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La provincia sale a renovar financiamiento y toma más

El ministro Saglione adelantó que en marzo volverá a licitar Letras del Tesoro. Oxígeno para salarios y otros vencimientos.

El gobierno provincial prevé una nueva emisión de Letras del Tesoro el mes que viene, la segunda en lo que va de la actual administración. Si bien no trascendió el monto que se buscará en el mercado, la decisión del Ministerio de Economía apunta a oxigenar el frente financiero en abril, por dos cuestiones esenciales: ese mes empezará a sentirse el efecto del aumento salarial a los estatales y a la vez vencen los primeros 283 millones de los 400 millones de pesos en letras tomados el 30 de diciembre pasado. El gobierno dispone de autorización legislativa para usar letras u otras herramientas financieras de corto plazo (se cancelan dentro del mismo ejercicio) hasta un máximo de 2.000 millones de pesos.

Esta nueva operación de mercado confirma la estrategia del Ministerio de Economía: diversificar fuentes de financiamiento de corto plazo, que además de la emisión de letras incluye el uso de cheques de pago diferido y el manejo de deuda flotante. En esa línea Lifschitz y su ministro Gonzalo Saglione abrieron en enero otra ventanilla: consiguieron un adelanto de coparticipación de la Nación por 600 millones, aprovechando la presencia del santafesino ex kirchnerista y sorpresivo funcionario PRO Gustavo Marconatto en la Secretaría de Hacienda, que agilizó el trámite. Estos adelantos de partidas son convenientes porque Nación los descuenta a lo largo del año con un interés ínfimo en relación a los de mercado.

Refinancia y va por más

La emisión fue confirmada por el ministro Gonzalo Saglione a El Ciudadano: “La calificación de riesgo de la provincia está en su máximo histórico. Quien nos mira desde afuera nos está diciendo que con el déficit existente, en términos comparativos, Santa Fe está mejor que nunca. No quiero que se malinterprete esto. Estamos decidiendo hacer uso de financiamiento de corto plazo para financiar el déficit, no sólo con deuda flotante sino también con otros mecanismos. Esto es manejo de la política de liquidez”.

En el caso de las Letras del Tesoro, la emisión de marzo buscará suficientes fondos para refinanciar los 283 millones que vencen en abril, y tomar más. Tomar y refinanciar es un modus operandi que llegó para quedarse: “Planteamos tener un valor nominal en circulación, que por un lado nos mantenga en el mercado, que es lo conveniente. Pero aclaro que pretendemos que ese valor nominal sea absorbible, es decir que si en algún momento el mercado no está disponible para renovar, que eso no nos genere un cimbronazo”, explicó el ministro Saglione.

Instrumental financiero

A diferencia de la gran mayoría de las provincias, en los últimos años Santa Fe no recurrió a emisión de Letras del Tesoro, que son préstamos a muy corto plazo (por lo general entre tres meses y dos años), para disponer de suficiente liquidez. En ese sentido, el principal instrumento fue la administración de la deuda flotante (se estiran plazos de pagos a prestadores de servicios, contratistas y proveedores). Ya en 2013 la administración Bonfatti recurrió a cheques de pago diferido una vez que obtuvo el aval legislativo, pero descartó las letras por considerar que los otros instrumentos eran menos costosos.

Antes de irse, logró que la Legislatura aprobase un permiso de endeudamiento de 2.000 millones de pesos dentro del ejercicio, para financiar el déficit con el que finalizó el mandato. El 30 de diciembre Lifschitz comenzó a usar ese crédito: mandó licitar letras por primera vez, aceptando ofertas por 400 millones.

“Es un camino que vamos a tratar de sostener porque lo consideramos deseable y lo hacen las demás provincias desde hace mucho tiempo. La deuda flotante tiene un límite, no se puede incrementar en infinito”, justificó el ministro. Y agregó: “¿Es deseable que para no sumar deuda deje de devengar determinados gastos, cuando la planificación financiera lo permitiría. ¿Es deseable bajar el ritmo de obra pública por esa razón? Nosotros consideramos que no”.

Deuda flotante y obra pública

El de la obra pública es un capítulo especial. Cuando se acumulan atrasos en los pagos, las empresas paralizan el trabajo, corren intereses y se afecta la mano de obra.

Si bien dice que aún no están los números definitivos de déficit, Saglione reconoce que la deuda flotante que quedó al finalizar 2015 es bastante superior a la del ejercicio 2014. Del total, “entre 500 y 600 millones es el componente de deuda flotante por el tema contratista de obra pública”. Un año antes estaba en 300 millones por el mismo concepto, siempre en número redondos.

Para Saglione esto no trajo “ningún tipo de problema práctico”. “Nosotros convocamos a los contratistas, explicamos la situación, y hubo una activa participación de bancos regionales y del agente financiero, que compraron esos instrumentos financieros”, lo cual evitó afectar la obra pública.

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