Search

La presión recae en las madres

A pesar de que ambos padres trabajen, la organización del cuidado de los hijos sigue principalmente a cargo de las mujeres, señaló la socióloga Elsa López, coordinadora de una investigación que develó dispares exigencias sociales.

Una investigación de la Universidad de Buenos Aires (UBA) determinó que persisten más exigencias sobre las madres que sobre los padres, a pesar de los cambios sociales experimentados en los últimos años en la clase media argentina. Si bien se reconoce mayor participación de los hombres en la atención a los hijos, no hay modificaciones profundas.

El estudio realizado a mujeres y hombres de clase media porteña concluyó que “si bien existen diversas modalidades de interacción entre varones, cónyuges e hijos, esta tendencia no hace que la división de actividades entre padres y madres sea equitativa, ya que sobre las mujeres recaen las mayores exigencias”.

“A pesar de que ambos padres trabajen, la organización del cuidado de los hijos sigue principalmente a cargo de las mujeres”, señaló la socióloga Elsa López, una de las coordinadoras de la investigación realizada sobre 30 mujeres y 21 varones de la ciudad de Buenos Aires que trabajan y que tienen al menos un hijo.

Los resultados del estudio, que también fue coordinado por la doctora en Ciencias Sociales Liliana Finding y financiado por la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, fueron publicados en el libro “Maternidades, paternidades, trabajo y salud. ¿Transformaciones o retoques?”.

En él, las autoras concluyeron que “existen más retoques que transformaciones”. Entre los cambios, las investigadoras, ambas del Instituto Gino Germani, destacaron que “actualmente las mujeres otorgan gran importancia al desarrollo profesional”.

“La experiencia de los varones ha sido históricamente distinta, ya que ni el matrimonio ni el crecimiento de la familia afectaron su desempeño en el trabajo ni en el hogar –explicaron– pero hoy algunos intentan reestructurar sus horarios laborales haciéndolos más flexibles para poder colaborar con el cuidado de sus hijos”.

Advirtieron que “las dificultades de las mujeres para delegar quehaceres socialmente aceptados como femeninos y sus sentimientos de culpa por no cumplir con los mandatos de «buena madre y ama de casa» congelan en esos lugares el rol de las mujeres.

“No obstante –continuaron– dejan trascender cierta desvalorización del ejercicio exclusivo del papel de guardianas del hogar”.

En referencia a la división de tareas, el estudio arrojó que “las mujeres se ocupan de la salud y la escuela de sus hijos, son tejedoras de redes, se apoyan en la ayuda de empleadas para compatibilizar la vida profesional de la pareja con el cuidado de los hijos y la administración del hogar”.

“Con respecto al cuidado de los hijos –advirtieron– los varones tienen una presencia más puntual en el ámbito privado: el juego es un medio fundamental para la comunicación con sus hijos, pero también los bañan, los cambian y los alimentan”.

El ámbito público es característico de los hombres: “Son ellos los que los llevan al jardín/guardería, a los cumpleaños, a la plaza”.

Según las especialistas, estos “retoques” no se convierten en transformaciones “por el fuerte arraigo de pautas culturales que resisten el cambio”.

La especialista aseguró que “para facilitar la compatibilidad familia-trabajo se requieren cambios en las actuales políticas sociales en el sentido de extender las licencias por maternidad y paternidad, regular adecuadamente la presencia de guarderías en los lugares de trabajo y ampliar la oferta de matrículas públicas y privadas de guarderías y jardines de infantes”.

También advirtió la necesidad de “repensar desde el mercado laboral horarios y modalidades más flexibles de trabajo para las mujeres madres y avanzar en la legislación para incrementar los permisos para el cuidado familiar durante la jornada laboral tanto para madres como para padres, entre otras medidas”.

10