Andrés Kogan Valderrama*
La campaña de desprestigio y de rechazo contra las normas aprobadas de parte del pleno de la Convención Constitucional en Chile, no solo aumenta cada día que pasa, sino que está instalando un discurso muy peligroso, a solo meses del plebiscito de salida.
La idea de que la nueva propuesta de constitución que se está escribiendo, no es muy distinta a la creada en 1980, ya que sería igual de excluyente, sectaria y hecha por un pequeño grupo de fanáticos encapsulados ideológicamente, solo busca deslegitimar el proceso más democrático que nunca haya tenido Chile en su historia.
Desde organizaciones como el Centro de Estudios Públicos (CEP), El Mercurio, CADEM, La Tercera, Radio Bio Bio, Amarillos por Chile, Pauta, Ex-Ante, y de personajes como Carlos Peña, Aldo Mascareño, Mario Waissbluth, Tomás Mosciatti, Leónidas Montes, Cristian Bofill, Pablo Ortúzar, Cristóbal Bellolio, Cristian Warnken, entre otros, están en una cruzada, que se presenta como liberal y dialogante, pero que en la práctica es profundamente antidemocrática, al intentar boicotear el proceso de cualquier forma.
La insistencia de instalar la idea de que no sería una constitución de todas y todos los chilenos
No es casualidad que todos ellos, como buenos voceros de la elite intelectual y mediática actual y defensora del modelo de país de los últimos 30 años, crean en la tesis de una fiebre identitaria de ciertos grupos por sobre otros, para explicar el proceso político actual en Chile, como si sus planteamientos no estuvieran situados también desde algún lugar ideológico determinado.
Es decir, presentan su discurso político sobre la Convención como algo universal, racional, equilibrado, democrático y desde un no lugar, para así cuestionar e inferiorizar otras miradas sobre el país igualmente válidas y que por primera vez están siendo consideradas.
No debiera sorprender por tanto, que señalen que lo que se está aprobando en el borrador constitucional sólo son demandas específicas y agendas propias de algunos. Instalando así la idea de que no sería una constitución de todas y todos los chilenos, sino el resultado de una cooptación de parte de una izquierda radical, irracional, culturalista, deconstruccionista, premoderna y decolonial que quiere dividir y destruir Chile.
Incluso han llegado al extremo de decir que normas como Plurinacionalidad, Derechos de la Naturaleza, Estado Regional, Derechos Sexuales y Reproductivos, Neurodiversidad, Derechos a los Animales (no humanos), Derecho a los Cuidados, son solo agendas individualistas, en donde algunos solo quieren una revancha política.
En consecuencia, es una elite que se para desde una supuesta neutralidad, sentido común y desde lo que piensa la gente, lo cual no solo es deshonesto políticamente, sino que esconde un autoritarismo feroz, ya que el diálogo que predican termina siendo delimitado desde un discurso único desde arriba, que se cree dueño de la verdad.
La descarada campaña del rechazo anticipada que está realizando la elite contra la Convención
Por eso que sería bueno usar la misma retórica de ellos y hablar también de la cuestión identitaria, pero de la elite en Chile, la cual históricamente, a diferencia de buena parte de quienes integran la Convención Constitucional, han defendido privilegios de algunos grupos por sobre otros (de clase, raciales, territoriales, de género, sexuales), creando un Estado para unos pocos solamente.
Quizás sería más honesto de parte de ellos, asumir una posición e identidad política explícitamente, y dejar de vendernos la idea de que ellos serían los salvadores de un proceso supuestamente totalitario, del cual no habría que esperar nada bueno.
Lamentablemente, aquello no ocurrirá y seguramente seguirán difamando la Convención para que se rechace la propuesta constitucional y fracase un proceso político inédito en Chile, al que parecen querer cerrarlo como sea.
Por si fuera poco, ante un hipotético escenario de triunfo del rechazo, ellos saben perfectamente que sería inviable mantener la constitución de 1980, por lo que la opción de una tercera vía, en donde se incluya una tercera opción en la papeleta del plebiscito, sería una salida a este apocalipsis constitucional que ven.
No obstante, para el pesar de esta elite intelectual y mediática encerrada en sí misma y que busca dejar las cosas como están, ni siquiera el reciente informe de la Comisión de Venecia sobre el trabajo de la Convención Constitucional, a pedido del senado de Chile, les dio la razón en lo que cuestionan.
Muy por el contrario, la Comisión de Venecia valoró aspectos como el pluralismo jurídico y el Estado Regional en la nueva propuesta de constitución de Chile y no recomendó lo de la tercera vía, señalando que “cambiar estas normas supondría el riesgo de violar el principio de seguridad jurídica” (1), lo que deja en evidencia la descarada campaña del rechazo anticipada que está realizando esta elite contra la Convención.
1:https://www.venice.coe.int/webforms/documents/?pdf=CDL-AD(2022)004-spa
*Sociólogo. Diplomado en Educación para el Desarrollo Sustentable. Magíster en Comunicación y Cultura Contemporánea. Integrante de Comité Científico de Revista Iberoamérica Social. Director del Observatorio Plurinacional de Aguas www.oplas.org