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La serie «Día Cero», con Robert De Niro, llegó a Netflix en un momento complejo de la política estadounidense

La anunciada producción en tono de thriller pone en tensión, en tiempos de posverdad, la historia de un expresidente que tiene que descubrir el misterio detrás de un devastador ciberataque que asola al país mientras se enfrenta a sus propios demonios

El nuevo y muy esperado thriller político Día Cero (Zero Day) aterrizó en Netflix en las últimas horas en un momento de particular división política en Estados Unidos de la mano de estrellas como Robert De Niro, cuyo personaje tiene que descubrir el misterio detrás de un devastador ciberataque que asola a ese país mientras se enfrenta a sus propios demonios.

Los creadores de la serie, Eric Newman (conocido por Narcos y Griselda, entre otras) y Noah Oppenheim (expresidente de la cadena de televisión NBC News), pusieron en la mira sus «preocupaciones sobre la relación, como nación, con la verdad, y cómo funciona la verdad subjetiva en esta era de la posverdad, que es uno de los mayores males de esta sociedad actualmente», según expresaron en una entrevista que publica la agencia española de noticias EFE.

«Nos dirigimos a verdades mutuamente excluyentes que tienen que coexistir porque hay un grupo que cree una cosa y otro grupo que cree otra y ninguno va a cambiar de opinión», apuntó Newman.

Como premisa, tomaron un reportaje que había publicado The New York Times sobre una persona que estaba en el centro de una investigación de importancia nacional y que «estaba perdiendo la cabeza: el mecanismo por el que puede diferenciar lo que es verdad y lo que no le estaba fallando».

Robert De Niro, que también es productor de la serie, asume el papel protagónico de un expresidente de Estados Unidos que vuelve de entre las sombras para liderar la investigación sobre el ciberataque en cuestión al mismo tiempo que tiene que lidiar con los fantasmas de su vida pasada, mientras se plantean cuestiones como la moralidad, la veracidad y el poder de la tecnología.

En este contexto, Angela Basset interpreta a la actual mandataria y asegura que tomó como referencia a varias activistas políticas negras del pasado y del presente. Entre ellas, señala la trayectoria de Shirley Chisholm como «una gran inspiración», puesto que fue la primera mujer afroamericana que se presentó a las elecciones presidenciales.
«Empezamos a rodar esto antes de que Kamala Harris se presentara a la presidencia, así que la tuve como modelo de vicepresidenta, de lo que es estar en ese espacio de liderazgo», añadió Basset.

La premiada actriz, que ha interpretado a otros personajes de mujeres negras poderosas en el pasado, aseguró sentirse «muy orgullosa de pasar tiempo en sus zapatos (los del personaje) y en sus power suits (trajes elegantes), en su oficina detrás de su gran escritorio en el Despacho del Salón Oval».

Tiempos complejos

En tiempos de división política en Estados Unidos, la serie parece abordar temas de tremenda actualidad, aunque los creadores insisten en que la empezaron a escribir hace muchos años y que entonces los plantearon de forma especulativa, pero reconoce que «son temas que se han hecho más potentes con el paso del tiempo».

Oppenheim señaló que aunque los temas son atemporales en muchos sentidos, la serie se estrena en un momento en el que están en el foco cuestiones muy relevantes: «Los temas son hasta dónde está dispuesta a llegar la gente si cree que está actuando por el bien del país, cuánta libertad está dispuesta a ceder si tienen miedo, o la relación entre la tecnología, hasta las grandes empresas y el gobierno».

Lizzy Caplan, que interpreta a la congresista e hija de De Niro en la serie, coincidió con que esta ha llegado en un momento de polarización del país, pero espera que la realidad que refleja no disuada a la gente de verla.