoñez, Iván Maggi fue interceptado por un grupo de hombres armados. Al advertir la maniobra de los delincuentes, el taxista aceleró pero uno de los maleantes efectuó un disparo que impactó en el omóplato. Herido de bala, el conductor manejó hasta la subcomisaría 20ª, pidió ayuda y efectivos de la dependencia lo trasladaron hasta el sanatorio Mapaci, donde se encontraba ayer internado fuera de peligro.