—¿Hay presunción de dónde vienen las amenazas a los funcionarios?
—Es un capítulo más de una secuencia iniciada a mediados del año pasado con amenazas al juez Vienna, los jefes de la Policía, además de Raúl Lamberto y Matías Drivet. Después estuvo el atentado a la casa del gobernador. Es todo un mismo proceso.
—¿Están conformes con la causa que investiga el ataque a la casa del gobernador?
—Por tratarse de la casa de la figura institucional más importante de la provincia, debería haber una estructura de investigación más efectiva. Confiamos en que el Poder Judicial adopte las medidas necesarias para tener los resultados esperados.
—¿Visualizan participación de policías en estas intimidaciones?
—Lo que podemos decir es que las amenazas contienen informaciones que no están al alcance de cualquiera y que necesitan, sin magnificar, de una inteligencia previa. Si nos remitimos a los hechos en las causas importantes, como la de Los Monos, de 36 procesados hay 13 miembros de fuerzas de seguridad, lo que demuestra que el desarrollo de estas bandas no pudo darse sin apoyo, complicidad y pertenencia de algunos policías.
—¿Las reformas en la Policía siguen adelante?
—Sí, pero son cambios que no se hacen de un día para el otro. En febrero creamos la Policía de Investigaciones. Y vamos a seguir modificando estructuras y procedimientos. Como el ascenso por concurso, para que nadie le deba al ascenso a nadie sino que sea fruto de su capacitación, mérito y esfuerzo.
—¿Se sigue adelante con eso?
—Sí, sí. En este primer semestre vamos a otorgar ascensos. Y habrá otra tanda en el segundo semestre.
—Uno de los reclamos que más se escucha es que la Policía no está en la calle. Incluso resonó esta semana (por el jueves) en el Concejo. Ustedes anunciaron compra de vehículos, más personal…
—No lo anunciamos, lo hicimos. Se incorporaron 1.100 vehículos.
—Bien, lo concretaron…
—Alguna gente desde la comodidad de un lugar institucional que no menosprecio, está en el rol de peticionar como si fueran un ciudadano más. Plantean exigencias sin analizar la complejidad del problema.
—¿Qué alcance tiene esa complejidad?
—Tenemos dificultades para conseguir jóvenes que quieran ingresar a la Policía. La mayoría son del norte de la provincia y al poco tiempo quieren volver a sus lugares. Se incorporó mucho personal femenino que a veces tiene limitaciones objetivas para las tareas de calle. Lo real es que estamos ante el agravamiento del fenómeno delictivo y desde el Estado tratando de dar respuesta. A veces no en el tiempo ni en la magnitud que amerita el fenómeno, pero tampoco podemos ponernos en la comodidad de peticionar sin decir el cómo y con qué.
—Ese esfuerzo en compra de vehículos, personal, tecnología, ¿el gobierno lo ve reflejado en la calle?
—Muchas medidas aún no logran visualizarse. Pero no tenemos duda de estar en el camino correcto y que en un tiempo relativamente cercano van a dar mayores resultados. En términos de visibilidad de esas acciones hoy todavía tenemos déficits y hay que reconocerlo. Para eso se trabaja.
—¿Es el mejor momento de relación provincia-Nación desde 2007?
—Hoy hay una relación madura y prudente como debe ser. Desde fines del año pasado coordinamos acciones y se planifican obras con rapidez. Esto es positivo para los santafesinos. La llegada del tren a Retiro, las comunicaciones telefónicas, las reuniones con los ministerios que antes costaba conseguir y hoy se resuelven de un día para otro, la reunión de estos días que el gobernador mantuvo con el ministro de Planificación básicamente por vivienda, y ni hablar de la coordinación en el tema seguridad.
—¿Entonces la relación excede la foto, son hechos concretos?
—Sí, el tren a Rosario va a ser una realidad; la coordinación en seguridad es una realidad que falta materializarse, pero no puede haber hechos si no hay planificación. Hay muchos ejemplos. La rápida aprobación del crédito kuwaití que se hará efectivo en los próximos días. A Santa Fe van a ingresar 51 millones de dólares con 4 años de gracia y pagando el 3% de intereses y comisiones, algo impensado en la Argentina de hoy.
