En Santa Fe hay más de mil parejas que transitan por el complicado entramado de oficinas provinciales y judiciales para lograr una vinculación. Es un número estimativo, ya que el Registro Único Provincial de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos, más conocido como Ruaga, no cuenta con los legajos al día. Esta semana la nueva directora del Registro, Alejandra Kosak, adelantó a El Ciudadano que depurarán ese listado. Lo primero será una evaluación de todas las familias postulantes. Aún así sólo uno de cada tres niños que el gobierno encuentra en estado de vulnerabilidad es recomendado para un proceso de adopción. Karina Duvnjak, integrante del grupo de padres adoptantes y en espera dialogó con este medio sobre el trabajo que realiza el grupo, destinado a asesorar a quienes desean llegar a una vinculación.
La charla con Karina Duvnjak:
—¿Cómo nació el grupo de Padres en Espera?
—Arrancamos en 2009. No había todavía Facebook, y los grupos de padres en espera en otros puntos del país (Buenos Aires y Bahía Blanca, por ejemplo) surgían por cadenas de correos electrónicos. No empezamos siendo más que los que somos ahora: ocho matrimonios. Es el staff fijo que se reúne una vez por semana. Primero en una sala que nos prestó la Asociación Empleados de Comercio y desde hace un tiempo en el Centro Cultural Fontanarrosa los sábados desde las 15. Sirve como espacio para consultas de quienes empiezan el camino en la adopción.
—¿Qué tipo de trabajo realizan?
—Por mucho tiempo fuimos un espacio para y de queja. En los primeros años juntábamos firmas para un proyecto de ley que, entre otros puntos, declarase la emergencia de niñez a nivel país. Anunciaron la modificación del Código Civil y Comercial y pusimos en pausa la protesta. Llevó dos años, y las reuniones eran pura catarsis. Algunas veces es inevitable, pero tratamos de buscarle la vuelta a pensar que sí se puede. Y más cuando nos enterábamos del mal funcionamiento del Estado que revinculaba a niños sin hacer un seguimiento.
—¿Cuáles son los principales problemas que tienen que enfrentar?
—La idea del bebé. La cultura, los libros, la biología, dicen que el hijo llega en forma de bebé. Hay que hacer el duelo y entender que puede venir caminando. Tiene historia. Alguien puede ser de Newell’s y el “bebé” puede llegar con la camiseta de Central. Por eso tratamos de unir el niño idealizado con el niño real. También pasa con la maternidad biológica, cuando creen que el chico va a salir doctor y termina eligiendo otro camino.
—¿Cómo actúan cuando algún postulante desliza lo que sería el principio de un delito?
—Ya no atajamos más de esos casos, donde se anotan chicos como hijos extramatrimoniales o se toma la identidad de otra mujer embarazada en un hospital. Antes se hacía por desinformación. Hace 15 años esos casos eran habituales, pero hoy son delitos. No son adopciones sino apropiaciones. Hoy las posibilidades de informarse en cualquier lugar hacen que el delito sea peor. En localidades más pequeñas podía ser una práctica normal, pero ya no hay excusas. Otra costumbre era que quien quería adoptar se acercaba a los hogares, establecía un vínculo y pedía la adopción directa. Hasta había abogados inescrupulosos que hicieron inscripciones en escribanías, y esos niños tuvieron que ser devueltos a sus familias de origen. Lo legal es esperar la designación del Ruaga a partir de la decisión de un juez. Por más que esté en un proceso de restructuración, debe defenderse y protegerse como institución.
—¿Cómo ve los cambios, ya que el Código no permite la vinculación directa y además se prioriza intentar mantener el vínculo de origen?
—Las medidas –declararlo en adopción, integrarlo a una familia solidaria u otro dispositivo– deben tomarse si se pueden controlar. Cada caso es único. Antes no se hablaba de adopción cuando era directa. Antes proponían ir a buscar al niño por terceros y saber lo menos posible. Pero toda la información debe estar en un expediente.
—¿Cuáles son las recomendaciones para quienes piensan en adoptar?
—Es importante respetar el origen. Es una condición para postularse como adoptante. En tanto y en cuanto no sea negativo para el niño (eso lo definen los profesionales de la Subsecretaría de la Niñez), se debe respetar el origen. Por otro lado, deben definir hasta qué edad están dispuestos a hacerlo. La prelación (orden de inscripción) para chicos con más de 8 años es mucho más corta. Es mejor ser sincero desde el principio y decir que no estás preparado para adoptar a un mayor de 10 años. Cada uno tiene que elegir. Es una línea muy delgada.
Vulnerables
En adopción no se trata de oferta y demanda. Tal como publicó este medio, en Santa Fe una de cada tres situaciones de vulnerabilidad en niños detectadas por el gobierno deriva en una sola posible adopción. Después queda en el juez declararla y llamar al Ruaga para pedir el mejor postulante. El resto de los niños en problemas con las familias biológicas son contenidos en instituciones o dispositivos. Pero la prioridad, tal como establece el nuevo Código Civil y Comercial, es preservar el vínculo de origen.
Hacer más fácil la tarea
“Queremos más transparencia y agilidad”. Así se presentó Alejandra Kosak, la nueva directora del Ruaga, quien admitió llegar al cargo con la instrucción de plantear profundas reformas al área. En primer lugar se creará una comisión evaluadora para los casos pendientes de estudio de quienes pretenden adoptar, uno de los reclamos de Padres en Espera. La comisión estará integrada por profesionales de los colegios de Psicólogos y Trabajadores Sociales. El resultado será una devolución a cada aspirante, adentro o afuera del Ruaga, y por qué.
Consultada por la cantidad de personas sin evaluar, Kosak respondió: “Estamos haciendo limpieza de datos. No tenemos un cálculo estimativo. El objetivo es terminar con el convenio. Mientras tanto, se siguen realizando las evaluaciones a los nuevos inscriptos. Tenemos una acumulación de legajos importante”.
Según datos de la provincia, en 2015 había 1.434. Del total, 800 eran del Nodo Rosario. Había 373 de Santa Fe, 38 de Reconquista, 119 de Rafaela y 104 de Venado Tuerto. “Cada pretenso adoptante debe recibir información ágil de si están o no en el sistema. Existe gente que se inscribió y no renovó la inscripción”, explicó la funcionaria.
Además de la evaluación, la nueva directora adelantó que continuará con las reuniones con jueces de Familia, que piden al Ruaga aspirantes cuando declaran la adoptabilidad de un menor en estado de vulneración de derechos que no ha podido revincularse con su familia de origen. “Queremos debatir los criterios de prelación y unificar cómo se hacen los oficios para hacer más fácil la tarea para todos”, concluyó Kosak, quien no descartó incluir más profesionales a los equipos del Ruaga que trabajan en Rosario y la capital santafesina.