Una sociedad del afecto donde el otro sea verdaderamente importante, donde el sentido del diálogo entre lo poético y lo político se vuelva real, donde reine la empatía, la solidaridad y la patria del presente sea siempre la patria de la infancia. El bello, utópico y revolucionario imaginario desplegado y profuso de María de los Ángeles Chiqui González, abogada, docente, directora de teatro y primera ministra de Cultura de la provincia de Santa Fe, entre muchas otras cosas, es el que busca revelar el documental La sociedad del afecto, película que la tiene a Chiqui González y a toda su obra como gran protagonista y que, bajo la dirección de las realizadoras Alejandra Marino y Marcela Marcolini, se conocerá este jueves 1° de agosto, a partir de las 20, en una función especial en el Cine Público El Cairo, donde seguirá en cartel, por el momento, durante todo ese fin de semana.
“Nuestra infancia nos construye como personas. La sociedad del afecto encuentra a María de los Ángeles Chiqui González en su historia como mujer creadora, en épocas oscuras y luminosas. Descubrimos sus ideas y trabajos para propiciar el juego de niños y niñas que reparan corazones, archivan sus miedos, se sumergen en viajes y binomios fantásticos. Hombres y mujeres se unen a la tarea acunando su propia infancia, «la del niño pez que crece en el agua y despierta terrestre para soñarse pájaro»», adelantan las creadoras que se abismaron a la compleja tarea de retratar lo que, en ciernes, Chiqui Gonzáles representa para las infancias, el teatro y la cultura en general.
“¿Es posible un revolucionario cambio social a través de la distribución del afecto?”. Esa es una de las preguntas con las que Chiqui González abre la mirada a lo fantástico hecho realidad. Con ella como protagonista, participan del documental Cristian Marchesi, Gachi Roldán, Cristian Cabruja, Gustavo Guirado, Roberto Moyano, Ricardo Arias, Piero Arsanto, Pablo Razuk, Pablo Palavecino, Luis Machín, Marita Vitta, Alejandra Zambrini, Jorgelina Lope Lo Celso, Violeta Vazquez, Paula Fierro, Silvia Rizzati, Livia Martini, Fabiana Smith, Andrea Castagno, Andrea Garbosa, Daniela Gomez, Piero Arsanto, Leandro Ferraro, Marcel Arsanto, Carolina Balparda y Paola Cocconi.
“Creemos que merece conocerse el recorrido de María de los Ángeles Chiqui González en su multiplicidad –sumaron Marino y Marcolini–; una persona que logró transformar edificios deshabitados en espacios públicos para el juego de infancias, con dispositivos lúdicos, máquinas de volar de Da Vinci y construcciones para pensar con las manos. Una abogada que defendió detenidos durante la última dictadura cívico-militar, creadora de un teatro que revolucionó la escena de Rosario, docente de cine en la FADU, en la Escuela de Cine de San Antonio de los Baños, doctora Honoris Causa en la Universidad de Irlanda y de Rosario. Destacamos las bases con las que creó el Tríptico de la Infancia: «Quienes juegan pueden inventar realidades, y quienes puedan inventar realidades no serán dominados y podrán decidir sobre sus vidas»”.
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Desplegar mundos
“Creo que el enorme trabajo que debimos enfrentar como realizadoras, el más grande, tuvo que ver con el recorte; en ese sentido, más allá de que el recorrido de Chiqui González es conocido y valorado, seguramente serán sorprendentes algunas cosas que creo que aún no se vieron de ella. De todos modos, el mayor desafío estuvo allí, en la edición: cómo cortar un discurso tan rico y tan vasto, porque cuando Chiqui se pone a hablar, te lleva a viajar por todos los mundos. Igualmente, creo que logramos agrupar conceptos que son muy importantes en relación con lo que representa su obra”, contó a modo de presentación del material la realizadora Marcela Marcolini quien junto con Alejandra Marino encabezan un equipo como guionistas y directoras, que se completa con la dirección de fotografía de Christian Colace, también a cargo de las cámaras junto con Patricio Mollar, Victorino Parodi y Ana Balbi. El montaje estuvo a cargo de Jimena Zárate y Paz Macaya, la dirección de sonido es de Pablo Sala, el sonido directo de Jimena Chávez y Fernando Romero, la post imagen de Lucila Kesselman, la producción de Graciela Mazza, Noemí Fuhrer (La Pluma Producciones) y Pamela Carlino (productora en Rosario). El documental cuenta además con música original de Juan Martín Medina, animación o VFX de Moco Estudios, Ana Martín y Bela Tagliabue; y el maquillaje de Irene de Petris y Nieves Battistoni.
