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La pandemia y la realidad social que nos atraviesa

La pandemia obligó a cambiar rutinas, nos bajó de la vorágine y nos generó nuevas costumbres, entre ellas la adaptación a nuevas formas de trabajo. Pero también ayudó a profundizar otras situaciones que nos involucran socialmente, como la violencia que atraviesa la ciudad en sus diferentes versiones.

Si el año pasado me contaban que viviríamos una pandemia de estas características hubiera mirado a mi interlocutor cual “manochanta” adivinando el futuro. Pero a veces la realidad supera la ficción y esta vivencia extraña a nuestras rutinas nos afectó en todos los aspectos: anímicos, sociales, familiares, económicos, laborales.

Trabajar en pandemia nos demandó reorganizarnos, fijar prioridades, regular y optimizar los recursos con los que contamos y muchas veces no encontrar la forma de poner un límite a las tareas laborales que nos insumen más horas de las que ocupábamos en nuestro lugar de trabajo.

Estamos viviendo el peor momento del proceso pandémico. En la última semana de septiembre, Rosario superó los mil casos por día. Pero no es la única pelea que debemos dar como sociedad: distintos tipos de violencia se traducen en un abanico de pandemias.

La violencia contra las mujeres y disidencias es un flagelo que no disminuye a pesar de los avances logrados gracias al trabajo de las organizaciones feministas que encabezan la lucha por la igualdad y la equidad.

Un informe del Observatorio Mumalá evaluó que en los primeros nueve meses de este año se cometieron 202 femicidios a nivel nacional y 22 de ellos en Santa Fe. Además resaltó que 136 ocurrieron durante la pandemia.

Esos números reflejan que se cometió un femicidio cada 32 horas. Otro dato son los intentos de femicidio, de enero a septiembre hubo 183 casos.

La pandemia agravó la situación de pobreza de muchos rosarinos. Es una problemática que nos golpea fuerte y es una forma de ejercer violencia. En el primer semestre del año, según un informe del Indec, el índice de pobreza para las personas que habitan Rosario y el Gran Rosario fue de 41,8  por ciento (en 2019 el porcentaje llegó a 35,5 por ciento) mientras que el 13,3 por ciento de la población en la misma zona son indigentes; en 2019 el porcentaje fue de 5,7 por ciento.

Estos números muestran un incremento sostenido en comparación a los años anteriores y un aumento por arriba de la media nacional.

Guerras de bandas, disputas por narcomenudeo, armas, fiscales corruptos

A este cuadro se suman las guerras de bandas, las disputas territoriales por el narcomenudeo, la enorme cantidad de armas que provienen del mercado negro y las modalidades cada vez más violentas de robo.

A fines de septiembre, en el departamento Rosario se produjeron 155 crímenes, 26 de ellos en el último mes, contó una fuente fiscal.

La modalidad de las balaceras que se iniciaron por mayo de 2018 con los tiroteos a los edificios y propiedades de funcionarios del Poder Judicial, se volvieron moneda corriente y se extendieron como una herramienta de amedrentamiento que no diferencia lugares ni personas.

En uno de estos hechos mataron, el último 14 de septiembre, a la adolescente Ticiana Espósito cuando estaba en la cocina de su casa. La actual jefa de los fiscales de la circunscripción Rosario, María Eugenia Iribarren, contó que hay días donde las balaceras llegan a una veintena, circunstancia que se suma a la cantidad de detenidos con armas de fuego ya sea por tenencia o portación.

El ministro de Seguridad, Marcelo Sain, dijo que hasta agosto se secuestraron 2190 armas, mientras que según la actual jefa de la Policía provincial, Emilce Chimenti, se secuestran entre ocho y diez armas por día en Rosario y Santa Fe.

Como si todo esto fuera poco, un escándalo mayúsculo se produjo en el Ministerio Público de la Acusación (MPA) cuando el entonces fiscal Regional, Patricio Serjal, tras la declaración de un imputado en una asociación ilícita vinculada a las extorsiones y el juego clandestino fue involucrado junto a su subalterno Gustavo Ponce Asahad, y un empleado de la Fiscalía, en un caso de corrupción.

Al revisar la prisión preventiva dictada al ex jefe de los fiscales de Rosario, el camarista Guillermo Llaudet dijo que se trata de una “causa paradigmática, relevante y paradojal” donde el propio órgano encargado de la persecución penal es cuestionado en su propia estructura y en todas sus instancias operativas”.

No sólo el coronavirus afecta a nuestra ciudad, las violencias de distintos tipos parecen desbocadas en un escenario que la pandemia no hizo más que empeorar.

 

 

 

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