“Siento un honor inimaginado, una sorpresa muy grande. Sobre todo desde el punto de vista de lo especial de la convocatoria en sí, donde se me solicitó el estreno de mis propias obras compuestas en el período de los meses de cuarentena. Además de lo importante que es la concientización social de las instituciones, en referencia a la inclusión y la reivindicación de los derechos LGBTQ+”, resaltó De Lima en una charla con la agencia de noticias Télam.
La artista, nacida hace 35 años en San Pablo, ingresó al coro estable como tenor, cuando tenía su identidad de varón, hacia 2011 devino en soprano, en 2013 empezó los trámites, el cambio de ropa, eligió su nombre y en 2014 obtuvo su nuevo DNI.
Actualmente, María forma parte del Coro Estable, compuso tres óperas, centenares de canciones, obras de cámara y sinfonías. Participó del 15° Concurso Internacional de Canto Monserrat Caballé en 2015 en Zaragoza, España, y ganó el segundo premio en el Primer Concurso Internacional de Canto Ópera Mendoza del año pasado.
Con esta propuesta que se verá por las redes del teatro a partir de las 21 de manera gratuita, el Colón se integra a La Semana del Orgullo BA para la promoción de los derechos del colectivo LGBTIQ+ que la Subsecretaría de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural de la Ciudad de Buenos Aires despliega hasta el sábado.
Con relación a cómo apareció «El Tiempo de lo Perdido op. 17- Semblanzas Sonoras de la Pandemia 2020» que estrenará en esa presentación, María repasó: «Esta obra será el momento culminante de la noche. El domingo 1° de noviembre al despertarme tuve el dictado en mi mente de más de veinte estrofas, que de manera poética narraban, apreciaban y reflexionaban sobre lo que hemos vivido con esta pandemia. Al día siguiente empecé a componer este ciclo de cinco canciones. Muy emocionada, por la honda carga emotiva, la crudeza y dramatismo de la música, el justo equilibrio de cada palabra. Se la dediqué al Teatro Colón mismo, y a las victimas de este virus que tanto daño ha hecho. Pronto las orquestaré y es mi deseo que se vuelvan a estrenar con público por alguna de las orquestas del Colón».
Al mismo tiempo, la artista reflexionó acerca de si cree que su historia personal y artística puede ser un buen estímulo para otras personas: «Absolutamente; creo que nuestra sociedad está avanzando poco a poco en cuanto a inclusión, abrazando con respeto a las disidencias. Que el Teatro Colón, a través de su empática dirección, me proporcione oportunidades como esta, da el ejemplo ante el mundo de que todos podemos, con amor y dedicación, lograr nuestros sueños, que todo tarde o temprano llega, si no se flaquea o se duda en el camino. Que las luchas también proporcionan victorias y que de lento pero constante, vamos siendo más humanos, más hermanos, unidos por un mundo diverso sin diferencias».
Y al mismo tiempo, la artista profundizó acerca de qué manera vivió su proceso de transición tanto en lo personal como lo artístico. «Fue complejo; algo frustrante de a momentos. Creía que nunca iban a tomarme en serio. Tuve momentos de cansancio y fastidio. Pero eso no hizo dejar de lado mis metas. Continué trabajando para mejorar mi voz de soprano. Para lograr un nivel de excelencia. Tenía una carrera como tenor que iba ascendiendo, y la transición fue un retroceso de algunos años en cuanto a lo profesional. Hoy puedo decir que voy haciendo un camino nuevo, nunca antes transitado por otro ser humano, ser parte de una gloriosa y tradicional institución y dentro de ella, visibilizar aquello quizás impensado», repasó.
En ese recorrido, María tuvo que luchar contra los prejuicios en el ambiente específico de la música académica. «Todo ambiente laboral es competitivo», dijo finalmente. Y cerró: «Si además es artístico esa competencia se vuelve enfermiza. Hay mucha frustración y mediocridad. Pero hago siempre caso omiso, no doy lugar a las criticas malvadas y al resentimiento. Sigo perfeccionándome día a día, como profesional y como persona. Deseo un mundo más comprensivo, más abierto a lo distinto, una sociedad que sepa apreciar cada cosa en su lugar, rescatando siempre lo positivo. El ambiente de la música académica atado a un bagaje cultural ancestral muy conservador, tiene aún una gran reticencia a nuevas expresiones, a nuevas maneras de plantear un camino artístico, pero está en nosotros no torcernos y seguir rectos en la concreción de nuestras metas e ideales. Nuestro ejemplo toma forma con hechos, con verdades, con realizaciones y con trabajo».