Prendas de vestir rotas y con marcas de quemadas; el pantalón de jean doblado dentro de la mochila; el enigma del documento de identidad y las dos líneas telefónicas que alguien pretendió obtener tras el hallazgo del cadáver, son algunas de las incógnitas que mantienen los investigadores del caso por la muerte de Facundo Astudillo Castro, que logró un impulso en las últimas horas tras un allanamiento en una dependencia policial.
A casi 10 meses del día que Facundo salió de su casa de Pedro Luro en plena cuarentena por la pandemia del coronavirus, los fiscales Andrés Heim y Horacio Azzolín aguardan una serie de resultados de peritajes claves para avanzar en la hipótesis de la «desaparición forzada seguida de muerte» del joven de 22 años.
El hallazgo de más de 30 rastros que fueron levantados en un allanamiento en el destacamento policial de Teniente Origone el jueves último, entre ellos restos de una suela de zapatillas y una piedra que podría ser «turmalina», dio un nuevo impulso a la causa, que ahora pareciera apuntar definitivamente a la pista de una presunta participación de efectivos de la bonaerense en el hecho.
Por eso, los fiscales esperan con ansiedad respuestas científicas respecto a distintos elementos secuestrados en el marco de la investigación.
Uno de ellos apunta a precisar qué ocurrió con la mochila que pertenecía a Facundo y que fue hallada en el mismo cangrejal en el que fue encontrado su cadáver, pero unos días después y a 3 kilómetros de distancia, dentro de la cual se encontraron algunas prendas de vestir del joven que estaban rotas y con marcas de quemadas con algún tipo de ácido.
Esa ropa en mal estado está siendo sometida a una técnica especial a cargo del Cuerpo de Investigadores Judiciales (CIJ) del Ministerio Público de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Además, dentro de la mochila fue encontrado el pantalón de jean que llevaba puesto Facundo cuando fue fotografiado por los policías Gabriel Sosa y Jana Curruhinca el mismo día de su desaparición.
«Estaba doblado y guardado. ¿Cuándo se lo sacó? ¿Por qué?», se preguntó el investigador consultado, quien dijo que también «fue llamativo» que «dentro de la mochila estuviera la gorra, cuando Facundo era un joven que siempre iba con su gorra puesta».
Según la web institucional fiscales.gob.ar, «en el interior de la mochila había otras prendas de vestir de la víctima (nunca fue hallada su campera ni el cuello polar que siempre utilizaba), cuyos daños están siendo analizados por la Gendarmería Nacional Argentina».
También se hallaban los dos teléfonos celulares que pertenecían a Facundo, sus auriculares y su cargador, como así también la licencia de conducir y una tarjeta de crédito, entre otras pertenencias.
Sin embargo, no fue encontrado el Documento Nacional de Identidad (DNI) de Facundo, que sí tenía cuando fue detenido por los policías Sosa y Curruhinca en la ruta 3 a la altura de Mayor Buratovich y hasta fue fotografiado por ellos.
Para los investigadores, la desaparición del DNI es un enigma aún no resuelto, a lo que se agrega que apenas unas horas después del hallazgo del cadáver de Facundo, alguien utilizó los datos de su documento para habilitar dos líneas de teléfono a su nombre.
Otro de los peritajes cuyos resultados aguardan los investigadores está relacionado a los dos teléfonos celulares de Facundo que se hallaban en el bolsillo delantero de su mochila.
Ese peritaje fue encargado a la Dirección General de Investigaciones y Apoyo Tecnológico a la Investigación Penal (DATIP) del Ministerio Público, cuyos expertos confían en que podrán extraer información de importancia para la causa, pese a que ambos aparatos estaban en muy malas condiciones ya que habían sufrido el efecto del agua durante casi tres meses meses.
Los fiscales también dispusieron una serie de diligencias sobre la zona del estuario de Bahía Blanca en el que fue hallado el cadáver de Facundo, como la medición de sus mareas, la obtención de partes meteorológicos de la zona, relevamientos con drones, fotos satelitales de alta definición y un recorrido por el lugar.
Estas medidas corren de manera paralela a las que fueron realizadas el último jueves con el allanamiento dispuesto en el destacamento policial de Teniente Origone, donde se levantaron más de 30 rastros que ahora deberán ser analizados científicamente.
Los investigadores intentan determinar si allí fue alojado en algún momento Facundo, antes de morir.
En la causa, los cuatro policías mencionados por la querella como sospechosos de la «desaparición forzada seguida de muerte» de Facundo (Sosa, Curruhuinca, Siomara Flores y Alberto González) entregaron en las últimas horas sus teléfonos celulares, tal como le había exigido la semana pasada la Cámara Federal de Apelaciones de Bahía Blanca, y designaron un abogado defensor, algo que hasta ahora habían evitado.
Si bien existe una imputación sobre ellos y un pedido de indagatoria del anterior fiscal del caso Santiago Ulpiano Martínez (que fue rechazado por la jueza Marrón en septiembre del año pasado), ninguno de los policías declaró en el marco de la investigación, algo que podría modificarse si la Justicia obtiene resultados de peritajes que los involucre en los próximos días.