Una de las primeras consideraciones que tenemos que hacer sobre las votaciones en Capital y Santa Fe es acerca de la revalorización de la política. Según este enfoque, en el período encabezado por Néstor Kirchner amplios sectores de la sociedad habían “regresado” a la política, descubriendo un nuevo sentido en la ciudadanía.
Evidentemente este fenómeno tiene un límite porque lo sucedido desnuda un voto desideologizado cuyo significado está enraizado con los postulados de los 90 y para esto no existen recetas mágicas… El holandés B. Espinoza decía que “en política no hay que llorar ni reír, sólo comprender”.
Los medios masivos de comunicación indudablemente juegan un rol, pero no parece absoluto identificar esta gravitación en la voluntad del electorado.
Acaso no permanecen referencias en una sociedad –marcadamente– individualista, que desea un gobierno lejos de sus bolsillos, donde la política no regule sus expectativas económicas, que ha generado instituciones y puesto en los tres poderes del Estado personas que representan estos intereses y sectores (caso el bloque ruralista).
Para eso hace falta disponer de una estrategia comunicacional capaz de “entrar” en amplios sectores populares, no basta contar con medios o instrumentos, lo necesario es una estrategia más allá de los anuncios. En Santa Fe, Miguel del Sel recorrió localidades y barriadas a la vieja usanza, estableciendo un ida y vuelta cuya potencia no debería ser ignorada por los asesores de imagen o los responsables de campaña.
Nuevamente el resultado de Santa Fe arroja datos interesantes. Carlos Reutemann jugó sus cartas antes de la votación influyendo en el ánimo del votante rural, en sentido contrario a lo resuelto democráticamente en la interna. Allí hay una cuestión indefinida, una mirada distinta sobre el desarrollo del país y también una “agachada”. ¿Bajo qué construcción política se corrige? ¿De qué forma las bases del peronismo santafesino se reubican en el escenario provincial y nacional?
A la vista de las mediciones acerca de las elecciones generales de octubre todo parece indicar que Cristina Fernández de Kirchner tiene la preferencia del electorado nacional. La pregunta es: ¿eso basta para consolidar el actual modelo y abordar los temas pendientes?
Hasta ahora el debate está restringido a generalidades porque hace rato que no hay discusión en cuanto a plataformas, metodologías, capacidades, etcétera, lo cual nos advierte sobre el déficit deliberativo al interior de los partidos políticos.
Secretario general Sipedyb y miembro consejo directivo CGT nacional