La Asociación Amigos del Arte funciona desde el 3 de agosto de 1944 y, desde 1961, en una antigua casa de calle 3 de Febrero 755. Ella cobijó hasta hace poco importantes obras de arte, y fue lugar para el encuentro de artistas plásticos, obras de teatro, reuniones y otras actividades que fueron disminuyendo con los años. Los socios que aún resisten le reprochan responsabilidades por el declive a la actual comisión directiva de la institución, que asumió en 2018. Este jueves comenzó a materializarse de manera irreversible esa muerte anunciada: empezó la demolición del edificio. Un grupo de ciudadanos autoconvocados trata, en paralelo, de buscar otro sitio para resguardar el patrimonio artístico desamparado.
No hay cartel que anuncie la demolición, pero este jueves la fachada de la casa amaneció tapada con chapas. Hay hombres trabajando y un futuro desalentador para los amigos del arte: donde estaban las obras, se levantará un edificio de departamentos y, eso sí, un espacio para una sala de teatro que no alcanzará, dicen quienes se oponen la piqueta, para cubrir todas las actividades que en su origen tuvo la Asociación.
Las obras de arte que, en principio, pueden tener un destino transitorio en el Museo Castagnino, son 104. Es lo que figura en el inventario pedido por la comisión directiva y firmado ante escribana pública. Los autoconvocados dudan de esa cifra, que estiman menor a la real.
“Son, sobre todo, pinturas con un gran valor patrimonial y cultural a nivel nacional. También hay un piano de media cola canadiense –sólo quedan seis de su tipo en el mundo–. Antes había esculturas, porque fue uno de los salones más prestigiosos de la ciudad”, lamentó el artista Edgardo Juárez ante la consulta de El Ciudadano.
Juárez señaló que habló con el director del Museo Castagnino para albergar las obras de arte que estaban en 3 de Febrero al 700.
Para el artista rosarino, el principio del fin de la Asociación de Amigos del Arte fue la asunción de la actual comisión directiva. Apunta en particular a decisiones que derivaron en el alejamiento de socios. “Sacaron al cobrador de la calle, y hoy sólo tienen 22 socios”, cuantificó.
“He pasado mi vida en la Asociación, participé de charlas, fui a ver obras de artes, toda la comunidad artística de mi generación está consternada”, describió el estado de ánimo del colectivo que integra.
“Lo que reclamamos es transparencia. En una reunión que tuvimos junto a concejales y la comisión directiva pedimos los planos –de las obras– y no los entregaron”, agregó Juárez para apuntalar su desconfianza.
Mensaje de Facebook de la Comisión Directiva
Las autoridades del la Asociación de Amigos del Arte negaron los cuestionamientos. La demolición está justificada porque el edificio presenta peligro de derrumbe, argumentaron a través de su página de la red social Facebook.
Sostienen que las obras volverán a 3 de Febrero 755, ya reconstruido, en el lapso de un año y medio.
Un lugar lleno de historia
La Asociación Amigos del Arte Rosario se creó el 3 de agosto de 1944 con el objetivo de fomentar todas las actividades culturales. Su primer presidente fue Juan Trillas. Entre los asociados pioneros se contaron Alberto Muzzio y Maria Antonia Amuchástegui Vila. En 1950 obtuvieron la personería jurídica.
Una década después, y gracias a un préstamo otorgado por el Fondo Nacional de las Artes, la entidad compró la casa ahora con destino de escombros. La acondicionó con sala de conciertos y de exposición y sumó actividades.
Entre los autores que pasaron con disertaciones o exposiciones por 3 de Febrero al 700 sobresalen nada menos que Jorge Luis Borges, el paraguayo Augusto Roa Bastos o Jorge Romero Brest, referente de las vanguardias que florecieron al cobijo del mítico Instituto Di Tella.