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La Selección Argentina y su mente colectiva

Di María, la carta de un equipo joven que encuentra en su desempeño como extremo, no solo el talento de sus cualidades, sino la felicidad de pertenecer a un grupo que festeja verlo bien y victorioso

Por Gustavo Grazioli – Especial para El Ciudadano

Argentina dio los créditos necesarios para seguir creyendo en un grupo que piensa colectivamente y escribe sus proezas desde el protagonismo de 11 jugadores que ocupan el terreno de juego. En el último partido ante Perú, el equipo no contó con Lionel Messi, pero sí con la presencia de Giovani Lo Celso, Lautaro Martínez y Ángel Di María como capitán – su decimotercera vez con la cinta y en todas ganó –, uno de los jugadores más asistidores del equipo, y superó la prueba, una vez más, de que la suma de todas las partes está por encima de las individualidades.

El planteo de Lionel Scaloni está sólido tácticamente y el juego se fortalece en la posesión de pelota (75 % de tenencia frente a Perú). Son los rivales los que sienten la presión de tener que quitársela. La cantidad de toques antes de un gol no solo es un detalle estadístico para colorear los titulares de las notas, también es parte de un ADN que se construye mediante la paciencia y la versatilidad de sus intérpretes. A la hora de generar espacios, el equipo fluye en una cadencia de movimientos y el último pase, el que se filtra entre las líneas – ver los goles ante Canadá o el primero ante la Blanquirroja – irrumpe la armonía de cualquier bloque defensivo.

“Todo lo que estamos viviendo es positivo, más teniendo esta clase de jugadores y el hambre que tenemos de seguir queriendo ganar cosas. Eso se ve, en cada partido y en cada entrenamiento. Los niveles son cada vez más altos, estamos en el camino correcto. Arrancamos por el camino correcto, entonces lo que se vio es positivo”, sintetizó Lo Celso después del partido debut de Copa América frente a Canadá. «Con esta camiseta es imposible relajarte. Más ahora. Este equipo viene de ganar cosas muy importantes y no se relaja nunca”, fue otro de los aportes que hizo el jugador rosarino, uno de los que Scaloni mantuvo desde que inició su ciclo en 2018.

La Albiceleste ahora se prepara para los cuartos de final frente a Ecuador y la sensación que arbitra el análisis, más que hacer fuerza para buscar aspectos positivos, se deshace en elogios y asume una línea de responsabilidad ante un conjunto que tiene la necesidad de cuidar lo que se consiguió hasta este momento, a fuerza de trabajo y con el acento puesto en la motivación de que las piezas continúen funcionales a un proyecto de fútbol.

«Es un equipo muy difícil porque tiene a los mejores jugadores del mundo. Juegan en un muy alto nivel. Han hecho un grupo muy sólido y tienen una idea muy clara. A pesar de haber ganado sigue teniendo hambre. De 15 partidos mantuvieron el arco en cero en 13», explicó Félix Sánchez Bas, actual entrenador de Ecuador, al describir a la Selección de Scaloni.

«Desde antes de arrancar la Copa venimos haciendo las cosas muy bien. Ya viene un camino muy largo con este cuerpo técnico, que viene haciendo las cosas perfecto. Juegue uno o juegue otro, se ve que el equipo no se resiente y sigue de la misma manera y creo que lo importante es eso, cada vez que le toque jugar a uno, rendir y ponerle las cosas complicadas al entrenador», explicó el propio Di María tras la victoria 2 a 0 frente a los comandados por Jorge Fossati.

Aquí en Rosario

Esta victoria no solo selló la finalización de la primera instancia de Copa América con puntaje ideal y sin goles en contra, también es la confirmación del romance con Di María, la carta de un equipo joven que encuentra en su desempeño como extremo, no solo el talento de sus cualidades, sino la felicidad de pertenecer a un grupo que festeja verlo bien y victorioso. Tal vez, y parafraseando a Roberto Fontanarrosa cuando se propuso definir la amistad a través de un deseo para su hijo («Deseo que los amigos se pongan felices cuando lo vean venir. Esa, para mí, es la mejor definición de la amistad”), lo que suceda en este grupo con “Fideo” sea algo parecido a lo que decía el Negro y se pongan felices al verlo seguir en el equipo.

Por otra parte, el jugador surgido de las entrañas de la ciudad del monumento a la bandera tendrá su propio documental, «Ángel Di María: Romper la pared», con fecha de estreno para septiembre por la plataforma de la N y en estas horas al dejar de ser jugador del Benfica de Portugal, se barajan posibilidades de su futuro en el fútbol. Resuenan varios equipos, entre ellos el Inter de Miami, donde juegan Messi, Jordi Alba, Sergio Busquets y Luis Suárez. Pero el que siempre está presente para una posible vuelta es Rosario Central, el club de sus amores y donde empezó su camino como futbolista profesional. El pueblo Canalla sueña con esa posibilidad de verlo otra vez en el Gigante de Arroyito y el fútbol argentino también.

“La idea de volver siempre está. Jugué solamente 36 partidos en Central y no pude disfrutar. Me gustaría poder disfrutar, aunque sea un año de fútbol argentino y de Central”, dijo hace unos años en una entrevista en el programa El juego sagrado, conducido por Cecilio Flematti, en el que también estaba como una especie de co-conductor, Ezequiel Lavezzi, el ex jugador de Villa Gobernador Gálvez, quien también realizó parte de sus juveniles en el Canalla. Fideo sabe que Rosario siempre está cerca y por más que su vida todavía sea en países del exterior, en su pierna derecha lleva la huella de un territorio al que siempre desea volver: tiene tatuado el escudo de Central y el Monumental a la Bandera.

 

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