La Federación Argentina del Personal Aeronáutico (Fapa) que integran todos los gremios vinculados a la aeronavegación (APA, Apla, AAA, Upsa, Uala, Atepsa) que representan desde los pilotos hasta el personal de tierra y de la que participan también los técnicos de Apta, anunció este miércoles un paro nacional total de actividades por 24 horas para el lunes 26 en protesta contra la suspensión de 376 trabajadores aeronáuticos por parte de la administración de Aerolíneas Argentinas, y por la política aerocomercial del gobierno nacional, incluyendo la sospecha de un intento reprivatizador de la aerolínea de bandera, como en la década del 90, o algo peor, su total desaparición. Ante ello, la medida de fuerza, que promete colapsar el sistema aeroportuario, se realizará a sólo cuatro días de la Cumbre del G-20, por lo que puede complicar el arribo de equipos de colaboradores de cada delegación que están viajando a la Argentina para los preparativos de la reunión.
Rubén Fernández, secretario general de Upsa (Unión del Personal Superior y Profesional de Empresas Aerocomerciales) anticipó que la medida de fuerza será acatada por trabajadores en todos los aeropuertos del país.
Además de Fernández, la medida fue consensuada por Ricardo Cirielli, secretario General de la Asociación del Personal Técnico Aeronáutico (Apta); Edgardo Llano, del Personal Aeronáutico (APA); Rubén Fernández, de Unión Personal Superior Aeronáutico; Pablo Biró, de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (Apla), y Genaro Trucco, de Unión de Aviadores de Líneas Aéreas (Uala).
En conferencia de prensa, Biró explicó que la huelga se decidió ante la situación en Aerolíneas, que “no cumplió sus compromisos salariales” y está demorando las definiciones en la nueva paritaria 2018/2019, que va de septiembre a septiembre.
El líder sindical de los pilotos incluso aclaró que aún “no está definido” el alcance de la medida de fuerza, con lo cual dejó abierta la puerta a una huelga más dura si el gobierno nacional no retrotrae la “ilegal” suspensión de 376 trabajadores aeronáuticos por haber participado de asambleas. “El conflicto claramente va a escalar”, advirtió, si no se revé la medida, que Aerolíineas dispuso por supuesto abandono de tareas en las asambleas sindicales que paralizaron 244 vuelos el pasado jueves 8.
Los trabajadores reclamaban un reajuste salarial por inflación, pero en Aerolíneas aseguran que la paritaria 2017/2018 venció el 31 de agosto, por lo que no correspondía la aplicación de la cláusula gatillo en septiembre, un mes después.
Fernández aseguró que los gremios aún no recibieron la oficialización de la suspensión –que el gobierno filtró a la prensa oficialista– pero advirtió: “Sancionar por una protesta está condenado por la Organización Internacional del Trabajo. Sancionar por un reclamo a trabajadores a los que les pagaron mal el salario es totalmente injusto, ilegal e inconstitucional”.
Fapa incluso no descarta realizar medidas de fuerza sorpresivas si la línea aérea de bandera envía los telegramas a los empleados anunciando su suspensión por entre 10 y 15 días sin haberes, tal como dejaron trascender los voceros de la firma.
En línea con sus pares, el mecánico Cirielli también señaló que el paro total de actividades del próximo lunes será por el “no pago de un acuerdo salarial firmado el año pasado”, pero despotricó contra toda la política aerocomercial.
“Que el gobierno no diga más que no va a privatizar Aerolíneas Argentinas; porque la está por hacer desaparecer en pos de la entrega de las rutas aéreas a empresas privadas”, cuestionó el jefe sindical.
De hecho, el titular Aerolíneas Argentinas, Luis Malvido, salió a cuestionar la medida de fuerza gremial, y volvió a repetir que la empresa está hecha trizas. “Está virtualmente quebrada, para pagar salarios mes a mes tenemos que pedir dinero al Estado porque hoy la situación de la compañía no permite que podamos pagar sueldos con nuestros propios recursos”, sostuvo.
El estado de la firma, según los gremios no es tal, sino que así lo afirma el gobierno para hacer lugar, ya no en un nuevo pase de activos a manos privadas –en los 90 la Aerolíneas privatizada se desprendió de aviones, simuladores de vuelo, talleres, propiedades y otros bienes que formaban su patrimonio– sino de rutas.
Malvido tomó el guante y desvinculó la cuestión gremial de la política aerocomercial y la emparentó, en cambio, con una ofensiva del sindicalismo Combativo. “Es evidente que el paro está atado con la movilización de transporte. No es casual. Se ha transformado en una cuestión política en donde líderes sindicales muy importantes como (Hugo) Moyano o (Roberto) Baradel salen con carteles de «Defendamos a Aerolíneas», cuando lo que hacen es arruinar el prestigio que tanto cuesta construir”, sostuvo.
Y sobre las suspensiones se despachó: “Fue una decisión que tiene que ver con el caos que generaron con las asambleas. Lo que hicimos fue, en función de la afectación directa que tuvieron sobre los pasajeros, aplicar las sanciones que corresponden”.
Aludido directamente, Moyano también tomo el reto: “A cada minuto que pasa el gobierno demuestra más la animosidad que tiene con las organizaciones gremiales y los trabajadores”, replicó el camionero. “Se trata de atacar a los trabajadores y después de deshacerse de Aerolíneas Argentinas”, conclyó en directa respuesta al CEO de Cambiemos en Aerolíneas.
“Las sanciones que corresponden”
“Lo que hicimos fue, en función de la afectación directa que tuvieron sobre los pasajeros, aplicar las sanciones que corresponden”, se defendió el titular de Aerolíneas Argentinas sobre la anunciada suspensión de trabajadores por las asambleas del pasado jueves 8. “Casi ninguna de las 12 mil personas que forman Aerolíneas Argentinas trabajaron ese día”, añadió el directivo, entrevistado por radio Mitre, e indicó que desde la gerencia se investigó “quiénes son los que ese día se negaron a trabajar”.
Y, sobre el reclamo salarial de los trabajadores de Aerolíneas, se desmarcó: “Ellos creen que la inflación de septiembre debería haber sido recogida en octubre, un mes posterior al cierre de las paritarias. Nosotros no decimos que no existió esa inflación, decimos que es parte de la paritaria siguiente y hay que sentarse a negociar ese 6,5%. De ninguna manera nos negamos a reconocer que hay un reclamo: lo que creemos es que es parte de la negociación”, enfatizó Luis Malvido.
Y resaltó que “los empleados tuvieron un 34% de aumento salarial en lo que va del año hasta septiembre”.