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La plata negra de la política está en la mira

La elección navega hacia las Paso del domingo con estridencia en la superficie de las campañas pero cierta tranquilidad en la organización.

La elección navega hacia las Paso del domingo con estridencia en la superficie de las campañas pero cierta tranquilidad en la organización. Cuando faltan cuatro días para las elecciones de validación de las candidaturas, ninguno de los partidos ha denunciado entuertos en la inscripción de listas, alianzas o candidatos.

Le puso algo de nervio a ese tinglado subterráneo la más que discreta reunión que se hizo este lunes en uno de los salones del Banco Nación, que convocó la Procelac (fiscalía especial para investigar casos de lavado de dinero) para discutir con jueces y fiscales electorales de todo el país sobre cómo se aplicarán las normas vigentes en la pesquisa de los fondos de campaña.

La reunión fue promovida con el título de “Jornadas sobre transparencia electoral, financiamiento de partidos políticos y prevención de lavado de activos” por la Procuración General a cargo de Alejandra Gils Carbó, y la condujo el titular de la Procelac, Carlos Gonella, con dos de los tres camaristas nacionales –Alberto Dalla Vía y Santiago Corcuera–, Alejandro Tullio y José Sbatella en la mesa principal y un seleccionado de magistrados en la platea. No concurrieron dos de las estrellas del fuero, la experimentada María Servini de Cubría, y el titular del juzgado electoral de La Plata, el polémico Laureano Durán.

La intención del encuentro era coordinar entre todos los actores del fuero una aplicación eficaz de la compleja red de normas que establecen la ley de financiamiento de los partidos, el Código Nacional Electoral y los artículos del Código Penal que reprimen el lavado de dinero ilegal. La experiencia dice que el uso de los fondos suele hundirse en una clandestinidad a la que nunca llega la luz. Hay partidos nuevos que reciben, por ejemplo, dinero para la impresión de boletas pero se duda que lo apliquen en su totalidad a ese destino. También hay oscuridad en el uso de dinero privado para publicidad por encima de las normas legales.

Todos los partidos en algún momento han recibido reproches sobre el uso de fondos, pero la capacidad de los juzgados y fiscalías para hundir el bisturí en ese mundo oscuro y complejo suele ser insuficiente y muchas causas terminan prescribiendo.

Las acusaciones sobre el uso de fondos espurios en las campaña es recurrente desde hace años, pero los jueces y fiscales reclaman asistencia de profesionales contables para seguir esas rutas que a la Justicia ya le cuesta asumir en otros terrenos de la actividad económica. En las observaciones que hizo el Gafi (ente que persigue globalmente el lavado de dinero), la Argentina figuró en el capítulo del financiamiento de la política y esos reproches inspiraron reformas que están ya vigentes pero, en la percepción de los magistrados, no terminan de cumplirse con eficacia.

El caso más recordado es el financiamiento de las campañas del peronismo en 2003, que llevó a las elecciones tres candidaturas. Como el PJ no integraba ninguna de las alianzas que llevaban las candidaturas de Carlos Menem, Néstor Kirchner y Adolfo Rodríguez Saá, acordaron sus apoderados constituir una fundación para administrar los fondos que recibió ese partido en razón de los votos obtenidos en elecciones anteriores.

Cuando pasó la elección y la Justicia intentó revisar aquellos gastos, que estaban regimentados por una legislación mucho más laxa que la actual, la fundación estaba disuelta y su administrador nunca pudo ser localizado. En una elección posterior, el peronismo fue absuelto de responsabilidades por uso de fondos al determinar los peritos que le habían depositado dinero sin que sus apoderados lo supieran, con lo cual quedaron fuera de los reproches oficiales. “Me lo pusieron”, podría decir ante un caso similar el carterista de un sainete de Discépolo (“Babilonia”).

Es presumible, además, que en listados de aportantes a las campañas figuren insolventes cuyo nombre sirve para justificar el ingreso a cuentas reservadas del Estado para blanquear.

La tensión del tema es grave porque todas las reformas políticas en el mundo han surgido de la crisis del financiamiento de la política, desde la “Tangente” italiana o esa revolución en cámara lenta que demuele día a día el imponente sistema brasileño.

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