Por Claudio Mardones – Tiempo Argentino
Luego de dos intentos fallidos, mantenidos en reserva por el gobierno, este sábado el Correo Argentino realizó el simulacro nacional definitivo para poner a prueba el nuevo sistema de transmisión de datos que será utilizado en los escrutinios provisorios de las PASO del 11 de agosto, en las generales del 27 de octubre y en una eventual segunda vuelta. A diferencia de los últimos 20 años, donde fue realizado por la española Indra, esta vez quedó en manos de la empresa de capitales británicos, SmartMatic, que se quedó con la licitación internacional convocada por el Correo Argentino a fines del año pasado, con el objetivo de reformular el sistema de transmisión de los datos del conteo provisorio, que no tiene validez legal, pero sí un alto impacto político, porque de ese conteo surgirán los primeros resultados sobre el próximo presidente de la Nación.
Cerca de las 10 de la mañana de este sábado, el secretario de Asuntos Políticos del Ministerio del Interior, Adrián Pérez, buscó despejar las dudas que se acumularon durante las pruebas anteriores que no tuvieron resultados satisfactorios y que fueron ventiladas a la prensa a partir de la preocupación que compartieron los docentes involucrados en los ejercicios anteriores. El «colapso» total que registró una de esas pruebas puso a los apoderados de los partidos políticos en estado de alerta. Esta vez no hubo colapso y, según informó Pérez, entre las 9 de la mañana y las 14 «se habían transmitido con éxito 94.706 telegramas: 69.221 desde 9131 establecimientos de votación y el resto desde 1106 sucursales digitales de Correo Argentino».
La cifra es mucho mayor al tercio que logró ser transmitido hace tres semanas y que prefiguró un clima de intrigas a partir de la escasa información que aportó el gobierno ante las consultas de la prensa.
Sin embargo, detrás del optimismo que los voceros oficiales buscaron transmitir, el apoderado del PJ, Jorge Landau, aportó un primer balance sobre el desarrollo que verificaron los técnicos desplegados en las 24 provincias. «No estamos conformes con la demostración de hoy y estamos preparando un informe que comunicaremos durante la semana. En el centro de cómputos no pudieron certificar que los datos que van a procesar son fidedignos», anticipó Landau en referencia a un detalle que pasó inadvertido para muchos: si bien el nuevo mecanismo de transmisión implicó la instalación de miles de escáners en las escuelas para agilizar el envío de los datos hacia las sucursales, los técnicos verificaron que la pieza que llega no es el telegrama sino un formulario que reproduce la cantidad de datos provistos desde cada escuela.
El tema es minimizado por los voceros oficiales, pero podría tomar otra dimensión si el PJ formaliza sus cuestionamientos sobre la eficiencia de un escrutinio que depende íntegramente del Poder Ejecutivo Nacional y no de la Justicia Electoral, que luego realiza el conteo definitivo para proclamar al próximo jefe de Estado.
A pesar de los sobresaltos que afrontó el Ejecutivo desde diciembre, cuando convocó la nueva licitación, este sábado la Rosada completó la estrategia para introducir a SmartMatic en el negocio electoral argentino, dentro de una serie de cambios que comenzaron en 2016, con una ambiciosa reforma electoral lanzada por Macri para aplicar el sistema de Boleta Única Electrónica (BUE) en todo el país. El fracaso del proyecto en el Congreso por la ausencia de argumentos técnicos convincentes reordenó las expectativas para los grandes jugadores internacionales del negocio electoral. Desde la crisis de la reforma, las empresas se lanzaron al «menudeo», es decir, a sumar experiencia en cada territorio y ganar negocios colaterales, como es el caso de la transmisión de datos para el escrutinio provisorio, que SmartMatic le ganó a Indra, con una oferta de 17 millones de dólares, que sacó a la empresa de origen español de un escrutinio que manejó durante 20 años.
Pero detrás de la licitación evoluciona una trama de estrechas relaciones entre la empresa de origen venezolano y capitales británicos con el gobierno, especialmente a través del Jorge Born hijo. El heredero del fundador de Bunge & Born es reconocido, según confiaron a este diario tres fuentes dentro del ejecutivo, como el principal operador de SmartMatic. Un punto que fue anticipado por el periodista Hugo Alconada Mon en su libro La Raíz de todos los males, donde asegura que Born hijo fue uno de los aportantes de la campaña presidencial de Macri en 2015. A eso se suman los rastros reconstruidos por el periodista Diego Genoud, que reveló en el portal Letra P que la articulación operativa de la empresa con el estado corre por cuenta del actual secretario de Modernización y vicejefe de Gabinete, Andrés Ibarra, que goza de una relación muy estrecha Pablo Seralvo, uno de los gerentes de la empresa. Ibarra y Seralvo fueron compañeros en el Liceo Militar durante su más tierna juventud. En la actualidad uno está al frente del área que tiene al Correo Argentino bajo su órbita y el otro forma parte del tejido del managment de SmartMatic en su desembarco argentino, a la caza de los negocios colaterales hasta que llegue la pelea final por las Boleta Única Electrónica.
Tan importante es el botín de mediano plazo que Born no es ajeno al protocolo presidencial y mucho menos con la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, a quien conoce desde la adolescencia. Durante la visita del rey de España, Born se dejó ver en la mesa 6 de la cena de agasajo que ofreció Macri a la pareja real, donde además de la ministra Bullrich, de estrechísima relación con el empresario Mario Montoto, estaba el representante de Indra, Fernando Abril Martorell, que en esos días buscaba mantener con vida una licitación que finalmente ganó SmarMatic, que este sábado cerró con éxito un simulacro que tuvo que realizar tres veces, ante la tolerante e impasible mirada del gobierno.