Mientras se observan en el cielo rosarino las sospechosas estelas que dejan los aviones (presuntos “vuelos químicos”), la polémica por los “chemtrails” sigue flotando en el aire. Vecinos llevaron su inquietud a los medios movilizados contra “nubes tóxicas con fines sospechosos”. Sin embargo, desdela Secretaríade Medio Ambiente de la provincia aseguran que no hay nada que pueda confirmar la composición dudosa de dichas estelas. En diálogo con El Ciudadano, César Mackler, responsable de la repartición santafesina, fue cauto: “No descartamos nada. Igual enla Secretaríano tenemos ninguna denuncia formal al respecto”, marcó. En tanto, un experto en el tema, el físico rosarino Rubén Piacentini, aseguró que desde hace más de un año funciona en los altos del Observatorio Astronómico de la ciudad un artefacto que mide la polución del ambiente. “Todos los días, todo el año, se controla y nada hace suponer que haya anormalidades. Analizamos las muestras con un microscopio electrónico para determinar la composición de dichos aerosoles y no hay nada para alarmarse”, sostuvo.
Hace un tiempo que en el cielo de Rosario, con frecuencia, se observa el paso de aviones que dejan su estela, la misma queda suspendida, incluso en trazos paralelos, o cruzados, están a la vista de todos. Sin embargo, mientras para unos “son chemtrails que contaminan el aire” con fines conspirativos, desde la comunidad científica se asegura que es sólo “vapor de agua”.
Consultado sobre qué piensa sobre el tema, el responsable del área de Medio Ambiente de la provincia, César Mackler, argumentó: “Nosotros no descartamos nada, pero la lógica indica que se trata sólo de vapor de agua. Igual, enla Secretaríano tenemos ninguna denuncia formal respecto a los chemtrails, pero de todos modos, es muy dificultoso investigar. El mundo científico, sobre los chemtrails, es bastante escéptico, y por otro lado las mediciones de calidad de aire que realizamos desdela Secretaríaola Municipalidadde Rosario no dan cuestiones extrañas. Los contaminantes que se ven en las muestras son los habituales de las ciudades con polución, como el dióxido de nitrógeno, de azufre, material particulado. No se va nada extraño”.
Sobre quién debería informar qué tipo de aviones son los que dejan estas estelas caprichosas, Mackler, señaló: “No tenemos las sustancias que estarían siendo emitidas. Podríamos actuar de oficio, pero es una hipótesis, que sin descartarla, me parece bastante débil. Habría que utilizar otros canales para averiguar, como las autoridades aeroportuarias,la Anac(Administración Nacional de Aviación Civil), podría decir qué avión está pasando por nuestro cielo”.
El funcionario, experto en contaminación del aire, consultado si ha observado estas estelas, dijo: “Sí. Sí he visto, pero no le he prestado atención, en ningún momento lo traduje en una cuestión conspirativa, la cual no descarto. Creo que debería explicarlo el aeropuerto de Ezeiza, igual cuando un avión sale de un aeropuerto tiene controles y protocolos que cumplir. Por la altura, suponiendo que no es vapor de agua, y es otra cosa, por la dilución, lo que llegaría sería tan ínfimo que sería imposible de ser detectado. Para la aplicación de lo que se denomina «principio precautorio», las denuncias deberían estar enfocadas sobre cuáles son los elementos, las sustancias que ellos –los vecinos– suponen que estos aviones emiten”.
Por su parte, el director del Área Física de la atmósfera y radiación solar del Instituto de Física Rosario y evaluador del informe mundial del cambio climático para las Naciones Unidas, Rubén Piacentini, tiene su postura sobre los denominados chemtrails o estelas químicas: “El tema no es de creencias conspirativas sino de datos científicos.La Organización Mundialdela Saludes la que a todos los humanos de la tierra, en representación dela ONU, se encarga de supervisar problemas mundiales; por ejemplo, la gripe aviar en Asia, se detectó rápidamente, se mató a los animales y no se propagó cuando se especuló que sí podía ocurrir. Desde las década del 90 se está hablando de los chemtrails, y yala OMSlo tendría que haber súper analizado, estudiado y considerado. Este tipo de partículas que uno ve son producto de los aviones que circulan, que condensan el vapor de agua. Seguramente un avión normal deja contaminación, como también lo hacen el caño de escape de un auto, de un colectivo, de una moto o de un camión. Es decir, no se puede decir que no haya contaminación, pero que sea adrede, que va a pasar por arriba de Rosario a propósito para contaminarnos…”.
Piacentini recordó que hace más de un año se instaló en los altos del Observatorio Astronómico en el Instituto Física Rosario, un equipo que colecta, todos los días las partículas en suspenso en el ambiente: “Llegamos a detectar micrones de partículas. El equipo se denomina «captor de aerosoles» (o partículas en suspensión), marca Lanzoni, uno de los más usados en el mundo. Funciona en permanencia todas las horas todos los días del año, con una bomba que succiona el aire como una aspiradora, lo que determina que las partículas que están presentes en el aire quedan atrapadas en un filtro, el cual luego analizamos con un microscopio electrónico para determinar la composición de dichos aerosoles. Científicamente no se puede argumentar que sea hecho a propósito con algún contaminante: esos supuestos chemtrails podrían haber afacetado el agua, las plantas o los animales… No se puede decir que un avión no contamine; ahora, que lo haga expresamente y que esté hecho para tirar cosas, y que esas cosas sean rarísimas…. Hasta ahora no se ha visto nada raro”, finalizó.
Cenizas de la isla, de Chile y hasta de Australia
Rubén Piacentini, ex director del Observatorio Astronómico, trabaja junto ala Agencia EspacialNorteamericana, que permanentemente envía información satelital. “El equipo que tenemos en lo más alto del Observatorio, el captor de aerosoles, nos sirvió el año pasado, por ejemplo, para determinar que las cenizas por la quema en las islas, eran precisamente de Entre Ríos, y sirvió como muestra para quela Municipalidadle inicie un juicio a esa provincia o, por ejemplo, comprobar que las cenizas que llegaron a Rosario, también el año pasado, eran del volcán chileno Puyehue y llegaron hasta aquí. Nosotros trabajamos junto ala Nasa, con sus satélites, tenemos experiencias, por ejemplo, de nubes de contaminación de las quemas que hubo en el año 2002 en Australia que produjeron un desastre y se propagaron por todala Tierra. Pasaronpor arriba nuestro durante meses… Una nube de contaminación puede propagarse y mantenerse en la atmósfera y se difunde. No creo en las teorías conspirativas”, concluyó el reconocido físico.
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