No es un deporte tradicional. Pero genera la misma pasión. Exporta jugadores como el fútbol o el básquet. Pero no tiene una asociación ni una organización oficial que facilite las cosas. Todo lo contrario, desde hace nueve años, son un grupo de entusiastas voluntades los que hacen que el béisbol no desaparezca.
Sin dudas, quien más ha hecho por este deporte en la ciudad es Miguel Muraca, jugador, DT y dirigente, o como él mismo se define, un “loco” apasionado por el bate y lo guantes.
“El gran auge del béisbol fue entre el 80 al 84, después no se siguió ese trabajo y las consecuencias están a la vista”, recordó Muraca en la redacción de El Hincha. Y agregó: “En ese momento teníamos todo: organización, buenos resultados y difusión. El declive se produjo por la mala administración y porque los clubes empezaron a sacarle espacios con otros deportes. Hoy por esos errores desaparecieronla Asociación Rosarinay el béisbol”.
Muraca no es optimista con crear una nueva asociación y expuso los motivos: “Estamos lejos de eso porque no hay tres `locos´ como yo que se dediquen día y noche a esto”.
Justamente, esa “locura” que grafica Muraca queda en evidencia en una frase que lo pinta de cuerpo entero y describe la pasión con la que se dedica: “Estoy luchando para que la llama del béisbol no se apague, para que cuando uno no esté alguien siga esto. El que jugó al béisbol no se olvida más, este deporte nunca me dejó plata pero si un montón de amigos”.
El béisbol se practica en la ciudad en el hipódromo luego de un convenio con el Instituto Superior de Ecuación Física (Isef). “Desde 2002 estamos allí, luego de pasar por varios lugares a partir de 2000. Ahí nace la idea de agregar a la gente que en algún momento había pasado por este deporte”.
El actual entrenador de juveniles aclaró: “En el hipódromo no tenemos buena infraestructura. No tenemos baños ni lugar para atender a la gente que viene de afuera”.
Las prácticas de los más chicos se realizan los sábados de15 a17.30: “Logramos juntar la gente suficiente para armar tres equipos y cuando podemos viajamos a Buenos Aires para jugar amistosos”, contó Muraca.
Claro que toda historia tiene un comienzo y la relación de Muraca con el béisbol no es la excepción: “En mi caso fue una casualidad. Los domingos iba a la casa de mis abuelos que vivían frente al club Provincial y como yo me aburría me cruzaban al club, que lo único que tenía ese día era béisbol”.
A partir de allí, el lazo no se cortó más. Ya a los 16 años Muraca se encontraba como ayudante del seleccionado rosarino.
“Dirigí la selección y todas las categorías de Provincial. Rosario tiene siete campeonatos nacionales y yo participé en cinco de ellos. Todo lo que hice y hago es ad honórem”, aclaró por si quedaba alguna duda.
Volviendo a la evolución y difusión del béisbol en la ciudad, el ex dirigente fue tajante: “No veo una solución a corto plazo. Nosotros no pedimos que nos regalen nada, queremos las comodidades básicas, césped y baño. A cambio damos cariño, contención, predisposición y aprendizaje como lo hicimos desde el primer día. Integramos a chicos con capacidades diferentes y hasta tuvimos el caso de un chico sordo que llegó a jugar en Italia. Todo es gratuito. Lo financiamos nosotros, ponemos plata de nuestros bolsillos”.
Estas limitaciones se contraponen con la calidad de jugadores que han salido y salen de la ciudad hacia el mundo. “El nivel nuestro es bueno, a lo largo de la historia hemos hecho grandes partidos contra equipos profesionales. En Rosario hay muy buenos jugadores, hay talento y sin tener roce exportamos jugadores”, dijo orgulloso Muraca.
Para que el deporte siga creciendo, él como algunos padres realizan campañas de captación y llegaron a juntar más de 30 chicos practicando.
“Tenemos el apoyo de una mamá que es de Perú y se mueve para que a los chicos no les falte nada y tengan difusión. Logró que nos dieran un subsidio para una máquina de cortar césped”.
Para finalizar, Muraca sentenció: “El béisbol es mi cable a tierra. Es el espacio que uno eligió para desconectarse de todo. Es divertido y apasionante”.