Fluminense lo hizo. El Flu, el otro equipo más importante de Río de Janeiro, logró su primera Copa Libertadores de América al derrotar en un partido súper emotivo a Boca por 2-1, que se definió en tiempo suplementario. El Maracaná se vistió de fiesta. Con ambas hinchadas que le pusieron color y calor a una final inolvidable para el Tricolor.
Boca hizo lo que pudo. Había llegada hasta el último partido gracias a las manos de Chiquito Romero, clave en las tres definiciones por penales. Pero esta vez no le alcanzó para dirimir el campeón desde los doce pasos. El Xeneize se mostró endeble en el primer tiempo, enjundioso en el complemento e impotente en el suplementario. Y esa variación desembocó en no poder ganar la séptima Copa Libertadores.
Arrancó mejor Fluminense, que se fue al descanso arriba de forma merecida. El Flu se adueñó de la pelota ante una llamativa pasividad de Boca, que eligió pararse de contra. Sin embargo, con esa fórmula casi abre el marcador, pero en la primera que tuvo Merential fue demasiado egoísta y en la otra Cavani pecó de generoso.
A los 35 minutos explotó la mitad del Maracaná. Samuel Xavier desbordó por derecha y asistió de manera perfecto a Germán Cano. El delantero, goleador del torneo, se sacó de encima a Advíncula y con un remate cruzado hizo esteril el intento de Chiquito Romero.
En el segundo tiempo se invirtieron los roles. Boca, obligado por el resultado, se adelantó unos metros y comenzó a manejar la pelota a traves de los Fernández: Equi y Pol. Fluminense decidió demasiado rápido acomodarse cerca del arquero Fabio y lo terminó pagando muy caro. Advíncula se atrevió con un remate de zurda y el empate xeneize se escuchó de Río a La Boca.
El tanto del empate planchó el partido. Los equipos no arriesgaron demasiado. Los técnicos comenzaron a meter mano en el equipo y el suplementario se veía cada más cerca.
En el tiempo extra Fluminense pudo meter el tiro preciso para luego gritar campeón. Cerca del final de la primera etapa suplementaria y tras varios toques al estilo fútbol playa, Jhon Kennedy, uno de los ingresados, metión golón desde afuera del área. Tan desmedido fue el festejo del delantero que el árbitro Roldán le mostró la segunda amarilla.
Esa situación podía favorecer a Boca ya que muchos jugadores del Flu mostraban cierto cansancio. Pero Fabra, de manera muy tonta, vio la roja antes que termine el primer tiempo suplementario. El colombiano le metió un cachetazo a Nino, el VAR le informó a Roldán y echó al defensor xeneize.
Los últimos quince minutos se jugaron en el campo de Fluminense. Boca, agobiado por el resultado, fue como pudo. Un remate de Taborda que controló Fabio, varios centros que nunca encontraron las cabezas de Benedetto o Valdez (improvisado nueve por Almirón) demostraron la falta de ideas que tuvo el Xeneize para, al menos, definir al campeón desde los doce pasos.
El Tricolor se sacó las ganas y festejó su primera Libertadores en su casa y ante su gente. Boca deberá esperar un año más para lograr la séptima tan buscada. Claro que para eso primero deberá clasificar a la próxima edición. Y para eso cuenta dos caminos: en la tabla general o a través de la Copa Argentina.