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La terrible Gripe Española y las semejanzas y diferencias con el Covid-19

Durante la Primera Guerra, y sobre todo en 1918, un virus causó millones de pérdidas en vidas humanas en todo el mundo. El comportamiento de los países más afectados, sobre todo en lo que hace a la falta de información y en el despliegue de tropas, mucho tuvo que ver con esos resultados

En 2018 se cumplieron 100 años de otra terrible pandemia que azotó al mundo, la conocida como Gripe Española, cuyos efectos fueron realmente devastadores y que a la luz de la aparición del Covid-19, cobran relieve las semejanzas y diferencias y sirve para pensar que no son pocos los factores que se repiten, en otro contexto, pero capaz de causar similares desastres sanitarios.

El nombre de “gripe española” no surgió porque su origen hubiera sido España, sino porque ese país había sido neutral durante la Primera Guerra y daba cuenta de las informaciones sobre el virus sin restricciones, que sí tenían los involucrados directamente.

Varias estadísticas coinciden en que un tercio de la población mundial se infectó con este virus; fueron alrededor de 500 millones de personas, y el número de muertes se estimó en 50 millones, datos que no serían oficiales ya que todavía no existían organismos como la OMS (Organización Mundial de la Salud).

Información: elemento clave

La pandemia fue tan grave que entre 1917 y 1918, la expectativa de vida en los Estados Unidos disminuyó en alrededor de 12 años, y fue de 36 años para los hombres y 42 para las mujeres.

Incluso murieron personas que no tenían ninguna patología previa, sobre todo de entre 20 y 40 años de edad, lo que fue poco común, porque se suponía que esa gripe, ya entonces conocida como influenza, afectaba principalmente a niños y ancianos.

Además de señalar que sigue siendo un misterio de dónde vino ese virus y por qué resultó tan grave y afectó mortalmente a personas jóvenes, uno de los estudios posteriores con más asidero sobre la Gripe Española sugiere que, al surgir en plena Primera Guerra, los espacios reducidos y cerrados y los movimientos masivos de tropas ayudaron a impulsar la propagación de la enfermedad.

También que en Estados Unidos y en otros países involucrados en la guerra no se informó sobre su gravedad y propagación, ya que a las autoridades les interesaba mantener la moral alta de las tropas y población y no soltaban información que afectara maniobras cruciales.

Es decir, nada de aislamiento y de prevención, recursos fundamentales a la hora de intentar frenar el desplazamiento del virus como se puede ver por estos días.

El mismo comportamiento necio de esos países durante la Primera Guerra es posible verlo ahora: por incompetencia, por negación o por adherir a los mandatos del Mercado soslayando la preservación de las vidas, países como Italia y España, Estados Unidos y Brasil son hoy donde el virus viene calando hondo.

 

Las hipótesis químicas

La Gripe Española tuvo tres etapas que dieron en llamarse olas: la primera no fue tan letal pero la segunda, que tiene fecha de inicio en septiembre de 1918, fue detectada en un campo de entrenamiento del ejército estadounidense y llegó a su punto máximo en Estados Unidos entre septiembre y noviembre con alrededor de 100 mil muertes.

La tercera y afortunadamente última ola surgió a principios de 1919 y causó más casos de enfermedad y muerte pero no llegó a ser tan mortal aunque dejó familias y comunidades diezmadas.

Sin que  nunca pudiera comprobarse fehacientemente, mucho se especuló acerca de que la Gripe Española fue producto de los experimentos relacionados con la “guerra química” con que los países en pugna intentaron obtener la victoria; con el descontrol que estas acciones hubieran tenido y que no tuvieron vuelta atrás.

Estados Unidos y Alemania fueron señalados como los que tenían laboratorios más avanzados para producir virus o bacterias mortales, tal como al principio del Covid-19, Donald Trump “aseguraba” que provenía de un experimento chino y otros desde el lado contrario especulaban con que se trataba de una maniobra de Estados Unidos para enfrentar el poderío del país asiático.

Puras hipótesis que vuelven a repetirse más de 100 años después, cuando el capitalismo ha atravesado varias fases en Occidente y la guerra sigue por otros medios.

Los médicos poco pudieron hacer con la Gripe Española y los métodos fueron desde el sangrado y la oxigenación hasta el compulsivo insumo de antigripales como las aspirinas.

Incluso algunos médicos se atrevieron a sugerir que la gente fumara más al pensar que la inhalación del humo mataría cualquier germen.

Cien años después

Una vez aplacada la pandemia, hubo una serie de papers científicos que cifraban los datos con los que se contaba e intentaban determinar el origen del virus tan mortal.

Algunos apuntaban a que muchas víctimas, que habían nacido entre 1880 y 1900 habían sido expuestas durante su infancia a otro virus, identificado como H3N8, que circulaba soterradamente entre la población y generaba un buen “caldo de cultivo” para la influenza, causada por el virus H1N1, que tuvo su forma estacional en todo el mundo durante los años siguientes representando una amenaza para la salud pública.

Más adelante se haría hincapié en que un reservorio de ese virus circulaba entre los animales, y especialmente las aves, pero hasta el momento no se tiene certeza acerca de si hubo intercambio de genes entre cepas humanas y cualquier habitante de ese reino.

Los virus de la influenza, del que se dice que el Covid-19 es una nueva variedad, y que tienen potencial pandémico se detectan por medio del sistema de respuesta y vigilancia de la influenza a nivel mundial que incluye a 114 estados miembros de la Organización Mundial de la Salud.

La División ayuda a monitorear y rastrear la actividad de influenza en todo el mundo, así como a preparar virus candidatos que puedan ser usados para fabricar las vacunas y monitorear e investigar la infección de seres humanos con virus que provienen de los animales.

Lo cierto es que pese a estos avances, que para su eficaz aplicación necesitarían un reordenamiento político-social mundial distinto al actual, hoy una nueva pandemia vuelve a hacer estragos y se ven más semejanzas que diferencias.

Y aunque hayan pasado cien años del azote de la Gripe Española, las teorías especulativas siguen navegando el mundo y los comportamientos de ciertos países se manifiestan despreciativos hacia la vida humana, como si estuvieran en guerra y persiguiesen alguna victoria. Hoy, como ayer, son los peores ciegos.

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