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“La sexualidad en los adultos mayores es un tema oculto”

El psiquiatra Enrique Rozitchner sostuvo que la sexualidad en la tercera edad se “tolera” más en las personas famosas.

La sexualidad en los adultos mayores sigue siendo un tema oculto y cuando aparece se lo ve como una transgresión o perversión, concluyó el psiquiatra y psicoanalista Enrique Rozitchner luego de un extenso trabajo de campo que sintetizó en su reciente libro La vejez no pensada.

“Desde hace un tiempo se habla de sexualidad durante todo el curso de la vida, sin limitarlo al tema de la genitalidad, esto es lo que se conoce como la sexualidad ampliada”, explicó a Télam Rozitchner, quien durante años trabajó en psicogeriatría del Hospital Italiano. Y continuó: “Hoy la sexualidad es un derecho y ya no se limita al ámbito procreativo, sin embargo sigue siendo un tema oculto en los mayores, no se ha estudiado cómo cambia y cómo coexisten distintas sexualidades”.

Según el especialista “la sexualidad en los adultos mayores está más reprimida, más oculta, es como una sexualidad transgresora, se les ‘tolera’ a las personas más famosas, pero a nivel de la población común se tapa, o no se quiere ver”.

Sin embargo, Rozitchner observó que “cada vez son más las personas dispuestas a vivir su sexualidad con plenitud hasta el último momento de sus vidas”.

“Además, el envejecimiento poblacional hizo que las parejas pasen más años juntos y se animen a separarse a edades avanzadas. Esto hace que aparezcan mujeres u hombres de 60 o 70 años, por ejemplo, que recién comienzan con una pareja y entonces se abre un espacio a una sexualidad más aceptada, con menos dificultades y prejuicios”, sostuvo.

Con una vasta experiencia en el ámbito hospitalario y también en el consultorio, el psiquiatra aseguró que “hay un rechazo de los psicoterapeutas a trabajar con adultos mayores y a pensar en estos temas porque están dominados por estos prejuicios”.

Rozitchner detalló que el prejuicio de la inexistencia de la sexualidad de las personas de la tercera edad lleva a los especialistas a “ignorar o no indagar cuando una persona mayor expresa que tiene inhibida su sexualidad, lo cual es un tremendo error porque si este mismo tema es abordado por un joven seguramente el psicólogo ofrezca posibilidades de tratamiento”.

“Otro prejuicio en el que se cae frecuentemente es el de asociar vejez con enfermedad, si bien es un tema sobre el que ya venimos trabajando hace mucho, es un concepto que no puede obviarse porque no ha sido superado”, apuntó.

Más allá de la mirada de la sociedad, el especialista explicó que este prejuicio actúa sobre el adulto mayor como una “profecía autocumplida”.

“Una persona cuando pierde el trabajo y deja de tener una función social se enferma, ahí se puede ver qué es el ‘enfermar’, y es una exclusión fundamental del sujeto. Una persona que ha sido descalificada o excluida no se puede pensar a sí o pensar su propia vejez y eso hace que te enfermes”, describió.

El especialista también mencionó que “hay un conflicto en la actualidad en el campo de la medicina donde, por un lado gracias a la tecnología hay una sobrevida extendida, pero por el otro se induce a generar o corroborar ciertas expectativas que terminan por ser exclusivas”.

“Es decir, hay toda a una industria montada sobre la idea de que el viejo es quien más medicamentos consume, entonces –dijo–, aquí se determina que un sujeto va a poder vivir más en tanto esté enfermo y consuma medicamentos”.

Al volver sobre las prácticas de su campo, expresó que “la psicoterapia no está promocionada para adultos mayores, no hay suficientes equipos disciplinarios, y un ejemplo de esto es que la cátedra de Adultos Mayores es optativa en la Facultad de Psicología”.

“Sin embargo habilitar canales para la psicoterapia es un buen recurso para poder pensar la vida hasta el último minuto –advirtió–. Esta posibilidad de retomar la autonomía del pensamiento es lo más humano que tiene el hombre”.

Al indagar sobre los caminos para poder revertir estos prejuicios, el especialista sostuvo que “hay que hacer más trabajo comunitario y grupal”.

“Los terapeutas solemos quedar muy encerrados en un modelo de diván, en los consultorios individuales pero esto hay que dejarlo para casos especiales”, sostuvo.

Dentro del trabajo comunitario, consideró que la existencia de talleres para adultos mayores, una práctica ampliamente difundida en la actualidad, “son fundamentales porque es en estos lugares donde las personas comienzan a trabajar sobre estos temas y empieza a habilitarse un espacio para su envejecimiento”.

Rozitchner también destacó la importancia de realizar talleres de preparación cuando todavía no se es ‘mayor’: “Si uno lo ve desde el psicodinamismo, la vejez es un lugar al que uno puede acceder imaginariamente, así como uno se imagina en pareja o con hijos, aunque no esté con nadie ni sea madre o padre”.

También consideró importante “la revalorización de los recursos con que cuentan los adultos mayores” lo que implicaría “dar oportunidades de trabajo pero desde otro lugar, no sacándoles las jubilaciones, sino redefinir el tema del trabajo”.

Finalmente, destacó la importancia de “fomentar la autogestión porque uno ve que cuando se da el espacio los adultos mayores toman iniciativas que estaban dormidas y ponen en funcionamiento sus recursos”.

El libro La vejez no pensada. Teoría y Clínica Psicoanalítica”, sobre el cual el autor trabajó durante cuatro años, será presentado el miércoles 15 de agosto a las 21 en la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), ubicada en Rodríguez Peña 1674, Buenos Aires.

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