Los fiscales provinciales a cargo de investigar el incidente que tuvo como protagonista al comisario federal Mariano Ezequiel Valdés, que fue baleado el pasado 9 de septiembre sobre la autopista Rosario-Buenos Aires, decidieron remitir la causa a la Justicia federal, según se supo este viernes al mediodía. Uno de los motivos de esta decisión es que, de acuerdo con un peritaje de alta tecnología, el bolso y un pantalón del comisario, incautados recién once días después de la balacera, tenían rastros de drogas de diseño. A ese indicio revelador se sumó otro: Valdés mantuvo conversaciones telefónicas con Marcelo Lepwalts, el policía federal que estaba a cargo de la delegación de la ciudad de Santa Fe y que desplazado, preso y procesado porque, sospecha la Justicia federal, tenía vínculos con transeros capitalinos. El propio Valdés pasó a ocupar ese cargo en mayo pasado, luego de una purga efectuada desde las altas esferas de la fuerza federal, hasta que en septiembre corrió el mismo destino que su predecesor.
De acuerdo con los fiscales, esas escuchas entre “Marianito” y “Lechu” fueron “en tono amistoso” e interceptadas en la misma jornada que la sede de la federal santafesina fue allanada por la Tropa de Operaciones Especiales (TOE) y Valdés resultó detenido y su bolso, que estaba vacío, secuestrado, el 20 de septiembre último.
“Hemos encontrado escuchas entre el jefe anterior de la delegación, Marcelo Lepwalts, y Valdés. Son escuchas que nos permiten efectuar una conexión entre ambos. Había confianza entre ellos. La conversación es del 20 de septiembre poco antes del allanamiento”, dijo el secretario de la Fiscalía de Villa Constitución, Franco Carbone.
Las conversaciones, a las que accedió El Ciudadano, giran en torno de un departamento que habría ocupado Lepwalts, Lechu, antes de ser detenido en mayo. Desde un penal, le pide a Valdés, Marianito, que le deje las llaves de esa propiedad a Higinio Bellaggio, subjefe de la delegación de la capital santafesina que a la postre quedaría detenido e imputado junto con Valdés. El bolso en cuestión fue retirado, según la acusación, por el propio Bellaggio del hospital de Arroyo Seco donde Valdés fue atendido en la noche de aquel lunes 9 de septiembre. Y también según los fiscales fue el motivo por el cual se desencadenó el tiroteo entre los ocupantes de una camioneta y Valdés.
—Qué hacés, Marianito, Lechu.
—Qué hacés, Lechu.
—Estoy enterado de todo lo que pasa.
—Es de terror esto.
—Sí, ya lo sé. Tenemos más mala suerte que la concha de la lora. Escuchame un cosa, Mariano. Puntualmente recién hablé con Higinio, eh, lo más probable es que se va a hacer cargo él del departamento. Dejale las llaves y bueno, a lo sumo después cancelamos tu recibo de sueldo y agregamos el de él.
–Dale, no hay problema. Despreocupate.
—Yo creo que en octubre salgo, viste, así que cualquier cosa después nos cruzamos. Te mando abrazo grande y mucha fuerza.
https://youtu.be/rY7O3FO2hDM
Claro que los federales en problemas no esquivan comentarios por su presente complicado. Valdés suena enojado con versiones sobre el incidente ocurrido en la autopista que sindicaban a la acompañante en el auto, la subayudante Roxana González que fueron saliendo en la prensa antes de que los fiscales revelaran la hipótesis más firme.
—Un montón de boludeces están hablando.
—Olvídate, lo sé.
—No tiene gollete esto. Clarín está diciendo que fue un intento de violación, a qué estamos jugando.
—Son unos putos los de la prensa, cualquiera. De alguna manera algo hay que hacer. Lo vamos a hacer juntos, no sé si me entendés.