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La particular historia de una pareja varada junto a otros 230 argentinos en Costa Rica

Catalina Fiaschi, profesora de teatro, y su novio recorrieron gran parte de Sudamérica realizando distintas obras de teatro en los pueblos que visitaron. La pandemia los sorprendió en Centroamérica, y al igual el resto de los varados viven en la incertidumbre al no tener una fecha de regreso

El drama de los argentinos varados en el exterior los ha llevado a vivir una crítica situación económica y de fragilidad sanitaria. No pueden volver al país por la pandemia de coronavirus, tras el cierre de las fronteras por parte del Gobierno nacional a partir del pasado 25 de marzo.

Con más de 230 argentinos varados en Costa Rica, El Ciudadano habló con Catalina Fiaschi, una profesora de teatro que vive en Escobar, quien junto a su pareja venían realizando una travesía por toda América hasta que la pandemia los sorprendió.

“Venimos viajando, junto a mi pareja, desde hace un año y medio desde Argentina, con la idea de recorrer América en una camioneta. Cómo parte del proyecto llevamos una obra de teatro para niños que compartimos en cada pueblo que visitamos. De esta manera podíamos solventar nuestro viaje. Llegamos a Costa Rica el 13 de febrero y estipulamos quedarnos los 3 meses (lo que nos permite migraciones y aduana), mientras realizamos algunas funciones en escuelas. La idea era juntar el dinero para volver a Argentina, para hacer la temporada de teatro en vacaciones de invierno”, contó Fiaschi.

El periplo de la pareja comenzó el 10 de enero del año pasado desde Argentina. «Recorrimos Chile, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia; cruzamos la camioneta en un barco de Colombia a Panamá. Recorrimos ese país, y finalmente llegamos a Costa Rica».

Una vez declarada la pandemia, la pareja decidió volver a Argentina pero el hecho de no tener comprado el ticket de regreso fue una complicación más.

“Recibimos algunas ofertas de vuelos con escalas en Atlanta o en Toronto pero con el riesgo de quedar varados en estos aeropuertos. Finalmente estas estaciones aéreas fueron cerradas. La única chance que nos queda es un vuelo de repatriación”, indicó Fiaschi.

Resignados a no tener otra opción que quedarse, decidieron vivir como lo venían haciendo en la camioneta. “Para evitar un posible contagio fuimos a un pueblo cercano a San José de Costa Rica, pero los vecinos al ver que teníamos patente extranjera nos denunciaron a la Policía y nos pidieron que nos retiráramos. Fuimos a otro pueblo cercano, pero sucedió lo mismo. Sin chance de poder vivir dentro del vehículo tuvimos la fortuna de encontrar un argentino que vive desde hace años en en la capital costarricense y nos brindó alojamiento”, contó la profesora.

Con relación a las medidas que tomó el gobierno de Costa Rica, Fiaschi remarcó “que la cuarentena no es obligatoria aunque hay que mantener el distanciamiento social. Son muy pocos los negocios abiertos. Los parques nacionales fueron cerrados, y las playas, plazas y otros lugares de grandes concentraciones de gente fueron vallados. El tránsito vehicular está restringido”.

Sobre la situación del resto de los argentinos varados, Fiaschi señaló “que muchos las están pasando, con poco o casi nada de dinero y con problemas de alojamiento. Aquí todo es muy caro. Es difícil pagar un alojamiento y la comida”.

La profesora remarcó que “no hemos autoimpuesto una cuarentena. Realizamos una base de datos para saber cuántos somos y nos dividimos por grupos para ir solucionando los temas de salud, alimentos, alojamientos y de comunicación. Gracias a los médicos argentinos que están varados se logró hacer una lista de las personas medicadas previamente y se logró obtener los medicamentos”.

Fiaschi dijo “sentirse desamparada al igual que todo el grupo por el consulado. El consulado está cerrado, sólo te atienden por teléfono y no te aportan ninguna solución. Lo único que logramos fue que una empleada del consulado hiciera la gestión para la compra de los medicamentos”.

Fiaschi comprende que la situación de desamparo no es sólo de ellos y las dificultades que se presentan son muchas, y se limitó a hacerle un simple pedido al gobierno argentino: “No queremos que no asistan con dinero, solicitamos que nos brinden una fecha estimativa de regreso para saber cómo administrarnos”.

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