La reina desnuda, el nuevo drama social dirigido por José Campusano que se estrenó el jueves en el Cine El Cairo, y que se pude ver este sábado y domingo retrata la tormentosa y promiscua vida de una treintañera de la localidad santafesina de Gálvez, lugar elegido por el cineasta como inspiración, junto con sus habitantes, para contrastar temáticas y aproximaciones actuales con las que no comulga, como el denominado lenguaje inclusivo y “los prejuicios, la censura y la mentira que hace que la verdadera vida excedida de hombres y mujeres no esté en el cine”.
Protagonizada por Natalia Page, que conforma un elenco de locales que integra intérpretes y no actores, la película cuenta la historia de Victoria, que acaba de perder un embarazo y rompe con su novio para intentar un cambio en su descuidado estilo de vida, pero las transgresiones que experimentó en el pasado reciente siguen trayéndole consecuencias.
Presentado en el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, el largometraje de 90 minutos surgió luego de que un referente del sector audiovisual de Gálvez contactara a Campusano para hacer una película en el lugar y que el director “viera las condiciones de la localidad hablando con las comunidades”.
“En base al aporte de bonaerenses y santafesinos, compuse el protagónico y el entorno social de un pueblo rural, con los hijos de la soja, que, si bien muchos trabajan los campos, otros se dedican a excesos como la drogadicción, el alcohol y el sexo desenfrenado. Hay mucha gente así, sin formación ni tienen familia; la película habla sobre eso”, contó el cineasta en diálogo con Télam.
Ante la consulta de por qué decidió ese tratamiento de la figura del hombre, el director sostuvo: “Porque realmente pasó así. No son decisiones para nada personales o arbitrarias sino que tienen que ver con que pasaron esas secuencias de esa forma, en contextos en los que la forma de expresar ciertos deseos y anhelos es esa. No es algo que a mí se me ocurra, sino que es algo que está en el camino y lo incorporamos a la trama”.
Además sostuvo que la personalidad fuerte de la protagonista se basó en “varias personas, incluso una expareja”. “Siempre elijo representar la historia en base a la fuerza de anécdotas reales. Representa el presente de mujeres que toman el destino de esta manera. Me encantó filmar esta película porque hay algo que tiene este momento, relativo a los prejuicios, la censura y la mentira, que hace que la verdadera vida de hombres y mujeres actuales con comportamientos excedidos no esté en el cine, el periodismo o la televisión. Trabajo permanentemente con comunidades y la vida real es muy distinta a lo que se cuenta, tiene muchísimo más que ver con esta película que con lo que se intenta instalar. Las mujeres y los hombres no hablan ni reaccionan como ese común denominador pretende forzarnos que pensemos”, advirtió.
En una parte del texto se puede escuchar cómo a protagonista asegura: “Los machitos como vos se van a sentir eternamente inseguros al lado de una mina y si pudieran volver a nacer, elegirían hacerlo como mujer y ser la más puta”, a lo cual Campusano señaló: “Ese párrafo vino exactamente así de una mujer que conocí. No dice «todos los hombres», sino «los machitos como él». Ella estaba absolutamente en contra de ciertos parámetros del feminismo actual. Hay mucha gente que es feminista y no está alineada porque hoy hay tantas vertientes que es muy confuso, y más aún lo son las estructuras políticas. Existen contradicciones enormes entre el mismo sector. Hay sueldos de privilegio en organismos que se van creando y que nada tienen que ver con la verdadera vida en las calles de las comunidades, que es adonde no llegan porque no les importa. Esto no llega al barrio, ni interesa ni cambia nada: los indicadores de violencia siguen igual o aumentan. En España, los crímenes hacia menores cometidos por mujeres son más que los cometidos por hombres. Estamos yendo a un lugar peligroso y supremacista totalmente contradictorio que favorece a un selecto grupo en lugares de poder para cumplir con una agenda mundial fallida totalmente estúpida, instalada con mucho dinero por personas que nadie votó y que genera controversias por instalar postulados con espíritu dictatorial. No nos olvidemos que «ideología» es sinónimo de «doctrina», que tiene que ver con imposición y no con debate o espíritu autocrítico”.
Y sumó: “Hay infinidad de decisiones que se han tomado de espaldas a la gente. Permanentemente me manejo dentro de las comunidades y nadie habla con lenguaje inclusivo ni entiende por qué cierta prepotencia; no va por ahí. El cambio sustancial que sí se necesita no se está produciendo en absoluto. Porque es una construcción que no tiene que ver con la inclusión ni con un genuino cambio sistémico, sino que genera más división, enfrentamiento, contradicción y despotismo”.
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