“Quien no dispone de habilidades para circular en el mundo digital no está alfabetizado en la sociedad actual. Tanto las exigencias como el tipo de alfabetización, varían a través del tiempo por lo que están histórica y socialmente determinados”, sostuvo la pedagoga Emilia Ferreiro en la mesa de debate “Periodismo, ciencia y educación: encuentros y desencuentros” que se realizó en el Espacio Cultural Universitario de la UNR. Fue en el marco del 70ª aniversario de la Facultad de Humanidades y Arte.
Para Ferreiro, la escuela debe aceptar que ya tiene nativos digitales en las aulas. “Una buena parte de los maestros fueron alfabetizados con libros y luego pasaron a las pantallas, mientras que las nuevas generaciones van desde las pantallas a lo impreso. Esos dos caminos generan diferentes expectativas y modos de circular en los textos”, sostuvo.
Para graficar cómo cambiaron los modos de leer, se refirió a los concursos de lectura organizados por su escuela y de los que participó siendo alumna. En ellos había que leer de forma expresiva un texto desconocido y asumir una posición con todo el cuerpo. El objetivo de estos ejercicios era formar lectores comprometidos de la primera a la última página, que establecieran un compromiso emocional con esa tarea.
Si bien expresó que la inmediatez es un factor en contra de la reflexión, que requiere de más tiempo, reconoció que hoy internet brinda un espacio de posibilidades educativas para la formación de lectores críticos. Y mencionó como un ejercicio eficaz la comparación de las distintas maneras en que los periódicos dan cuenta de los mismos hechos.
Periodismo, ciencia y educación
Del encuentro participaron el miembro de la Academia Nacional de Educación Roberto Igarza y los periodistas del diario El Ciudadano Agustín Aranda y de la Red Enredados Hugo Muleiro. La mesa propuso abrir el debate sobre el tratamiento mediático de temas de interés educativo y científico, de qué manera son comunicados a las audiencias y la responsabilidad a la hora de informar.
“Compartimos la convicción profunda del poder de la palabra escrita para conformar opinión y transmitir a la audiencia hechos relevantes. Somos defensores de que esa palabra tenga impacto y transmita hechos verdaderos”, dijo la catedrática.
Hugo Muleiro expresó que en los sistemas mediáticos son pocos los suplementos de educación y de ciencia. “En las redacciones y agencias de noticias ningún jefe pide un especialista en estos temas porque no forman parte de la agenda dominante. La producción noticiosa tiene una impronta mercantilizada dirigida exclusivamente a aquello que se presume es lo que más impacta, emociona y hace temblar a los receptores”, reflexionó.
Nombró entre las dificultades del sistema mediático la falta de preparación de los trabajadores y el poco tiempo que tienen para tratar cada tema. Pero hay algo que entre todos podemos hacer que es educar en comunicación”, propuso. “No existe un status de ciudadano participante en democracia si no puede decodificar el oleaje permanente de información que recibe. En eso debería interesarse el sistema educativo. No se trata de agregar una asignatura sobre cómo leer el diario sino que hay que saberlo interpretar críticamente”.
Las nuevas tecnologías se incorporaron al sistema educativo desde un punto de vista instrumental: cómo usar el video, el teléfono, internet “pero falta capacidad crítica para interpretar, ese es el desafío que se presenta en lo inmediato”, afirmó Muleiro.
En este sentido Igarza consideró que el espacio digital ofrece una oportunidad extraordinaria para que cada lector pueda ir por más: “La semantización podría estar facilitada por las posibles capas del texto”. Y agregó que no hay que perder de vista este campo porque allí seguramente terminen gran parte de los lectores.
Alfabetización transmediática
“Las escenas de lectura son cada vez más transmediales. El lector congrega diferentes medios en una ecología propia que prioriza según su intención”, explicó Igarza. En este escenario, consideró que el desafío es formar personas con capacidad de elegir entre una superposición de medios y un solapamiento de consumos, a lo que denominó “alfabetización tranmediática”.
“Estoy viendo TV pero también tuiteando sobre lo que veo y conversando sobre otras cuestiones en whatsapp”, ejemplifica. Es decir que “en la misma escena el lector convoca a una serie de actores que ni siquiera convergen en la misma plataforma o pantalla y ahí hay un desafío mayor porque hay que eligir entre lo que conmueve socialmente y lo que están verticalmente ofreciendo los medios de comunicación”.
El especialista sostuvo que “hay que trabajar en el campo de las polialfabetizaciones, y cuáles deben proveer los sistemas educativos para hacerse cargo de la complejidad en cuanto a diversidad de fuentes, autores, narraciones, lenguajes”.