No hubo acto formal de inauguración, sino que simplemente quitaron la cerca que la rodeaba y quedó a la vista la “nueva” plaza San Martín, ubicada en la manzana de las calles Santa Fe, Córdoba, Moreno y Dorrego. Al espacio público le hicieron un “lifting” bajo el plan municipal Rosario Más Linda, con una inversión de 17 millones de pesos.
El día acompañó, el sol no se escondió y durante toda la tarde cientos de chicos, no tan chicos, y grandes –la mayoría con sus mascotas– disfrutaron de la nueva cara de la plaza.
Un cartel ubicado en la esquina de Córdoba y Dorrego anuncia la denominación de la plaza, las luminarias lucen de color dorado con grandes faroles blancos de estilo, los bancos barnizados de color roble, rosas que bordean las cuatro esquinas de la plaza y un piso totalmente renovado con baldosas chiquitas.
Federico y Joel concurren casi todos los días a la plaza. Ambos tienen 19 años y la diferencia que notaron fue la de los mosaicos y los bancos. “No cambió mucho. Lo que estaban destruidos eran los bancos, que ahora están mucho mejor. La plaza está más prolija. De todas maneras, también habría que invertir en pavimentación en los barrios, soy de Fisherton y falta mucho por hacer”, soltó el joven ante este diario.
Florencia tiene 21 años y está con dos amigos: Virginia y Tomás. Se sentaron en el césped a disfrutar de una cerveza con papas fritas. Los chicos viven por la zona y tienen a la plaza como punto de referencia para el encuentro. “Me gustan los cambios, pero no hay mucha diferencia. Cambiaron los bancos y hay un poco más de verde para aprovechar”, describió Florencia.
Irma vive a tres cuadras y todas las tardes va a pasear su caniche Batuque. “Hace años que vivo por acá y vengo a la plaza. Ahora la veo más ordenada y linda: hay más pasto y las baldosas están impecables, me gusta mucho cómo quedó. Ojalá que se conserve así, que la cuidemos todos”, subrayó la mujer.
Cristian, en tanto, es el papá de Martina y cuando sale de la escuela la lleva un rato a la plaza para que juegue. “No quedó mal, está linda, pero faltan juegos para los chicos y tendrían que haber hecho un lugar específico para los animales. Pusieron nuevos plantines y baldosas nuevas. Faltan bebederos. Lo único que espero es que se mantenga”, sostuvo el joven papá.
Entre otro grupo de chicos que disfrutaba de la plaza estaban Bautista, Leandro y Guillermo, que antes de entrar al colegio se juntaron allí para escuchar un poco de música, charlar y jugar a la pelota. “La plaza no estaba en mal estado, no cambió mucho. Pero nosotros teníamos muchas ganas de volver porque es nuestro lugar de encuentro”, aclaró Bautista.
Héctor tiene 75 años, vive en un geriátrico de la zona y todas las tardes va a pasar un rato a la plaza. “Está linda, hay más iluminación por la noche, los faroles están pintados, pusieron rosas. Estoy muy contento. Realmente extrañaba venir a sentarme aquí; cuando no podía venir porque estaban en obras, miraba desde el balcón cómo trabajaban”, resaltó el hombre.
La reconversión
Según el proyecto anunciado por la Intendencia se renovó el mobiliario urbano y se construyeron rampas accesibles en las esquinas. A su vez se llevaron adelante trabajos de jardinería y se incorporó un nuevo sistema de riego. Además, se remodeló la iluminación y se reubicó el mástil.
Los trabajos estuvieron a cargo de la Unión Transitoria de Empresas compuesta por Del Sol SRL y Dyscon SA, con un presupuesto oficial de 17.230.530 pesos. El tradicional y emblemático parque público fue el primer paso de la puesta en valor del casco céntrico rosarino.
El programa Rosario Más Linda se presentó en julio del año pasado para revitalizar un área que “concentra recorridos urbanos de alto impacto patrimonial”.
Volvió un olvidado: el placero
Una figura que parecía olvidada, volvió a escena con la nueva plaza San Martín. Iván Calopa tiene 33 años y es el cuidador del espacio, cuya función es que “todos” cuiden la plaza. Su horario laboral es de lunes a viernes de 8 a 18.
A Calopa, que tiene tres hijos de entre 9 y 5 años, se lo ve contento recorriendo y cuidando el espacio verde en su primer día de trabajo. Su mirada está puesta en los cuatro puntos cardinales de la plaza. “Tengo que cuidar que no rompan las plantas ni los árboles, que la gente levante la caca de sus perros. Si se rompe una planta o un caño, tengo que avisar para que lo arreglen o lo repongan”, especificó.
“Si se arma alguna pelea, tengo que tratar de mediar; pero en caso de que no pueda y se me vaya de las manos, avisaré a la GUM o a Control Urbano”, explicó.
Según el cuidador, la plaza se encuentra mejor que antes. “Ahora está más iluminada, más linda. Espero que se mantenga, así la podemos disfrutar todos”, concluyó el flamante placero.