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La pirotecnia alcanza el doble de decibeles de lo que el oído puede soportar

Una bomba de estruendo alcanza los 190 decibeles y un mortero los145 decibeles, mientras que el oído tiene la capacidad de tolerar sonidos hasta 90 decibeles sin que se produzca daño.

La pirotecnia afecta a la población que se encuentra expuesta voluntaria o involuntariamente a fuentes sonoras de gran intensidad -las que pueden generar daño al órgano auditivo- que en ocasiones resultan irreversibles por lesionar estructuras del oído interno.

Una bomba de estruendo alcanza los 190 decibeles y un mortero los145 decibeles, mientras que el oído tiene la capacidad de tolerar sonidos hasta 90 decibeles sin que se produzca daño.

Según Ezequiel Laborde, médico otorrinolaringólogo del Hospital Británico y asesor de Gaes Centros Auditivos, el cuadro clínico estará dado según la intensidad del traumatismo sonoro y podrá presentarse:

Hipoacusia: La misma será de distintos grados (leve, moderada o severa), en la mayoría de los casos dejando daño irreversible del oído interno.

Acufenos: (sinónimos: zumbidos, tinnitus).  Es la percepción de un sonido, generalmente como un silbido o el canto de un pájaro) en el oído. Con el transcurrir de las horas puede desaparecer, disminuir o permanecer constante.

A los síntomas antes mencionados pueden asociarse otros que revisten mayor gravedad y se relacionan con daños severos de las estructuras del oído como:

Otorragia o sangrado del oído.

Otodina o dolor de oído

Alteraciones del equilibrio.

Laborde recomienda la importancia de una consulta inmediata al especialista si, al exponerse a pirotecnia, el paciente tiene algún síntoma de los mencionados.

Quiénes son más susceptibles al ruido

Existe una correlación entre el grupo sanguíneo y la susceptibilidad al ruido.  Las personas del grupo O expuestas a sobreestimulación acústica son significativamente más propensos a padecer traumatismo acústico que los de otros grupos sanguíneos.  Así como también aquellas personas que pasaron por intervenciones quirúrgicas en el oído, sobre todo en los pacientes con otoesclerosis, son más frágiles ante un traumatismo sonoro.

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