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La privacidad y la fama se tensionan en «Una chica invisible», comedia negra de Francisco Bendomir

Se trata de una tragicómica ópera prima sobre una actriz hackeada y filmada en la intimidad de su casa que se estrena este jueves en la plataforma de contenidos streaming Cine.ar Play. Para su director, "cada vez resulta más difícil controlar en qué niveles estamos expuestos"
Una chica invisible, ópera prima de Francisco Bendomir sobre una actriz hackeada y filmada en la intimidad de su casa que se estrena este jueves en la plataforma de contenidos streaming Cine.ar Play, recoge los dilemas modernos sobre privacidad, fama y reconocimiento en un film tragicómico donde la conclusión del propio autor es que «cada vez resulta más difícil controlar en qué niveles estamos expuestos».

«Todos los personajes tocan la invisibilidad y la exposición de distintas maneras, así como su incapacidad de controlar en qué niveles son visibles o no para los demás», contó Bendomir a la agencia de noticias Télam a la distancia y durante un viaje en auto por Suecia.

Allí recaló tras quedar varado por la pandemia en Portugal, donde la película ganó un premio especial del jurado en Fantasporto, el Festival Internacional de Cine Fantástico de Oporto.

La película, cuyo eslogan es «Lo que sucede en Internet queda en Google para siempre», relata la historia de un hacker a sueldo (Javier de Pietro) que instala por pedido de un cliente (Pablo Greco) cámaras ocultas en el departamento de su ex novia (Andrea Carballo) quien, en simultáneo e inadvertida de la intrusión, decide suicidarse al descubrir que la peor audición de su vida se viralizó en YouTube.

Encerrada en esa doble vidriera involuntaria e incontrolable, las intenciones de Andrea comienzan a tropezar con las de los demás protagonistas del film, incluida Juana, hija preadolescente del hacker (Lola Ahumada), convirtiendo lo que podría ser un drama en una comedia que oscila entre el ridículo, la ciencia ficción y la certeza de que todo lo que sucede en la pantalla podría ser parte de la realidad.

«Cuando era chico, The Truman Show me impactó mucho y esa idea paranoica de que lo que ves puede no ser como creés, la metí en esta película a menor escala», confesó el realizador.

«Lo que pasa es que hoy, internet mediante, la posibilidad de que alguien pueda estar mirándote es más posible porque la tecnología que se necesita para espiar la comprás en cualquier casa de electrodomésticos», agregó el director. Y reconoció que la idea cobró potencia cuatro años atrás cuando su propio miedo a ser espiado, sustentado en la moda de tapar con cinta las cámaras de las laptops, le pareció «un buen punto de partida».

Sin embargo, hay otra perspectiva de exposición involuntaria que aborda el film. «Yo miro más YouTube que cine y siempre me pareció fascinante esa cuestión de volverte un meme famoso accidentalmente y cuán devastador puede ser para esa persona volverse viral porque le sucedió algo horrible», contó el cineasta.

Aunque agregó que el plus de Una chica invisible, «está en mezclar eso con la idea de que no sólo podría haber un loco con cámaras en tu casa, sino que la gente está constantemente filmando con celular y si te caés en la calle podés terminar en YouTube con música de Xuxa y la gente puede cagarse de risa de vos».

«Me parecía interesante escribir sobre un personaje que atravesaba ese momento y contrastarlo con otro que busca hacerse famoso», detalló.

«Diría que es una película de espionaje –indicó más en profundidad– sobre un chico que le pone cámaras en la casa a su ex novia para espiarla y por espantoso que suene es un miedo muy común».

No obstante, desmarcó el film, rodado en 2019, de cualquier clasificación posible: «Me encantan las películas de género pero cuando escribo tiendo a ser tragicómico, cada escena tiene su género y su tono, hay humor, drama, bizarrez, y podés mezclarlas y van bien, como la menta granizada».

En su biografía, Bendomir advirtió que comenzó las carreras de Letras, Traducción y Diseño de Imagen y Sonido y, coherente con su «fama de mal alumno», no terminó ninguna. Escribió, dirigió y produjo una serie web, dos cortometrajes y, en este que es su primer largometraje descargó «años de ira acumulada».

«Me identifico un poco con el personaje de la adolescente –explicó acerca del film–, que busca ser famosa en YouTube a cualquier precio y me hace acordar a mí, que tuve una infancia medio turbia y estaba obsesionado con ser escritor y poder salir de mi casa».

Ahora, a poco del estreno de su primer largometraje en plena pandemia y directamente en la plataforma Cine.ar Play, remarcó que «pagar e ir al cine está medio cayendo».

«Yo disfruto de ir a las salas pero mucho más de tirarme en la cama con una bolsa de caramelos a mirar una película en la compu y pienso que esta tiene un tono, una temática y un mensaje que llega de otra manera si la mirás solo desde tu casa que en un cine con sonido surround», resaltó.

«Y en términos competitivos, está buenísimo que los tanques no estén estrenando así dan un poco más de espacio para el cine independiente: se corrieron un poco los grandotes y nosotros estamos aprovechando el espacio», expresó el director finalmente.

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