Cristina Fernández de Kirchner se comunicó por teléfono con Daniel Scioli, tras la reunión del consejo nacional del PJ realizada en La Plata, y ambos mostraron su conformidad por el encuentro que revalidó los pergaminos de esa alianza estratégica en términos electorales entre presidenta y gobernador.
El documento de apoyo al modelo y a la reelección de Cristina que salió de allí sirvió como dato, más que nunca y como si faltaran evidencias, de que la jefa del Estado pugnará por su reelección.
También refleja que tomó el camino reeleccionista su participación directa en la formación de listas en todos y cada uno de los distritos en donde haya elecciones de turno, en este año con un calendario electoral interminable.
Una mujer en retirada, posiblemente, se mostraría desentendida de estos temas y se respiraría con intensidad el clima de fin de ciclo que se vaticinaba hace poco más de seis meses.
Eso sí, pide en forma expresa que en cada boleta haya integrantes de La Cámpora en lugares expectantes, con el argumento de la necesidad de avanzar en la renovación de la política.
El gobernador bonaerense también escuchó el mismo pedido y de hecho resultó muy significativo que varios integrantes de la agrupación de la juventud kirchnerista la haya brindado el apoyo explícito en la provincia, a pesar de sus diferencias de siempre.
“Hoy, Scioli está muy fortalecido políticamente”, dijo un funcionario muy cercano a él, en un alto en la visita a la ciudad de Corrientes para visitar a su amigo el intendente Carlos Mauricio Camau Espínola.
Considera que se ha vuelto a revitalizar la alianza con la Presidenta, a pesar de los cortocircuitos históricos y de los cantos de sirena salidos de varios de los popes del poder económico para que pegue el salto a la presidencial.
Pero, esta cercanía con los Kirchner le ha permitido, más allá de los tiras y aflojes, de llegar en ocho años al lugar donde está y convertirse, hoy por hoy, en uno de los candidatos naturales del PJ para el 2015.
Claro que no fueron todas luces en la casa de Scioli el jueves pasado, ya que el líder de la CGT, Hugo Moyano, concurrió en su carácter de vicepresidente del Consejo del PJ, pero su participación fue escasa o nula.
Horas antes, reunió al consejo directivo de la CGT para dar una demostración de fuerza y además consensuar declaraciones que dejaron dudas sobre la relación con la Rosada.
“Hay que profundizar el modelo para que alcance a los vastos sectores que aún no se beneficiaron”, dijo el vocero cegetista Juan Carlos Schmid, en una frase que deja la entretela de cuentas pendientes antes que de acuerdos futuros.
El siempre “fundamentalista” kirchnerista dentro de la CGT Julio Piumato había expresado con bronca: “Nos llaman cuando nos necesitan”, en alusión a la poca predisposición dentro del ala política partidaria de ceder importantes lugares a los gremios.
Muy lejos del tercio que pidió Moyano, cuando desempolvó la vieja teoría peronista sobre la porción que le corresponderían dentro de las listas.
La cuerda en tensión con Moyano también dejaría en evidencia trazos de la campaña electoral de Cristina, con vistas a captar una parte del renuente voto de la clase media.
Si bien este alejamiento puede ser circunstancial porque nadie en el partido dominante piensa en desafiar por completo a la CGT, se sabe que la presidenta suele apoyarse a veces en esa estructural gremial, otras en el PJ bonaerense y otra en los transversales.
Hace dos meses, Cristina y los estrategas de la Rosada le dieron un aire impensado a Martín Sabbatella para que conforme una colectora en Buenos Aires, con el fin de aglutinar el voto del pregresismo bonaerense que no comulga con Scioli.
Aquella irrupción en la geografía política preocupó a varios intendentes que temieron por su pérdida de poder en los distritos.
Hoy, la opción Sabbatella perdió el aire que salía de la Rosada y se desinfló en las encuestas. Sólo sigue siendo una importante preocupación en Morón, donde fue intendente y los partidos de la zona de influencia.
Otro dato que limó las asperezas en el determinante aparato peronista de Buenos Aires resultó la decisión de Sergio Massa de no presentar colectora que entorpezca el camino del actual mandatario bonaerense.
Claro que los dos se ubicaron ya en la línea de largada para las Presidenciales de dentro de cuatro años.
Una de las ideas fuerza que parten de la mesa chica presidencial es que si realmente Cristina se presenta y al final gana por un margen respetable el triunfo será de ella y no dejará cuentas por pagar a nadie.
Sin embargo, la estrategia puede dejar más de un herido que puede pasar alguna factura durante el próximos periodo de gobierno.
Basta con repetir otra de las frases expresadas por los dirigentes de la CGT que puede tener una doble lectura de advertencia: “Vamos a estudiar cómo es la evolución de todas las variables económicas que han sostenido el modelo”.
Por otra parte, la elección de Daniel Filmus como candidato a jefe de Gobierno porteño por el kirchnerismo se encuentra atada a un supuesto acuerdo tácito con “Pino” Solanas para una segunda vuelta en el distrito.
En la presidenta y su estrecho círculo íntimo de colaborados primó el criterio de que Filmus podría lograr el apoyo de Proyecto Sur en ese hipotético balotaje para vencer a Mauricio Macri.
Y claro está que, con el mismo objetivo, que el kirchnerismo apoye al cineasta en caso de llegarse a esa instancia.
Mientras tanto, un ciertamente desilusionado Amado Boudou podría lograr un premio mayor en las elecciones de octubre y hasta se lo nombra como candidato a vicepresidente.
No obstante, se considero que su techo de votantes en Capital podía ser mucho más bajo que el de Filmus por su origen ucedeísta, que espantaría por izquierda, y los efectos de la inflación por otro que corroe los ingresos de muchos.