¿Por qué Sarmiento? ¿Por qué no discutir a San Martín o Belgrano? El prócer sanjuanino fue una figura objeto de vastas polémicas en la historia Argentina. A diferencia de los otros héroes de la Independencia a los que nadie se atreve a cuestionar, Sarmiento fue ampliamente discutido. Fue vindicado por propios y ajenos, quienes rápidamente reconocieron su labor en la construcción del edificio educativo y su aspecto laico, en obvia oposición a los católicos. Tal vez por ser parte del panteón de los liberales, se metió en los debates del gobierno de Perón, a quien acusaban de tirano como a Juan Manuel de Rosas, un claro opositor de Sarmiento. Y la polémica siguió en el posperonismo al nivel de opacar los aspectos negativos y positivos del político. Incluso en estos días, Sarmiento se cuela y la propia presidenta Cristina Kirchner, reiteradamente, cita al maestro cuyano –un estandarte del antiperonismo– como una manera de romper la antinomia y, en este caso, como un hombre que desmitifica el uso y abuso de la prensa.
En su libro Sarmiento periodista. El caudillo de la pluma Diego Valenzuela y Mercedes Sanguinetti eligen la faceta del periodista, al que por momentos pretendieron llamar “militante”, para analizar el sentido de lucha “facciosa” de la prensa en el siglo XIX, para ellos distinta a la del presente. En una entrevista con El Ciudadano, Valenzuela explica los interrogantes del presente que lo llevaron a elegir al educador para dar cuenta del periodismo argentino, por sobre otras figuras como Mariano Moreno.
—En un momento en que el periodismo está siendo cuestionado, ¿por qué tomaron la figura de Sarmiento en su faceta de periodista?
—Yo venía trabajando el tema de la historia del periodismo, y Sarmiento protagonizó el surgimiento de la prensa en nuestro país. Por otro lado, como periodistas, nos interesó recortar ese aspecto, que nadie había hecho anteriormente. Claro que Sarmiento comienza y termina su vida pública escribiendo en los diarios, por lo que el libro terminó siendo casi una biografía, aunque siempre con el foco puesto en su labor en la prensa, y en su visión –cambiante a lo largo de su vida– sobre la libertad de prensa.
—Ustedes dan por entendido que la prensa “facciosa” pertenece al siglo XIX y que en la centuria siguiente el periodismo escrito adquiere un cariz más objetivo. Tal vez en general sea así pero eso no significa que la prensa no haya tomado partido. Hay fuertes críticas de los sectores obreros a la prensa en la primera mitad del siglo XX y la llaman “prensa burguesa”, los conflictos del peronismo con la prensa, los aportes de Rodolfo Walsh, y la oposición gobierno–Clarín en el presente. ¿Murió el periodismo militante?
—La prensa en el siglo XIX era el canal por excelencia de la discusión política, una herramienta fundamental para aquellos intelectuales, militares y políticos que querían llegar al poder. La militancia en la prensa durante el siglo XIX se tiene que leer tomando en cuenta ese contexto. Hoy la militancia política tiene otros canales e instancias institucionalizadas como son los partidos políticos, el Congreso, las ONGs. Es verdad que el periodismo no es ajeno al juego político, pero a ese periodismo que toma partido lo sitúo más cerca de lo que hoy se conoce como el periodismo de opinión.
—Ustedes reconocieron que el comentario de la presidenta sobre el libro fue favorable para su publicidad. Es obvio que ella también lo utilizó como herramienta de lucha. ¿Qué pasaría hoy si se cerrara un diario como lo hizo Sarmiento?
—Al destacar el decreto con el que Sarmiento cerró los diariosLa PrensayLa Nación, la presidenta omitió el contexto en el que eso ocurrió. Fue durante la revolución que el mitrismo le hizo al gobierno de Sarmiento, a veinte días de entregar el mando a su sucesor, Nicolás Avellaneda. De hecho, antes de que Sarmiento decretara el cierre de los diarios, sus dueños, Bartolomé Mitre y José C. Paz, habían abandonado su labor en la imprenta para pasar a combatir en el territorio. José C. Paz, por ejemplo, titula en su diario “La Prensaen campaña” para luego ponerse al frente de un batallón. Esa revolución se dio en un momento el que las instituciones aún tambaleaban y el poder del presidente era débil, sobre todo en relación a la provincia de Buenos Aires. Teniendo en cuenta estas cosas uno puede entender –no justificar– la decisión que Sarmiento tomó en pos de garantizar el orden, su gran obsesión. En la actualidad, cuando vivimos bajo un orden democrático afianzado, cerrar un diario sería un hecho de censura grave, que afectaría las libertades públicas.
—En el libro queda la imagen de un Sarmiento que llega ala Presidenciaa fuerza de contactos, y una vez allí es un político duramente cuestionado. A la vez, es una persona con un tesón importante que lo acompañó en su carrera (más allá de que hayan derribado el mito del niño aplicado). ¿Cuál es la imagen de Sarmiento que prefieren?
—Ciertamente la figura de Sarmiento tiene muchos matices, y algunas de las cosas que hizo no nos caen bien, por así decirlo. Nosotros buscamos contarlo en sus distintas facetas y con sus contradicciones. Creo que una constante en su vida, y algo que se le debe reconocer, fue su fe en sí mismo y la convicción de que él debía ser protagonista del escenario político del momento porque él tenía mucho que dar al proceso de construcción dela Nación. Esesa fuerte convicción la que lo sacó de una aldea pobre de San Juan y lo movió hasta llegar a ser presidente. En ese proceso, la pluma fue su gran arma. De hecho, Sarmiento ha obtenido el grado de general sin haber tenido mayor participación en ninguna batalla. Sus batallas las peleaba en la prensa, con un puño y una pluma punzante, audaz, directa.
El Boletín del Ejército Grande de Urquiza
La primera estadía de Sarmiento en Rosario resume, en gran medida, su trayectoria como periodista. Apenas alistado en el Ejército Grande comandado por Justo José de Urquiza y con el grado de teniente coronel, Faustino Valentín (su verdadero nombre porque Domingo fue el apodo que le puso su madre devota de Santo Domingo) tuvo por encargo redactar el Boletín del Ejército Grande y emitió desde Rosario su primer parte en la primera imprenta de la entonces Villa del Rosario. En cierta forma, la ciudad y el cuyano tuvieron a la prensa como armas para lograr un lugar enla Argentina. Rosariono logró ser capital, sino apenas ser la “segunda ciudad” dela República. Mientras, Sarmiento llegó ala Presidencia.
Sanguinetti y Valenzuela proponen la pluma del sanjuanino como la verdadera arma que supo utilizar con bravura para ascender y ubicarse entre los más importantes políticos de su época, a pesar de haber salido de una pequeña aldea provincial. Su brillante escritura fue utilizada de manera diversa. Atacando en la oposición y defendiendo cuando ocupaba lugares importantes como la Presidencia. Pero su trama y su afición a las opiniones se volvieron también los más significativos libros de la literatura nacional. Facundo fue escrito en entregas semanales en el diario El Mercurio de Chile, durante su exilio. Al igual que el Martín Fierro aunque con menor repercusión, la prensa fue su primer ensayo. Al mismo tiempo, la prensa fue el camino elegido para sus peleas personales que tuvieron a Rosas, Mitre (de quien fue un íntimo amigo) y Roca, entre sus principales contrincantes, en diferentes momentos.