Por Randy Stagnaro / Tiempo Argentino
La pobreza y la indigencia crecieron en la Argentina a lo largo del segundo semestre del año pasado. Esta realidad es la que el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) dará a conocer el próximo jueves cuando publique su informe sobre «Incidencia de la pobreza y de la indigencia en 31 aglomerados urbanos».
La magnitud del crecimiento está en debate. El gobierno nacional ya abrió el paraguas. El presidente Mauricio Macri adelantó en su discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso, el 1 de marzo pasado, que «ha vuelto a los niveles de antes».
Los niveles de antes a los que hizo referencia el presidente son muy elevados. Luego del apagón informativo que aplicó en los primeros meses de 2016, el Indec informó que la pobreza había alcanzado al 32,2% de la población en el segundo trimestre de 2016. Esa sería la única información trimestral que proporcionaría el Indec ya que a partir de ese momento lo hizo de manera semestral.
A partir de este primer dato, las mediciones de la pobreza del Indec para los segundos semestres de cada año muestran una curva descendente: 30,3% de la población pobre en 2016; 25,7% en el mismo período de 2017.
Los datos del segundo semestre de 2018 mostrarán que la curva invertirá su sentido y dará un brusco giro ascendente.
Según Claudio Lozano, coordinador del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP), el nivel de pobreza del segundo semestre de 2018 se ubicará alrededor del 32% de la población. «Esto equivale decir que en 2018 se agregaron tres millones de personas en situación de pobreza», dijo.
El Indec registró que en el segundo semestre de 2017 la pobreza alcanzó al 25,7% de la población.
Las causas de la suba abrupta de la medición hay que buscarlas en la caída del poder adquisitivo de vastos sectores de la población, especialmente de los de menores ingresos.
En la Argentina la pobreza se mide por ingresos. Existe un umbral de ingresos determinado por el valor de la canasta básica total (CBT). Quien tiene ingresos por encima del valor de la CBT no es pobre.
La CBT ha recibido el impacto de la inflación con más fuerza que el resto de los bienes y servicios. Así, a enero pasado (último dato oficial) acumuló un alza interanual del 55,8% mientras que la suba general de los precios fue del 49,3 por ciento.
Los sectores vulnerables de la población sufrieron en el segundo semestre otro golpe. Al flagelo del alza de los precios por encima de la media, se le sumó la caída de los ingresos y la pérdida del empleo.
«El derrumbe de la actividad económica comienza a materializarse en mediciones del segundo semestre que dan cuenta de la magnitud de esta crisis. En la semana surgieron los datos oficiales que muestran la destrucción del empleo formal y el descenso del cuentapropismo, además del crecimiento del subempleo y el trabajo no registrado», detalló Lozano.
La dinámica del empleo muestra cómo los sectores más vulnerables fueron afectados. Por caso, es la primera vez en mucho tiempo que se observa una caída en la cantidad de trabajadores empleados en la modalidad del cuentapropismo ya que hasta ahora esta funcionaba como un colchón que absorbía la caída del empleo formal.
Conviene aclarar que el Indec mide la pobreza en 31 aglomerados urbanos de la Argentina que agrupan a unos 28 millones de personas. No mide lo que sucede fuera de esas ciudades, en las pequeñas poblaciones o en la zona rural. En general los analistas extrapolan los datos del Indec y los extienden al conjunto del país. Así, si el próximo jueves surge que hay unos 9 millones de pobres en los 31 aglomerados urbanos (el 32% de 28 millones de personas), la extrapolación dará que en todo el país la pobreza afecta a 14 millones de personas (el 32% de 44 millones de personas). Un año atrás sumaban 11 millones de personas.
La semana pasada mostró, además de las cifras de destrucción del empleo, a los movimientos sociales actuando en la calle en una actividad sin precedentes: se calcula que unas 200 mil personas se movilizaron en todo el país con un amplio abanico de consignas. El combate contra la pobreza requiere de una lucha consecuente. «
Subió la indigencia
El IPyPP calculó que la indigencia creció al 6% desde el 4,8% del segundo semestre de 2017.
Claudio Lozano, coordinador del instituto, explicó que el incremento de la indigencia se debió a la pérdida de poder adquisitivo de la Asignación Universal por Hijo (AUH). «La AUH venía conteniendo la expansión del índice de indigencia, pero en el último año perdió poder adquisitivo y ya está en 12 puntos por debajo de 2015».
Lozano criticó, además, el adelantamiento del pago de la asignación, anunciado por el presidente Mauricio Macri. «Esto va a impactar en el segundo trimestre de este año y se verá que caerá la indigencia, pero luego se licuará por el efecto de la inflación. Se perderá el efecto».
NÚMEROS
El Indec publica informes semestrales sobre los niveles de pobreza e indigencia. Pero los analistas privados pueden seguir la evolución de ambos flagelos en forma trimestral. El IPyPP es uno de ellos.
El dato distintivo de esta forma de ver el proceso es que el cuarto trimestre de 2018 cerró con un nivel de pobreza en el 35,9% de la población, mucho más arriba que el 32% del segundo semestre.
La causa de esta diferencia se encuentra en el método que emplea el Indec. El organismo oficial mide los trimestres y luego hace un promedio con ellos. En el caso del segundo semestre, suma los resultados del tercer y el cuarto trimestres y los promedia. En el tercer trimestre de 2018 la pobreza se ubicó en el 28,1 por ciento.
¿Qué va a pasar ahora? Según el IPyPP, lo lógico sería que «se profundice la tendencia hacia una mayor pobreza». Ello porque los datos de los primeros meses de este año muestran una mayor caída de la economía que los registrados en la última mitad de 2018. Ello repercute en los niveles de empleo. Al mismo tiempo, la suba de la inflación golpea los ingresos de la población.