“Quiero aclarar que si bien Chiqui se brindó para la realización de este documental y lo hizo con mucho amor, debimos convencerla y no fue fácil, nos llevó un tiempo, dado que ella, a lo largo de los años, ha tenido muchas propuestas para hacer películas, pero siempre le rondaba la idea de que si aceptaba era como el fin, la muerte, como si filmar una película le robara el alma. La idea de este documental fue otra: lo vemos en el film terminado y esperamos que todos puedan verlo, porque aquí, si bien hablamos de ella porque de otro modo sería imposible, el gran protagonismo lo tienen sus ideas maravillosas. Le propusimos hablar de sus ideas, de sus conceptos que de hecho son una parte fundamental de su vida, sobre todo porque muchos de los conceptos la acompañan desde siempre, desde que tiene uso de razón. Es común escucharla decir que tal o cual cosa vienen con ella desde que tenía 6 años. Por eso decimos que vamos de paseo por esos momentos que irrumpieron en las entrevistas todo el tiempo en la memoria”, relató Marcolini.
Propiciar las metáforas
El concepto del documental parte de la idea de trabajar sobre eso que Chiqui relata pero que, al mismo tiempo, está visible, se puede ver y disfrutar en ciudades como Rosario o Santa Fe, como pasa con el Tríptico de la Infancia o La Redonda, respectivamente, entre otros espacios creativos y puntos de la provincia, a partir de gestiones que en lugar de cuestionar la cultura y considerarla “un gasto”, la vieron como una inversión en el tiempo y potenciaron y respetaron a una artista y gestora cultural referencial desde los primeros años 80 hasta el presente.
“Nos propusimos trabajar sobre estas ideas tan impactantes, tan hermosas, y nos preguntamos cómo fueron llevadas a la práctica, porque no es que quedan en el mundo de las ideas nada más, su obra se puede ver en Rosario o Santa Fe, por ejemplo; sus ideas son obras y están ahí, al alcance de todos, eso también es algo conceptual y genial. Chiqui González es la cultura como contenedora desde otro lugar, no solamente desde la formación, no solamente la cultura como eso que acompaña, divierte o entretiene, sino todo lo que se piensa alrededor de ella. Todo eso puede generar afecto en las personas y es de eso que habla la película; el afecto no como el «cariñito», sino tener presente a las personas desde el afecto que es también la inclusión desde las infancias, cómo y con qué herramientas hacés que se despliegue todo su potencial. Es enorme la diferencia en relación con las experiencias cuando te acercás a esos espacios que fueron pensados y gestados para chicos, para las infancias, frente a otros que fueron pensados sólo con la intención del consumo, porque allí no hay instancias lúdicas valiosas, no hay aprendizaje pero sobre todo, no hay metáforas”, expresó la realizadora.
Y sumó: “Un juego puede ayudarte a pensar acerca de los dolores de la vida. Chiqui González nos enseñó que desde el juego se pueden sanar tristezas. De repente estás tallando un corazón y lo colgás y en ese momento entendés que a partir de ese corazón podés forjar algo de tus propios sentimientos”.
Maestra en la escena
En el mismo sentido, Marcolini habló de algunos pasajes centrales del film como es el reencuentro de Chiqui González con algunos de los integrantes de la histórica Agrupación Filodramática Te Quisimos Con Locura, un espacio de creación artística gestado en la Escuela Provincial de Teatro y Títeres de Rosario sobre finales de los años 80 que se volvió un mito de la escena local y del que surgieron creadores referenciales de las escénicas rosarinas.
“Hay un momento de la película que es muy emotivo respecto de ese encuentro. Si había una cosa que sabíamos que no iba a quedar afuera respecto de esta historia, de este recorrido lleno de grandes momentos, es el teatro, porque Chiqui es una pionera en relación con toda una camada de artistas y creadores teatrales muy fuerte, es quien conceptualmente les dio las herramientas que necesitaban para llevarlas al teatro, los impregnó de metáforas, de formas poéticas que les sirvieron a todos para seguir creando y construyendo a lo largo de sus vidas. Muchos son grandes referentes, actores, actrices, docentes, realizadores; ella les acercó un conocimiento que los ayudó para que lo sigan transmitiendo. Hay en todos ellos una herencia teatral muy potente, algo muy innovador que ella supo enseñarles y que llega hasta el presente”, planteó la creadora acerca de lo basal de las experiencias escénicas de Chiqui González que son una marca en La sociedad del afecto.
Para agendar
La sociedad del afecto, película realizada con el apoyo del Incaa, se conocerá en Rosario, en carácter de preestreno, este jueves 1° de agosto, a las 20, en el Cine Público El Cairo (Santa Fe 1120). Allí mismo, previo a su estreno oficial en Buenos Aires del 21 de noviembre, tendrá otras pasadas: el viernes 2 a las 18, el sábado 3 a las 22.30, y el domingo 4 a las 20.30. https://elcairocinepublico.gob.ar/