Hasta no hace mucho la actividad social, cultural, familiar y deportiva giraba principalmente en torno de los clubes de barrio. Actualmente, hay clubes de barrio que están siendo recuperados, que están volviendo a tener vida, que están recobrando ese color que habían perdido. El Club Social y Deportivo El Luchador, ubicado en Lima 1300 y fundado en 1932, empezó con una biblioteca popular en un sótano. Berta Rodríguez es consejera del Presupuesto Participativo del distrito Oeste y desde hace tres años presenta un proyecto para que los adultos mayores tengan becas para practicar natación en el mismo lugar que hace 80 años arrancaba con la modesta idea de prestar libros a los vecinos del lugar.
Berta nació en Rosario y tiempo después se fue a vivir a Buenos Aires, durante casi veinte años, donde trabajaba en una fábrica de máquinas de coser y volvió a la cuna de la Bandera, para cuidar a su madre, que estaba enferma. “Cuando llegué a Rosario hice un reemplazo como cocinera en el comedor de una escuela; la directora me había comentado que se inauguraba otro, y me recomendó. Desde 1980 hasta que me jubilé estuve trabajando en la escuela Pablo Pizzurno Nº 773”, cuenta la consejera, con aires de nostalgia.
“Pasó una combi del distrito por el barrio, invitándonos a los vecinos para concurrir a la reunión, fui por curiosa y me votaron para que fuera consejera”; así describe Berta su comienzo en el distrito.
Berta pensaba que hacía mucho tiempo que iba a natación, y cuando esperaba el colectivo para ir a la clase, los vecinos le preguntaban dónde iba y todos le contestaban que les gustaría ir porque el médico se los había recomendado, pero no podían por problemas económicos. Y así salió el proyecto.
La consejera explica que desde el día que el médico le recomendó ese deporte y lo pudo ingresar como si fuera un gasto de medicamentos todos los meses. Y para no perder la costumbre, todos los años va a la peatonal Córdoba a juntar votos, a repartir folletos y no sólo sale a la calle, sino que también se hace escuchar en las Fiesta de las Colectividades.
Las clases de natación se dictan los martes y jueves y se dividen en dos grupos, el primero a las 14 y el que le sigue, a las 15. Son 30 mujeres de más de 60 años, que dos veces por semana chapotean, aprenden y se divierten en el agua.
“El primer año gané el proyecto con 150 votos, al siguiente con 500 y esperemos ganarlo nuevamente”, relata entusiasmada la consejera.
“Como proyecto para el verano, la profesora de natación, Anahí, nos quiere llevar a una colonia; nos va a conseguir un colectivo para que nos lleve y nos traiga. Anahí nos tiene paciencia; antes no sabía nadar y ahora hago de todo. Hasta me preguntaron cómo hice para tener la cola más levantada”, remata Berta.