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La Renga en Rosario: el ritual rock que crece sin perder vigencia

El sábado la formación oriunda de Mataderos tocó ante 38 mil personas en el estadio de Newell's. El repertorio de 31 temas contó con canciones de “Alejado de la red”, el disco que venían a presentar, y gran cantidad de clásicos en una noche en la que la fina lluvia ayudó a paliar el calor

Las gotas esperaron los últimos acordes de “Hablando de la libertad” para empezar a caer. Las luces se encendieron marcando el final y la fina lluvia parecía un regalo de la naturaleza cayendo sobre los cuerpos transpirados después de dos horas y media de saltar y gritar a viva voz los grandes himnos rock de La Renga. La formación de Mataderos paso por Rosario el sábado por la noche propiciando un ritual que ninguna de las 38 mil personas que estuvieron presentes van a olvidar.

Para la despedida, un bis de cuatro temas infaltables entre los que estuvieron “Panic Show” y “Voy a bailar a la nave del olvido”, Chizzo Nápoli, el cantante del power trío, también dejó un pedido. “Mañana es el día de la soberanía, tenemos que pelear porque el río sea nuestro”, dijo señalando el Paraná desde el escenario montado en uno de los laterales del Estadio del Club Atlético Newell’s Old Boys y casi a la 1 de la mañana del domingo.

Pero todo había comenzado mucho antes. No con los primeros punteos de “Buena Pipa”, uno de los temas que integran Alejado de la red, el disco que la formación venía a presentar a la ciudad, y con el que casi a las 10 de la noche la banda dio por iniciado el concierto, sino a la mañana. Los colectivos empezaron a llegar temprano y en medio del despliegue de seguridad y tránsito que valló gran parte del Parque Independencia se podían ver las rondas de gente, las heladeritas, los parlantes y los pogos espontáneos entre desconocidos. Moreno, Mendoza, Villa Gobernador Gálvez, Laferrere, Catamarca, Las Rosas eran algunas de las localidades que se leían en las banderas tanto afuera como adentro del estadio.

Es que la banda que también integran Tanque Iglesias y Tete Iglesias propicia uno de los pocos rituales de rock nacional del estilo que quedan en Argentina, ese que en los recitales del Indio Solari se suelen llamar Misas y que hoy es llevado adelante con otras dimensiones por su banda Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado que estaba haciendo lo propio esa misma noche en el Estadio de Huracán en Buenos Aires.

La lista de temas del sábado parecía ir regulando intensidades, un tema con todo el power de la formación en los que el campo empezaba a armar las rondas de pogo, y dos un poco más abajo de energía para poder respirar un poco en una noche que si bien no tuvo el calor sofocante de las últimas jornadas, contó con un alto nivel de humedad que no colaboraba.

Los relámpagos en el cielo amenazaron toda la noche con un aguacero, pero se quedaron en eso y pintaron el paisaje detrás de las dos pantallas gigantes ubicadas a los costados del escenario. Imágenes de castillos, piedras, fuego y algunos videoclips fueron pasando, aunque el objetivo principal de las pantallas era, lógicamente, retransmitir lo que pasaba en el escenario que, como pasa en este tipo de eventos, no es visible fácilmente para todos y todas las presentes.

El show, que también tuvo un dragón gigante sobre el escenario, contó con la interpretación de algunos de los temas nuevos como también fue el caso de “Para que yo pueda ver” y la canción que da título al disco, pero tuvo todos los clásicos de la formación que suma más de 30 años de trayectoria. Sonaron “Motoralmaisangre”, “El viento que todo empuja” y “La razón que te demora” con la que se despidieron (previo a los bises) en la medianoche del sábado.

El aplaudido Pancho Chévez, oriundo de Capitán Bermúdez, fue uno de los invitados especiales de la noche sumando su armónica a la formación y saliendo ovacionado por el público que, en su gran mayoría, promediaba los 40 años. Una de las cosas que no estuvo en el recital de Rosario, pero que sí pasó en el de La Plata, fue el pogo de pibas. Las chicas de “No me toques- Ni un paso atrás” estuvieron presentes, organizaron la previa de chicas que suele hacer su agrupación, pero eso no llegó al escenario en esta oportunidad y fue una pena.

Las pibas unidas por el derecho al pogo

“La última vez que tocamos en este estadio se armó lío entre los vecinos. Decían que temblaba todo. Como si hubiera «Elefantes Pogueando»”, recordó Chizzo, usando el nombre del tema que estaba a punto de interpretar, el recital del 2018 en el que muchos fueron los rosarinos que llamaron al 911 advirtiendo una especie de sismo en las inmediaciones del Parque Independencia.

Ya a la una y media de la mañana un chori o un agua (más allá de que había puestos de hidratación) valían oro. “La lluvia podría largarse un poco más fuerte”, se escuchaba en las colas tupidas, pero bastante tranquilas que se armaron para salir del estadio. La caminata de regreso cruzaba el parque y Avenida Pellegrini en la que muchos autos, habiendo estado o no en el concierto, amenizaban con temas de la banda sosteniendo un poco más la energía de uno de los shows más grandes que tuvo la ciudad en los últimos años.

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