¿Cómo se construyen las relaciones de poder en nuestras sociedades cada vez más mediatizadas? Si tenemos en cuenta que el poder no es una cosa sino una relación, estamos en mejores condiciones de comprender el papel central de los procesos de comunicación en la construcción de poder. Y más aún en nuestros días cuando los medios masivos de comunicación no son la única voz que forma opinión, sino que conviven con los denominados medios sociales, donde la comunicación se produce de muchos a muchos y de manera simultánea.
La relación entre comunicación y poder no es nueva. Manuel Castells, uno de los sociólogos que más ha investigado la complejidad de las sociedades contemporáneas, plantea que “el poder en la sociedad red es multidimensional y se manifiesta en la articulación entre redes financieras, tecnológicas, empresariales, mediáticas, culturales, militares y políticas. De todas estas redes de poder, la articulación pasa por la comunicación”. No nos debería sorprender, entonces, que hoy la comunicación digital esté en el centro de la atención de gran parte de los actores sociales y políticos.
Algunos ejemplos recientes. En medio de su campaña electoral, el presidente Barack Obama hizo una aparición no programada en Reddit. Reddit no es una ciudad más que el candidato recorre dentro de su muy ajustada agenda, sino una red social que, en 2011, congregó a alrededor de 35 millones de usuarios.
Obama inició una sesión de “pregunte lo que quiera”, antes protagonizada por científicos, ingenieros y músicos, donde los usuarios podían enviar sus preguntas que serían respondidas durante una hora y media por el candidato. Para Obama ésta era una oportunidad de conectarse con un grupo bastante codiciado de potenciales votantes difíciles de alcanzar a través de la publicidad política tradicional, ya que en Reddit el 74 por ciento los usuarios son hombres y un 30 por ciento tienen entre 25 y 34 años.
En México, a través de internet y las redes sociales #YoSoY 132, el movimiento estudiantil que surgió en la Universidad Iberoamericana contra el candidato del PRI, Enrique Peña Nieto, creó un espacio de discusión y de crítica global al Estado mexicano. Su principal postulado es la democratización de los medios para lograr una democracia informada y no puramente formal.
Ana Rolón, una de sus dirigentes, señala que “la tecnología es la espina dorsal de este movimiento. En los primeros días de todo esto había una imagen muy interesante que circulaba en Facebook y que decía: ‘No es que México estuviera dormido, es que no tenía internet’”. El movimiento estudiantil se articuló luego con académicos, organizaciones civiles y movimientos sociales, reiterando las demandas propuestas a lo largo de sus diversas movilizaciones: la democratización de los medios de comunicación, información y difusión; el cambio de modelo educativo, científico y tecnológico y el cambio del modelo de salud, entre otros.
En el ámbito local, los políticos particularmente hacen un uso instrumental de estos nuevos medios. Trasladan la lógica de la publicidad política tradicional a las redes. Buscan influir en las decisiones de los ciudadanos salteándose la conversación a la que invitan los medios sociales. Utilizan estos nuevos medios para hacer propaganda política en lugar de centrarse en la interacción para la construcción colectiva. Los nuevos medios no admiten unidireccionalidad, fueron concebidos –y gran parte de los usuarios así lo entendemos– para el diálogo.
No estamos diciendo que los medios sociales son los que provocan este tipo de manifestaciones a las que hacíamos referencia anteriormente. Los contextos son mucho más complejos. Si acordamos con que las formas de comunicación que predominan en distintas épocas están íntimamente ligadas con los modos que adoptan las relaciones socioculturales y los distintos modos de organización política, legal y económica, resulta obvio el papel que hoy están jugando los medios sociales. Los nuevos medios están plasmando las demandas, los reclamos, las protestas que se originan en historias densas, territoriales, de injusticias y ausencia de condiciones dignas de vida.