Cuatro años, cuatro meses y una semana pasaron para que dos pares de hermanos fueran condenados a prisión perpetua por el denominado triple crimen de General Rodríguez, uno de los hechos policiales más resonantes ocurridos en los últimos años en Argentina, que destapó la existencia de un negocio ilegal y millonario vinculado al narcotráfico a través del tráfico y venta de efedrina. Pero si bien las manos ejecutoras de la matanza están condenadas y detenidas, aún resta atrapar y juzgar al supuesto autor ideológico, el empresario farmacéutico Ibar Pérez Corradi, que figura en la lista de Interpol como uno de los delincuentes más buscados del mundo.
Los empresarios farmacéuticos Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina fueron encontrados ejecutados a balazos en un descampado de General Rodríguez, al sur del gran Buenos Aiers, el 13 de agosto de 2008, seis días después de que sus familias los dieran por desaparecidos.
El lugar del hallazgo, el estado de los cuerpos y las redes de relaciones y negocios descubiertas alrededor de las víctimas orientaron la pesquisa hacia un asesinato de tinte mafioso, vinculado a la comercialización de medicamentos y organizaciones dedicadas al narcotráfico.
Para el fiscal que instruyó la causa y defendió hasta la condena su hipótesis del triple crimen, Juan Bidone, los hermanos Víctor y Marcelo Schillaci y los también hermanos Cristian y Martín Lanatta participaron en el hecho por orden de Ibar Pérez Corradi, un poderoso farmacéutico que supo que las víctimas planeaban robarle un negocio millonario de venta de efedrina a grupos narcos mexicanos.
Pérez Corradi está prófugo en esta causa desde marzo pasado, cuando se ordenó su arresto, y figura con “red note” (nota roja) en la página web de Interpol (www.interpol.int), como uno de los prófugos más buscados del mundo.
Para la Justicia, fue él quien pagó a los cuatro condenados el pasado jueves por el triple homicidio una abultada cifra para que cometieran los asesinatos de Forza, Ferrón y Bina, aunque los detalles del hecho, a pesar del juicio culminado, aún no pudieron establecerse con claridad.
Durante la pesquisa se supo que Forza, de 34 años; Ferrón, de 37, y Bina, de 34, se juntaron el 7 de agosto de 2008 en un hipermercado Walmart de la localidad de Sarandí, al sur del conurbano bonaerense, desde donde fueron trasladados a una casa de la calle Videla al 600 del partido de Quilmes, donde vivía Cristian Lanatta.
Para el fiscal, en esa casa los tres fueron ejecutados a tiros: primero Bina, después Ferrón y finalmente Forza. Luego, se presume, los cuerpos fueron dejados en algún sitio refrigerado hasta que los arrojaron en el descampado de General Rodríguez, donde el 13 de agosto de 2008 fueron encontrados.
Estos asesinatos dejaron al descubierto una compleja trama de empresas farmacéuticas, droguerías e importadores del rubro de los medicamentos vinculados a narcotráfico, en su mayoría mexicanos, que adquirían efedrina para emplear como base en la elaboración de cocaína.