—¿Se viene un año de mucha inversión provincial en Rosario?
—Hay una decisión del gobernador de volcar muchos recursos a los barrios, en la idea de que una ciudad mejora sus condiciones generales en la medida que hay un desarrollo equilibrado. A obras importantes como el Aliviador III, el acuario o los galpones portuarios, hay que sumar cloacas, apertura de calles, programas como Volver a Estudiar, el minipenal en el límite Rosario-Pérez, la escuela Pocho Lepratti en España y Circunvalación y el acueducto Gran Rosario, más todas las obras que hacemos junto a la Municipalidad.
En otro tramo del reportaje con El Ciudadano, el ministro de Gobierno cuestionó a un sector de la UCR de Rosario, ubicó a Mario Barletta entre “los que especulan en la coyuntura para sacar un rédito”, renovó el apoyo a Miguel Lifschitz como candidato y lanzó señales hacia dentro del socialismo.
–Un reportaje que le hicieron a Hermes Binner disparó especulaciones sobre si es posible que el PRO sea parte de una alianza nacional con el FAP.
–Lo que digo es a título personal. Respeto a los dirigentes del PRO y la construcción política que están haciendo como fuerza de centroderecha. Pero con el PRO es imposible constituir una alianza política. No es para que se ofenda nadie, no es una crítica ni descalifica a nadie. Simplemente pensamos diferente. Creemos que tenemos para un mismo problema soluciones distintas. Conozco mucho a Binner y sé que tiene esta misma mirada.
–¿A medida que se acerque 2015 las relaciones entre socialistas y radicales se van a tensar?
–La UCR está en un proceso de fortalecerse como fuerza. Nuestra mirada es que si fortalecen las fuerzas del Frente se fortalece el Frente. Como socialistas también queremos fortalecernos. Además del gobernador, los legisladores y las responsabilidades en el Ejecutivo, gobernamos Rosario, Pérez y alrededor de 40 comunas. Y si me preguntan, queremos que en 2015 haya más socialistas ocupando espacios, pero eso no va en detrimento del radicalismo. Lo que no podemos hacer como partidos integrantes de un frente es querer construir fortaleza deteriorando a otra fuerza del mismo espacio como está haciendo un sector del radicalismo en Rosario.
–¿Lo dice por Boasso?
–Por Boasso y buena parte de su sector. Eso es incompatible con la construcción frentista.
–¿Le sorprendió que durante las consultas por la reforma de la Constitución Mario Barletta fue el primero que exteriorizó un “pero”?
–Hago una mirada distinta. Mientras algunos buscan “peros”, yo destaco la mirada estratégica de Antonio Bonfatti, que puede claramente asumir como gobernador muchos desafíos al mismo tiempo; que puede plantear una mirada a la coyuntura pero al mismo tiempo plantando banderas para el mediano y largo plazo. Eso es lo que diferencia a alguien que tiene estatura de estadista a cargo de un Ejecutivo de las personas que están especulando en la coyuntura para sacar un rédito. Lo importante es que acá Antonio Bonfatti dijo «podemos reformar la Constitución, yo me excluyo, discútanla los partidos». Al mismo tiempo adopta medidas para mejorar la seguridad, encabeza una misión comercial a India y cierra con los gremios estatales como en ningún lugar del país una propuesta salarial que dignifica a los trabajadores, que la provincia puede cumplir y evita la conflictividad.
–¿Está saldado en el PS el debate sobre candidaturas a gobernador?
–Yo expresé mi opinión y vale como la opinión de una persona; en su momento el partido definirá quién es el mejor candidato. Personalmente sigo sosteniendo que Miguel Lifschitz es la figura que mejor nos representa en el Partido Socialista. Creo que tenemos que hacer un esfuerzo para fortalecer la unidad partidaria y desde esa fortaleza que da la unidad discutir con las demás fuerzas cómo vamos definiendo las distintas instancias de representación que va a haber en 2015.
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