La recesión, la inflación y la demora de las paritarias terminaron por comprometer la capacidad de pago de los argentinos y los forzaron a tomar más recaudos en el uso de la tarjeta de crédito. En los bancos, perciben que durante el comienzo de este año los clientes redujeron fuertemente el financiamiento en cuotas y prefirieron hacer sus compras en un solo pago. El comportamiento se ve en los reportes que les envían trimestralmente las principales administradoras de los plásticos: los titulares de tarjetas muestran en este primer semestre una clara preferencia por las compras al contado que no reflejaban en 2015 ni en 2014.
Según estas cifras, los pagos en cuotas pasaron de crecer un 58 por ciento en 2014 a sólo el 38 por ciento anual en el primer trimestre de este año. Y continuaron –de acuerdo con las estimaciones de los propios bancos– con la misma tendencia en el segundo trimestre. Las transacciones que son al contado, en cambio, mantuvieron el ritmo de crecimiento entre un año y otro cerca del 40 por ciento.
El uso de los plásticos se extendió fuertemente en los últimos años con la bancarización que provocaron, en los sectores más bajos, la multiplicación de los planes sociales, y en los más altos, la proliferación de promociones y descuentos brindados por las propias entidades financieras en una economía con inflación de dos dígitos.
La cantidad de tarjetas de créditos se incrementó en 3 millones durante el año y hoy llega a las 34,8 millones. El volumen total de financiamiento mediante tarjetas de crédito pasará sólo este año de los 80.000 millones de pesos a los 115.000 millones. La mitad de este mercado está representado por Visa, la compañía que es propiedad de los bancos locales. Según los mismos datos aportados por las administradoras, el consumo con plásticos en cuotas se incrementó de 21.500 a 23.200 millones de pesos. Y su participación sobre el total podría caer este año del 51 al 45 por ciento del total de las compras con tarjeta. Las que son en un solo pago, al mismo tiempo, pasaron de 19.000 a 20.700 millones de pesos.
Comportamiento
Los bancos advierten algunos factores positivos en medio de este comportamiento. En primer lugar, que en este contexto de mayores dificultades económicas no haya crecido sensiblemente el uso del “pago de mínimo”, como un recurso de los titulares de tarjeta de crédito para evitar afrontar plenamente sus compromisos, ni haya crecido fuertemente la morosidad dentro de este grupo de clientes. De acuerdo con el último informe sobre bancos del BCRA, el aumento en la irregularidad del crédito al sector privado –y dentro de este, en igual medida, en la que se ve en tarjetas– fue de sólo un punto porcentual, al 2,6 por ciento del total. Y así y todo, el nivel de este indicador se ubicó 0,3 puntos porcentuales por debajo del que había en abril de 2015.
Los cargos por incobrabilidad que deben afrontar las entidades tampoco se incrementaron, y se mantuvieron en torno de los 1.000 millones de pesos mensuales en todo el sector.
En segundo lugar, los banqueros ven con optimismo la rapidez de reflejos que parece haber mostrado el sector privado frente a las adversidades de este primer semestre: la decisión de usar los plásticos en un solo pago, que son cancelados en el corto plazo, antes que la de embarcarse en financiaciones extensas hacia un segundo semestre más incierto.